«No negocio con comunistas» Milei apura la designación del embajador en China para recuperar la relación con Xi Jinping

Argentina 22/12/2023.- El elegido es el embajador ante Trinidad y Tobago, Marcelo Suárez Salvia. Fue el encargado de lidiar con el gigante asiático en el marco del G77 durante la presidencia de Cristina Kirchner. Otra mentira de campaña del ahora presidente de la nación.

l presidente Javier Milei apura la designación del diplomático Marcelo Suárez Salvia como embajador en China, en un intento de enfriar el vínculo con Xi Jinping. La elección del reemplazante de Sabino Vaca Narvaja ocurre en medio de una creciente tensión en la relación bilateral y la cautela del gobierno chino frente a algunas actitudes que tuvo el presidente argentino con quien es uno de los dos principales socios comerciales del país.

Mientras la canciller Diana Mondino ultima los detalles de la lista final de embajadores, todo indica que el abogado y diplomático de carrera será el encargado de limar asperezas entre los disímiles gobiernos de Buenos Aires y Beijing en los próximos cuatro años, confirmaron fuentes de Cancillería a PERFIL.

A lo largo de su carrera en el Servicio Exterior de la Nación, iniciada en 1997, el actual embajador en Trinidad y Tobago cumplió distintos roles según el gobierno de turno. Como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre 2009 y 2012 se desempeñó como director de Cooperación Multilateral; mientras que en 2017 fue designado jefe de Protocolo por el excanciller Jorge Faurie.

Embajador Marcelo Suárez Salvia
Marcelo Suárez Salvia ejerció como embajador ante Canadá en 2016, y en 2021 el presidente Alberto Fernández lo nombró embajador ante Trinidad y Tobago.

Experto en instituciones multilaterales enfocadas en asuntos económicos y sociales, Suárez Salvia ocupó cargos diplomáticos en distintas partes del mundo. Además de representar a Argentina ante la ONU, entre 2011 y 2012 coordinó la presidencia argentina del Grupo de los 77 y China, un grupo que reúne a los países del Sur Global de desarrollo intermedio.

Con el nombramiento de Suárez Silva, Milei busca recuperar la relación con China. El actual embajador en Trinidad y Tobago fue el principal canal con la delegación del gigante asiático durante su paso por el G77, cuando Cristina Kirchner comenzaba su segundo mandato como presidenta. A estos suma que es miembro del Comité de Expertos del Fondo Fiduciario Pérez-Guerrero para la Cooperación Sur-Sur dependiente de la ONU, y que surgió en el marco del ascenso de potencias de segundo orden, como China, en la década del ochenta.

La relación con China

En el incipiente esquema de política exterior del nuevo gobierno, China fue relegada en favor de la marcada preferencia por otras potencias, como Estados Unidos e Israel, en lo que parece ser un alineamiento propio de otra época. Tanto que pese a que todavía no está la lista definitiva, ya trascendieron los nombres de los confirmados en embajadas consideradas clave por el nuevo gobierno, como Gerardo Werthein en Estados Unidos; Daniel Scioli en Brasil; el rabino ultraortodoxo Axel Wahnish en Israel; o Sonia Cavallo a la OEA.

El giro diplomático se condijo con las demoras en la designación de las autoridades de algunas embajadas incluso de socios estratégicos como China, algo que no cayó nada bien en Beijing. En especial porque después de la partida de Sabino Vaca Narvaja, la representación argentina en ese país había quedado en manos de una funcionaria de un escalafón menor.

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Xi Jinping, por su parte, desde el minuto en que Milei ganó el balotaje mostró cautela, en línea con el feroz pragmatismo que caracteriza su visión de las relaciones internacionales. En especial ante los agravios que había propiciado Milei en su traje de candidato presidencial, una postura que fue refrendada por la portavoz de la Cancillería china en varias ocasiones. «Romper relaciones con Beijing sería un grave error», advirtió Mao Ning, portavoz de la cancillería china, ante el inminente ascenso del libertario.

Una vez que asumió Milei, recibió al enviado del presidente chino, un gesto conciliador del flamante presidente argentino que había amenazado anteriormente con romper relaciones diplomáticas con «países comunistas» como China, un país al que acusó de «asesinar» a sus ciudadanos. Días después, el presidente chino llamó a su embajador en el país, Wang Wei, solicitando un informe sobre el nuevo gobierno. Otro ruido en la relación fue la declinación precipitada de la invitación a adherirse a los BRICS y su Nuevo Banco de Desarrollo, que quedó en manos de Diana Mondino en la antesala a la asunción presidencial.

En el detrás de escena había otra motivación latente: destrabar el swap por 6.500 millones de dólares que había sido acordado por Sergio Massa y que podrían ser clave para el cumplimiento de los desembolsos al FMI pautados para enero de 2024. Para aceitar el vínculo bilateral, que resulta clave principalmente para las débiles finanzas argentinas, Milei deberá mostrar otro tipo de gestos hacia su homólogo chino, en especial en lo que respecta a los megaproyectos de empresas estatales chinas en Argentina que podrían verse afectadas por las reformas que impulsa Milei en materia de obra pública.

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