Las muertes no son todas iguales señor presidente

Uno a veces, se busca problemas cuando no los tiene, ni los necesita, por esas cosas del trabajo vivo escuchando radios, y escucho casi todas, (algunas ni a palos) y por esas cosas mientras escribía puse en Internet Radio 10 y casi me muero. Allí en lo que para mi es la cueva de la derechaza mas recalcitrante, González Oro y Feiman ponían toda la carne al asador para llevar a la hoguera a los responsables del crimen de Las Heras y con eso alcanza y sobra.

Escucharlos a estos tipos diciendo, en el caso de Feinman, “esto seria un caso Kosteki Santillán pero al revés”, o a Gonzáles Oro pidiéndole a los gritos a Aníbal Fernández, “encuéntrelos por favor señor ministro” cosa que obviamente en el caso de la masacre del puente Puyrredon ninguno de los dos reclamo, fue muy impresionante.
Y como si todo esto fuera poco, el presidente diciendo hoy por la mañana, “todas las muertes son iguales”, fue la frutilla de la torta.
No señor presidente, no todas las muertes son iguales, no es lo mismo morir por formar parte del terrorismo de estado, que en una barricada por defender un derecho.
No es lo mismo ser secuestrado, torturado y tirado desde un avión, que morir en cumplimiento del deber como ha ocurrido con los muchos policías.
No es lo mismo morir a manos del poder corrupto como le ocurrió a Maria Soledad Morales.
No se puede hablar de derechos humanos porque usted que conoce muy bien este tema sabe que los derechos humanos se reclaman cuando las muertes las producen desde el estado como ocurrió en los gobiernos de facto, como ocurrió en Ushuaia durante la represión de la Semana Santa de 1995.
No es lo mismo la muerte de un policía, que quizás como en este caso jamás haya participado de un acto represivo, pero no se puede desconocer la virulencia de esta fuerza, como ocurrió en el Hospital de Rio Grande en 2001, palos, gases y balas de goma dentro de un nosocomio.
Las muertes de cientos de personas en el conurbano bonaerense que jamás se aclararon.
Aquí tenemos un caso testigo, Oscar Voulliez, que aun espera que se conozca a su asesino y no son pocos los que sospechan de una interna policial o como se dice en la jerga popular “una pasada de rosca”.
Podría citar miles de casos donde la policía por el solo hecho de portar un arma, un uniforme se “pasa de rosca”, le paso a un amigo dentro del famoso furgón 101 lo esposaron, le tiraron gas en los ojos y lo molieron a palos.
Ya se, no son todos, vale la aclaración, pero lamentablemente es así, en todo el país se han denunciado casos de muertes que involucran a la policía.
Ahora bien ni se me ocurre justificar la muerte de este oficial en la pequeña localidad de Las Heras, pero tampoco se puede emparejar como hijo de carrero. Un muerto es un muerto y nos llena de dolor, de espanto, de impotencia e indignación, pero nunca podríamos decir que todas las muertes son iguales.
No, no es así este crimen debe aclararse, el asesino debe ser juzgado, y condenado pero también todos los demás señor presidente, no se puede dictar una emergencia para unos y para otros nada.
No se puede poner todo el aparato al servicio de esclarecer un crimen y todos los demás no.
Así si serian todas las muertes iguales, pero usted y yo sabemos que no es así.
Por respecto a unos y a otros le pido que trate por todos los medios de esclarecer este y todos los asesinatos que ensombrecen nuestra vida, para que no exista la mas mínima posibilidad de sospecha.
La justicia debe ser sorda y ciega, igual para todos, todos somos iguales ante la ley etc, etc, si fuera así no habría muertes de primera o de segunda como Axel Blumberg cuyo padre volvió a solicitar los reformatorios de manera mas sutil hablando de “lugares especiales para estos delincuentes adolescentes” y usted lo escucho.
No necesito decirle que Carlos Ruckauf y su archienemigo Eduardo Duhalde pidieron mano dura y meter bala.
Entonces no todas las muertes son iguales, usted sabe como yo que más de 30.000 argentinos murieron sin juicio previo, y sin legítima defensa.
Entonces señor presidente no todas las muertes son iguales señor presidente.

Armando Cabral
07/02/06

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