UN ANTES Y UN DESPUÉS, Una advertencia mayúscula para Milei

Argentina 15/03/2024.- El voto del Senado contra el decreto de necesidad y urgencia (DNU) 70/2023 marca un antes y un después en el modo en que se concibe la gobernabilidad en la Argentina de Javier Milei. Lo que ocurrió en la previa de la sesión; los humores y los comentarios en los pasillos del poder que suscitó su desarrollo; su resultado y, de modo delicado, el futuro de la relación entre el Presidente y Victoria Villarruel influirán en gran medida en el devenir del gobierno de ultraderecha que se ha dado la Argentina.

 

Milei y sus entornos –el más íntimo e incondicional y el que lo acompaña con una mezcla de oportunismo y temor– siguieron los acontecimientos de manera agónica. Esto pareció desmesurado porque lo ocurrido dice poco sobre lo que podría esperarse en la Cámara de Diputados, que viene de neutralizar, a gusto del Ejecutivo, una avanzada opositora en favor de los jubilados y cuyo voto adverso también sería necesario para la caída de la norma.

¿Por qué Milei magnificó una derrota esperable desde el vamos en la Cámara Alta, aunque sólo parcial a pesar de la inconstitucionalidad manifiesta del decreto –que no responde a ninguna necesidad y a ninguna urgencia– y al carácter impopular de la poda de derechos laborales y de todo tipo que establece?


Mensajes políticos

El mandatario ya sabe que, además de no poder contar con el Senado para gran cosa, desde el primer minuto del día de hoy parte de la ilusión de su poder se convirtió en calabaza. Esto es así porque quedó en evidencia el efecto limitado de la extorsión a la que somete cotidianamente a los gobernadores, así como el poder de estos para orientar los votos de todos los legisladores de sus respectivas provincias. Algo se ha roto en ese punto: los jugadores del póker ya saben que las cartas fuertes quedaron dentro del mazo.

Esto no es menor para un presidente que no tiene problemas en gobernar por decreto, con independencia de los méritos legales de sus normas, pero que se da a sí mismo un rol refundacional. Dar vuelta un país del modo en que él pretende hacerlo implica afectar derechos y perjudicar a sectores, algo que la firma solitaria encuentra difícil de conseguir cuando el humor social amenaza con tornarse adverso.

Para no tener que hablar de la conversión de la carroza de sus amenazas en la calabaza de su impotencia, el jefe de Estado fingió demencia y, teléfono en mano, anticipó su próxima columna televisiva y volvió a embestir frenéticamente contra la casta –Martín Lousteau quedó en la mira más que nunca–, contra el Congreso y contra los gobernadores. En los corrillos, entre estos últimos Rolando FigueroaIgnacio Torres y Claudio Vidal encabezaban la fila de los réprobos.

Todos ellos deben ser rigoreados sin piedad y amenazados con la guerra para que el ejemplo de la rebeldía no cunda y para el DNU no naufrague en Diputados. Sin embargo, el objeto más interesante de su ira es la vicepresidenta.

Si la diatriba fue el primer paso, el segundo también será de manual: sobreactuar apego al ajuste fiscal para evitar baches en el mercado financiero.


Who’s that girl

El nuevo mejor alumno de La Libertad Avanza (LLA), José Luis Espert, fatigó medios amigos para explicar –sin que la patria republicana se escandalizara– que la ley y los reglamentos no interesan, que lo importante son los objetivos políticos, fácilmente vestibles a posteriori con un «taparrabos jurídico». Mientras eso ocurría, funcionarios más sensatos trataban de fundamentar –también de modo confuso– la exigencia de obstrucción, el Presidente destilaba hiel contra Villarruel y la trolera ponía a esta en la trituradora de las redes con el peor gusto posible, lo que logró la hazaña de que incluso sectores adversos a la apologista de la dictadura se apiadaran un poco de ella. La segunda magistrada de la república, en verdad, no tenía margen legal para evitar la sesión.
Cultor de la técnica rústica del puntinazo a la tribuna, Manuel Adorni dijo no explicarse porqué la totalidad de la prensa dio cuenta del estallido de la tirria entre el Presidente y su vice, pero las causas están claras: según cuenta Gabriela Pepe en Letra P, pasan por gestos mutuos de desconfianza, contactos oblicuos de la segunda con Mauricio Macri, la promesa y la marcha atrás de Milei de reservarle la definición de las políticas de seguridad y defensa, los roces por la elección de las autoridades partidarias en la cámara y hasta el likeo de un artículo internacional que la presentaba como «lista» para asumir el rol institucional que la historia presente. Y, claro, la saga reciente por las subas de las dietas.

Hace poco, desPertar había tratado algunos de esos hitos y enfatizado otros. Entre ellos, el enrolamiento de Villarruel en el ala dialoguista de la ultraderecha gobernante, sus gestos de seducción a las familias militares y policiales como forma de elaboración de una suerte de bolsonarismo criollo, y su enfrentamiento doctrinario con Patricia Bullrich y Luis Petri sobre el rol de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico.

Mientras estos, arribistas en lo que Villarruel consideraba su nicho de poder, pretenden ahora mismo sumarlas a través de un cambio legal, la vice –baqueana en ese terreno– capta el recelo de la oficialidad.

Este newsletter también mencionó ciertas diferencias doctrinarias difíciles de soslayar entre Milei y Villarruel. Por caso, Malvinas vale tan poco para el Presidente que ubicó al frente de la Cancillería a Diana Mondino, mientras que la vice es hija de un excombatiente. Además, mientras aquel batallaba para que la primera versión del proyecto de ley ómnibus conservara una agenda privatizadora radical, la titular del Senado paseaba por Río Negro y reivindicaba el rol de INVAP, no incluida en el texto pero afectada por la intención de enajenar ARSAT.


La altura del conflicto

Como se observa, sobran los motivos para el choque, al punto que Juan Rezzano se preguntó en Letra P si Victoria Villarruel ya es Julio Cobos.

La base está y el eventual estallido del fusionismo de tribus que ha conformado la nueva derecha argentina dependerá de si los flecos sueltos del plan económico terminan de delinear la crisis social tan temida.

Mientras eso no ocurra, ¿qué tendría de superador Villarruel respecto de Milei?

A falta de anclaje social –su perfil es el de un bolsonarismo por ahora sin pueblo ni un verdadero partido militar–, su valor no reside en lo que indiquen encuestas de imagen, sino en su rol de recambio. Villarruel sólo cobraría entidad si Milei cayera fatalmente en desgracia, cosa que ella se apresuró anoche a asegurar que no desea. Según dijo en un video que posteó, se mantiene leal y si hizo lo que hizo fue porque así lo manda la institucionalidad. Sutilmente, no hizo más que diferenciarse.

Hay que reconocer que el Presidente hace todo lo posible para invocar a los espíritus de la crisis. Es una verdadera máquina de hacer enemigos, desde los trabajadores y jubilados que sacrifica con su motosierra y su licuadora hasta los funcionarios que eyecta de mal modo, pasando por los gobernadores que aprieta a la luz del sol, los legisladores que denuesta y los aliados potenciales que ahuyenta.

En los últimos días, incluso, tocó por primera vez a sectores del Círculo Rojo empresarial, a los que amenazó con el cuchillo de la apertura importadora debido a su impotencia para poner en caja la inflación a la velocidad que necesita.


Conspiraciones en una política palaciega

Javier Milei escupe rayos contra «la casta», cuyo alcance, como se sabe, incluye únicamente a quienes lo enfrentan. Eso, escupir rayos, es su forma de construcción, que se basa oximorónicamente en la destrucción de figuras icónicas ante una sociedad que mira el espectáculo con un desinterés que crece en proporción directa con sus penurias cotidianas.
El paleolibertario podrá estar tranquilo mientras la ciudadanía responda de alguna manera a los pases de ilusión óptica que genera. Cuando eso ocurra en menor medida, la política terminará de escindirse del interés de la sociedad y se convertirá en una mueca de castas y de cuadros.

Milei negocia con los gobernadores para quebrar a los partidos políticos, cosa que le ha servido hasta ahora para meterse al PRO en el bolsillo y generar dudas enormes sobre su futuro electoral. También para convertir a la UCR en una entidad desgarrada y al filo de la división en el Congreso y, con todo eso, para sentenciar la muerte de Juntos por el Cambio.

En tanto, el peronismo suma el desgajamiento tucumano al cordobés, mientras otros actores se dividen entre quienes esperan los acontecimientos y quienes se abroquelan olvidando viejas reyertas.

El reloj ya cruzó la frontera de las 12 de la noche. El encantamiento se rompió y la carroza se convirtió en calabaza.

¿Cómo seguirá la vida?

Fuente:Letra P

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