El calendario del ausentismo en la Argentina
El cronograma electoral de este año comenzó el 13 de abril en Santa Fe, cuando se celebraron las PASO para las elecciones locales y los comicios para elegir convencionales constituyentes. El ausentismo fue record y sólo el 55,4% del padrón concurrió a votar.
El 18 de mayo la participación se desplomó en la Ciudad de Buenos Aires: 53,35%. Un detalle técnico fue el comentario obligado el día después de aquella votación. El porcentaje de participación de residentes en la Capital Federal que nacieron en el país fue del 61,7%, pero del padrón de residentes en la Ciudad que nacieron en el extranjero, que tiene autorización para votar pero no está obligado, la participación fue de 14,26%. En cualquier caso, la cifra está lejos de los números históricos.
Elecciones y razones
El politólogo Pablo Salinas citó al hartazgo de la sociedad y a la falta de renovación de la dirigencia política como algunos de los motivos que alimentan el ausentismo. En diálogo con Letra P en Radio 10, añadió un factor más que tiene bajo estudio. Encuentra un paralelismo entre la baja participación electoral y la altísima fragmentación en los partidos políticos.
«En las provincias donde existen partidos tradicionales con alguna vida, hay mayor participación en las urnas. Empiezo a encontrar cierta regularidad en esa relación», sostuvo respecto de una investigación en proceso. Puso de ejemplo a Formosa, una de las tres provincias al tope de la tabla 2025.
La democracia en su laberinto
Las apelaciones a la importancia de concurrir a las urnas y a la defensa de la democracia fueron una constante que atravesó a la mayoría de las fuerzas políticas que participaron este domingo en los comicios en Santa Fe. El tema pica alto en una dirigencia preocupada por la baja participación.
En una sociedad donde la mitad de la gente dice no llegar a fin de mes, mientras otro sector, minoritario, quema sus dólares en el altar de la aparente estabilidad de la economía, con índices de desigualdad crecientes, la democracia está bajo asedio. El discurso del presidente Javier Milei contra la dirigencia de todo pelaje ahonda la crisis.
Como se escribió en este medio cuando Milei aún era un candidato, «en estos 40 años de democracia, la política viene pateando para adelante una deuda que es una bola de nieve» y se añadía, para decirlo todo: «Con el concurso interesado de los poderes fácticos, sin lugar a dudas».
«El discurso de la casta cala hondo porque, por más que el dedo libertario esté sucio, la llaga está abierta», es cierto, pero las agachadas y torpezas de la dirigencia no pueden esconder que la era de la insatisfacción que vive en cada scroll y explota en el ágora efímero de las redes sociales es un pantano donde la democracia del siglo XX encuentra un hábitat hostil, ajeno, a veces inabordable.
Con sus debates interminables en el Congreso y sus intrincados reaseguros republicanos, pareciera que la democracia tiene tiempos que la sociedad no está muy dispuesta a esperar. Será cuestión de «no tirar el bebé junto con el agua sucia», como reza el citadísimo proverbio alemán.
Fuente: Letra P
