Gimnasia fue más que River y sigue a toda marcha

Se encontró con un rival que casi no le ofreció resistencia y que terminó jugando con uno menos por la expulsión de Gallardo. Lobos, Vargas (2) y Fernández hicieron los goles. El equipo de Troglio, con dos fechas por delante, sigue como líder y sueña dar la primera vuelta olímpica de su historia.

Después de una semana muy hablada llegó la hora del enfrentamiento entre River y Gimnasia LP en el mejor escenario para el fútbol argentino: los de La Plata en la punta, Boca al acecho, Independiente prendido en la pelea. Y los de Núñez expectantes: que convenía ganar para seguir alimentando una posibilidad que matemáticamente todavía seguía viva. O que convenía perder para no favorecer al clásico rival. Ganar o perder, nunca empatar.

Las especulaciones quedaron de lado cuando la pelota empezó a rodar en el Monumental. Bajo el sofocante calor del domingo, los dos equipos salieron con intenciones de llevarse el partido. Mejor los dirigidos por Troglio, conducidos por Lucas Lobos, con las proyecciones de Licht, por izquierda, y Cabrera por derecha, y la presencia siempre peligrosa del uruguayo Vargas y del grandote Delorte.

Mostaza Merlo no pudo contar con Radamel Falcao García, a quien reemplazó por otro juvenil, Almerares –y no por Montenegro, como en la fecha pasada-, optó por recuperar a Barrado para sustituir al suspendido Santana y resolvió el regreso de Zapata al carril izquierdo. Como siempre, la conducción quedó a cargo del Muñeco Gallardo.

A pesar de las buenas intenciones, las emociones tardaron en llegar. A los 19 lux salvó a River cuando Lucas Lobos entró muy solo al área. River salió rápido de contra y Almerares se perfiló de derecho dentro del área de Navarro Montoya. Pero le salió un tirito fácil de controlar para el arquero.

Reclamó media La Plata cuando en otra entrada del volante, esta vez por derecha, su centro pegó en la mano de Talamonti. Pero el juez Furchi entendió que sin intención. Andaba muy solo Lobos. Le ganaba las espaldas a los volantes de River y preanunciaba que en cualquier momento Gimnasia podía ponerse arriba.

Y así fue, nomás. A los 23 el enganche se volvió a escapar y probó de lejos. La pelota se desvió en la espalda de Talamonti y descolocó a Lux que se había volcado a su derecha y vio cómo la pelota se introducía por su izquierda. Cinco minutos después los locales se quedaron sin Gallardo, quien protestó una falta no cobrada por Furchi.

Las circunstancias no podían ser mejores para el puntero del torneo. Gimnasia siguió igual, muy cómodo, esperando con orden a River para salir rápido de contraataque. Cabrera ganaba seguido por el carril derecho y buscaba con precisión a Vargas o Delorte. Y antes del final del primer tiempo el que desbordó fue Licht, pero por izquierda. El volante sacó el centro atrás para Delorte y Lux tapó. Hubo un rebote y la pelota le quedó a Vargas, sólo, casi en la línea de gol. Y el uruguayo no perdonó.

River era todo descontrol. No ofrecía resistencia. Dos goles abajo, sin conductor, y como si todo esto fuera poco, en la última jugada del primer tiempo se lesionó feo Almerares. Farías, casi sin compañía, estuvo desaparecido en acción.

Merlo apostó a Montenegro –por Almerares- y la Gata Fernández –por Barrado-. Subió el chileno Alvarez a volantear por derecha y quedó esperando con tres en el fondo. Buscaba un cambio radical en sus dirgidos que pudiera torcer la historia. Troglio, por el contrario, no quería que nada cambiara.

Lobos estaba en su tarde. Nadie lo podía parar. Se movía con total libertad por cualquier sector. Y hacía estragos cada vez que le llegaba la pelota. Se les volvió a escapar a los defensores a los cinco minutos y tiró el centro atrás para que Vargas anotara el tercero.

River estaba literalmente para el cachetazo. Mostaza no sabía qué cambio hacer. La función de Alvarez por derecha acabó rápido, cuando el técnico decidió mandar a Ahumada a la cancha y tratar de reforzar la contención. Ya no había partido, entre el ordenado Gimnasia y el desordenado de River. A tal punto que muchos hinchas locales comenzaron a abandonar el estadio cuando quedaban todavía 25 minutos por jugar.

El gol del descuento de la Gata Fernández fue una anécdota del tiempo que restaba en el Monumental, más parecido a un entrenamiento que a un enfrentamiento entre dos candidatos al título. Suponer de antemano una goleada de Gimnasia LP en el Monumental era, casi descabellado. Empatar no le servía a ninguno. Y ganó el que supo cómo hacerlo. Que sigue haciendo soñar a media ciudad de La Plata con el primer título de su historia.

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