Por Claudio Zlotnik
En el Palacio de Hacienda están seguros de que esta tarde podrán festejar. La inflación de enero se habría ubicado en el 1,3 por ciento. Como el índice de precios, que esta tarde el Indec difundirá, resultó inferior al de enero de 2005, cuando fue de 1,5 por ciento, los funcionarios interpretaban que los acuerdos de precios están arrojando buenos resultados. Ayer, en la Casa Rosada se siguieron firmando convenios con compañías líderes. En simultáneo, comenzaron a implementarse las trabas a las exportaciones de carne.
La alimentaria Kraft Foods, dueña de la marca Terrabussi, se comprometió a mantener por un año los precios de ocho productos. En la lista figuran galletitas, fideos y polvo para hornear. Los empresarios de la CAME, a su vez, se reunieron con Felisa Miceli en el Palacio de Hacienda y aseguraron que ayudarán en el monitoreo de los precios a lo largo de la cadena de valor, con el fin de detectar el origen de la inflación. Más allá del IPC, será importante conocer la evolución de los alimentos.
Con el firme propósito de ponerle un freno a las exportaciones de carne, el Gobierno implementó el Registro de Operaciones de Exportación (ROE). Significa que, a partir de ahora, cada venta al exterior tendrá que ser aprobada antes de concretarse. El trámite, que hasta el momento era automático, podría durar hasta 30 días. Ayer se negaron tres embarques, ya que los pedidos de habilitación tenían irregularidades. En vista de este escenario, y para evitar un mal mayor, los exportadores analizaban autorregularse. Algunos proponían bajar un 20 por ciento los envíos al exterior. Hoy por la mañana se reunirán las compañías más grandes, entre las que figuran Swift, Quickfood y Arrebeef, y la cuestión se definiría mediante una votación.
Paralelamente a la puesta en vigencia del registro, Agricultura difundió un informe en el cual se dio muestra de la incidencia de las exportaciones de carne en los precios al público. De acuerdo con el registro oficial, durante 2005 la producción de carne vacuna se incrementó en 100 mil toneladas, una cantidad que no llegó a compensar el aumento de las ventas al exterior, que lo hicieron en 170 mil toneladas. Significa que el costo por venderle más al mundo terminó pagándolo el consumidor argentino ya que hubo una retracción de la oferta. En efecto, el consumo de carne cayó de 63 kilos y medio per cápita a 61 kilos y medio.
El objetivo del Gobierno es que los indicadores vuelvan a los niveles de 2004: las exportaciones cedan en 150 mil toneladas (a 600 mil) y el consumo interno se eleve a 63 kilos per cápita, sin que ello se traduzca en incrementos de precios. “En la actualidad, las exportaciones equivalen al 25 por ciento de la producción. Aumentaron de 500 a 1390 millones de dólares en el término de dos años. No podíamos mantener la tendencia porque los precios internos se tornaron imparables”, explicaron desde los despachos oficiales.
A propósito, en el Ejecutivo admiten que será muy complicado que los valores de los cortes de carne bajen en los mostradores. “El hecho de que no suba ya es satisfactorio”, se sinceró un funcionario, en diálogo con este diario. Para esta mañana está previsto un ingreso al mercado de hacienda de Liniers en torno de las 11 mil cabezas, con precios a la baja.
Anoche, en el Gobierno aguardaban una autolimitación de los grandes exportadores. “Si ellos no hacen nada, lo haremos nosotros”, advertían en Economía. De todas maneras, los funcionarios aseguraban la transparencia en el funcionamiento del registro, que estará en operaciones bajo la órbita de la Oncca, la oficina especializada. Esa repartición es la misma que administra la cuota Hilton desde el año pasado y no recibió ninguna objeción, según admiten los propios empresarios.
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