Mi primera sensación ante la oferta de Sebastián Atamaniuk de abrir un portal fue, “está loco, esto no va a funcionar”, pero él veía lo que venía y tuvo la grandeza de abrirme los ojos y mostrarme como se podía empezar de nuevo, aceptar el desafío y poner todo para armar la Licuadora y vivir, como lo hago hasta hoy, de un trabajo que me apasiona y espero no dejar por muchos años.
Era muy difícil aceptar que este proyecto pudiera generar ingresos, que subir noticias que le importaran a la gente tratando de trasladar a la computadora, lo que había aprendido en El Sureño y Provincia 23, en Debate y Opinión con Verónica De María en Canal 2 de Tv Fuego, la conducción del Noticiero en Canal 13 y todas las radios por las que pasé, para todos y cada uno de ellos mi eterno agradecimiento por la posibilidad de aprender y lograr coberturas como la Reunión del MERCOSUR en Ushuaia o la Jura de la Constitución de 1994 en el Palacio San José, en Entre Ríos, que todo eso fuera posible de trasportar a la pantalla de una computadora y que además atrajera a lectores, cuando las redes sociales no estaban en los planes de nadie.
Además, como iba a convencer a los auspiciantes que este era un producto que valía la pena apoyar, que iba a crecer y con el tiempo se iba a convertir en uno de los mayores avances de la historia. Solo había un portal en ese momento www.19640.com en Ushuaia, en Rio Grande no había otros y si había disculpas por no recordarlo.
Pero lo más importante de esto fue que ya no había jefe, que no había horarios y no había control sobre lo que publicaba, la responsabilidad era toda mía, el riesgo todo mío, la perdida y la ganancia también, pero la libertad no tenia y no tiene precio.
Fui a ver en primer lugar a quienes podían apoyar con publicidad el emprendimiento y todos ellos estuvieron ahí, algunos ni lo dudaron, otros querían saber de qué se trataba y algunos de ellos aún siguen acompañándonos después de 20 años, como Antonio Cellentano, Diego Navarro, Miguel Casielles, Jorge Sevillano cuando estaba en su agencia, la Cooperativa Eléctrica, el municipio de Rio Grande, en todas sus gestiones, menos la de Jorge Martin durante 6 años, los gobiernos provinciales, menos Carlos Manfredotti quien me dijo que en sus cuatro de gestión no iba a poner un peso y así lo hizo y Fabiana Rios a quien le pedí personalmente que no colocara pauta porque había una amistad y no me pareció ético, la Municipalidad de Tolhuín, la Municipalidad de Ushuaia. Durante la gestión de Jorge Garramuño y de Federico Sciurano, antes nunca había solicitado esa pauta. Al actual gobierno provincial, la legislatura, el municipio de Rio Grande y a los integrantes de instituciones del estado que han entendido la importancia de decir las cosas como son y no aplaudir todo, ni cuestionar todo sin fundamento, por aceptar la crítica, o el desacuerdo cuando firmo mis editoriales. Eso se agradece y se respeta.
Tuve que invertir, arriesgarme a evolucionar, a cambiar formatos, calidad de fotos, orden de las notas, la diagramación, ver más allá, que era lo que venia, que cosas iban cambiando y cambiar al ritmo de la realidad sin perder el objetivo, sin dejar de lado principios, ni normas, se lo mas imparcial posible aun a costo de publicidades, defender las buenas ideas sin importar de donde vinieran, generar interés en quienes no habían leído una noticia antes en una computadora, todo fue hacia adelante, todo impulsaba a seguir y ni aun en las peores épocas se me cruzó por la cabeza dejar de hacer esto.
Pero bueno fueron muchísimos los que apoyaron esta idea que hace 20 años atrás era toda una locura, pero más loco era la forma en que trabajaba en ese momento, hacer notas en la radio, llegar a mi casa desgravar, subir la foto desde un diskette, que usaban las cámaras Mavika un invento de Kodak que era una revolución tecnológica, no existía el pendrive, ni las cámaras con tarjeta para descargar a la computadora, pero fue un aprender todo de nuevo, fue tirarse al vacío y esperar el golpe, pero no, pasaron 20 años de aciertos y errores, muchos de ambos, pero aprendí por sobre todas las cosas el respeto por el otro, a respetar a las personas más allá del cargo, no violentar la vida privada de nadie, aprendí que poner la firma en cada editorial era valorado por quienes quieren saber quién está detrás de ese portal, que piensa, y que hace, aprendí a no hacer periodismo de periodistas, a citar la fuente siempre cuando tomo notas de otro medio, a no revelar jamás una fuente informativa.
Aprendí a no sobornar, a no cobrar para hacer daño, a no hablar de lo que no se, a no negociar nada y tratar de ser lo más objetivo, imparcial y plural posible, no ha sido fácil, y seguramente no lo será en el futuro. Pero podemos mostrar un antes y un después, nuestro archivo, que nos demuestra que siempre hemos estado del mismo lado, que no publicamos nada para quedar bien con nadie, es mejor no leernos a que esperen que sigamos un libreto, que sabemos a quién dirigimos el mensaje y estas dos décadas no se han recorrido en vano, todo valió la pena, cada momento, cada ataque desde el anonimato, cada silencio de un funcionario sin respuestas, cada cambio de personalidad al pisar la alfombra de un despacho, cada saludo en la calle, cada felicitación y cada desplante, todo nos ayudó a crecer.
Somos la historia viva de la política y la economía de esta provincia, sabemos de dónde venimos y todos y cada uno de quienes hoy detentan el poder saben quiénes somos y cuáles son nuestros límites, soy testigo de la provincialización, participe de ese proceso, fui testigo de la jura de la Constitución reformada y hay por ahí más de 10 mil ejemplares distribuidos en las escuelas de toda la provincia que tiene mi editorial y mi firma, un orgullo para mí y un agradecimiento para Oscar Gonzales y Mario Ferreira por esa oportunidad.
Mi padre siempre me decía que “uno jamás deja de aprender”, por eso también esto me hizo capacitarme, hacer más de 30 cursos, dos de ellos en el Diario Perfil, sobre Periodismo Digital y Comunicación institucional, fui también quien hizo un informe de 23 páginas para el Diario Provincia 23 sobre la compra de una destilería en Canadá, estuve presente cuando Nelson Mandela llegó al Aeropuerto de Ushuaia para asistir a la reunión del MERCOSUR de la que también participaron Carlos Menem y sus pares del Brasil Fernando Henrique Cardoso; de Paraguay, Carlos Wasmosy; de Chile, Eduardo Frei; de Bolivia, Hugo Bánzer; y del Uruguay, Julio Sanguinetti en 1998.
No es poco, ni mucho, es un breve relato de lo mucho que ha pasado a lo largo de todo este tiempo y no tengo más que agradecimientos, para los lectores, para los auspiciantes, a mis hijos, a mi esposa –Lore-, y a todos los que de una manera u otra fueron parte de este proyecto que sigue en pie, que es mi razón de estar aquí y donde espero continuar, con la esperanza de seguir disfrutando de esta libertad y del respeto de quienes hoy apoyan económicamente este trabajo, porque sin ellos no sería posible. Todos han estado en las buenas y en las malas y quizá por eso es que seguimos aquí, porque solos no lo hubiéramos logrado.
No somos ni mejores ni peores, somos diferentes, ustedes sabrán porque, pero es así.
Muchísimas gracias a todos por estos 20 años, les estoy eternamente agradecido.
Armando Cabral.