Por Adriana Meyer
Esta vez no fue con aplausos sino con fórceps. En menos de dos minutos y sin debate, la Cámara de Diputados sancionó la ley que extiende por cuarta vez la emergencia económica en Argentina, reclamada por el Gobierno. Aunque la oposición insistió en que amplía las facultades delegadas al Poder Ejecutivo, el oficialismo enfatizó que “no se agregan nuevos poderes”, en la voz del jefe del bloque K, Agustín Rossi. Tras el sorpresivo cierre de la lista de oradores y con el número justo de 130 voluntades, el kirchnerismo y sus aliados aprobaron la norma en medio de fuertes cruces verbales, mientras todas las fuerzas opositoras se retiraban del recinto. El radicalismo analiza la posibilidad de objetar ante la Corte Suprema la legalidad de la nueva ley y de la sesión de ayer, tal como adelantó el jefe de la bancada, Fernando Chironi. La justificación de lo que la oposición calificó como una “votación irregular” vino por parte de Rossi, quien criticó la “actitud obstruccionista” de sus colegas, con la “técnica de no dar quórum” y de apelar a “excusas reglamentarias”. Sin embargo, otro legislador oficialista admitió, aunque con pedido de reserva: “No me hace gracia que haya salido así, pero la única estrategia era votar enseguida con los que daban el número”.
Este reconocimiento vino horas más tarde de la acalorada sesión, en momentos en que la oposición ponía en blanco sobre negro sus cuestionamientos. “Todos estos temas se podían haber tratado en ordinarias, no podemos tolerar una sesión en que la oposición ni siquiera hable, sobre todo cuando se está violando la Constitución con la delegación de facultades y hay millones de dólares en juego por la renegociación de los contratos con las privatizadas”, enfatizó el jefe del bloque del ARI, Eduardo Macaluse.
Un calificado vocero K explicó a Página/12 que una primera valoración del Gobierno indicaba que se podía salir ahora de la emergencia. Incluso, en una segunda instancia pensaron prorrogarla por 180 días, pero “finalmente se ponderó hacerlo por un año porque si no el Estado quedaba demasiado expuesto”. El Gobierno había enviado a la Cámara baja un proyecto que acotaba las facultades delegadas sólo a la renegociación de los contratos de las empresas privatizadas. Pero luego mandó al Senado una extensión completa de la emergencia, que incluía la ampliación en la concesión de poderes. “El Gobierno entendió que, sin la prórroga, quedaba muy expuesto a los acreedores externos”, afirmó un diputado oficialista.
Durante la madrugada, el kirchnerismo no pudo aprobar la prórroga de la emergencia por falta de número. Por eso convocó para las 9 a la Comisión de Presupuesto, que emitió el dictamen correspondiente, y a una sesión especial para horas más tarde. Un anticipo del tenso clima que se viviría luego tuvo lugar a las tres de la mañana, cuando Carlos Kunkel (Frente por la Victoria) increpó en la escalera que lleva al primer piso del Palacio al diputado de la CTA Claudio Lozano por su posición opositora frente a la cancelación de la deuda con el FMI.
Con las dificultades para sesionar que asomaban en el horizonte, el presidente de la Cámara Alberto Balestrini y el jefe del bloque oficialista Agustín Rossi se reunieron al mediodía con el titular de la bancada macrista Federico Pinedo, de la UCR, Fernando Chironi, y del duhaldismo, José María Díaz Bancalari. Pero sólo obtuvieron de la reunión la promesa duhaldista de colaborar con el quórum. El resto de los bloques se negó a participar y anticipó que votaría en contra.
En ese contexto, el timbre que llamaba a la sesión especial empezó a sonar a las 11, pero recién a las 13.30 comenzaron a ingresar los diputados al recinto. Mientras la oposición iba tomando asiento, el oficialismo consiguió los dos tercios para habilitar el tema. Así, el kirchnerismo logró a duras penas los 129 diputados que necesitaba para abrir la sesión, con la colaboración de los legisladores cordobeses de Luis Juez, Eduardo Lorenzo Borocotó, los adolfistas, el radical Cristian Oliva (Santiago del Estero, provincia cuyo gobernador es afín a la Rosada), el flamante kirchnerista de Tierra del Fuego Ricardo Wilder y menemistas como Hugo Franco.
“Le enviamos una carta al presidente de la Cámara porque más allá de los acuerdos, hay un límite y hoy se transgredió algo que hacía años no ocurría”, se quejó Macaluse. Según describió el diputado, el agravio estuvo dado en el inicio de la sesión porque “no se cumplió con las reglas cotidianas y la bandera fue izada por un ordenanza”, y no por un diputado como establece el reglamento. A micrófono cerrado, el oficialismo pidió el cierre de la lista de oradores, mientras el radical Ricardo Jano solicitaba sin éxito que la votación fuera nominal.
El primero y último en hablar fue el presidente de la Comisión de Presupuesto, Carlos Snopek. “Estamos mejor en Argentina pero nos falta distribuir el ingreso, y esto justifica la emergencia económica”, argumentó. Acto seguido pidió: “Votemos ahora”. Esa fue la chispa del escándalo. Hubo gritos e insultos, mientras el kirchnerismo y sus aliados se iban quedando solos, al tiempo que la oposición se levantaba de sus bancas. “Ustedes se parecen a (Alberto) Pierri, están avasallando las instituciones”, gritó de pie el radical Alejandro Nieva.
Con algunos duhaldistas residuales todavía en sus bancas, Graciela Camaño reclamó al oficialismo que “revea la decisión tomada y permita debatir, porque vinimos aquí con la mejor voluntad”. Ante ese escenario que amenazaba con hacer fracasar la sesión, Rossi propuso pasar a un cuarto intermedio para consensuar con los presidentes de los bloques una lista de oradores. La intención era evitar lo sucedido horas antes, cuando la sesión se prolongó hasta la madrugada y perdieron el número. Los kirchneristas no lograron convencer a los legisladores a que vuelvan al recinto, pero una ardua y urgente gestión les permitió lograr el quórum. Fue tibio el festejo tras la votación.
Fuera del recinto, la oposición reaccionó enfurecida y, por primera vez, unió a sus jefes de bloque para dar una conferencia de prensa conjunta. “La actitud de impedir que la oposición se exprese es claramente antidemocrática”, advirtió el macrista Federico Pinedo. Chironi consideró que se había vivido “un momento bochornoso” y Macaluse acotó que “si esto pasa en un club de barrio terminamos a los sillazos… fue una violación a la división de poderes y al respeto a las minorías, está en juego cómo serán las próximas sesiones”. Por la tarde, con las firmas de los tres, más los socialistas Hermes Binner y Eduardo Di Pollina, y Carlos Godoy (Concertación Entrerriana), enviaron una carta a Balestrini donde advirtieron que la votación había sido “dudosa” y pidieron “señales de transparencia”.
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