Por Raúl Kollmann
“Ante el juez federal de Mar del Plata se firmará un acta, policía por policía, en el que conste que no portan armas letales. Es decir que ningún efectivo que tenga contacto con los manifestantes de la Cumbre de los Pueblos o cualquier concentración alternativa podrá tener otra cosa que no sea un escudo, un casco y el bastón. Hay una segunda línea que tendrá escopetas con munición de goma, que sólo se utilizarán en caso de que algún grupito trate de romper las barreras e intente ingresar a la llamada zona de exclusión o anillo de seguridad de la Cumbre. Y, en otro lugar, muy apartado, habrá un grupo con armas de fuego que sólo intervendrá en caso de un atentado o un ataque grave que, obviamente, no provendría de manifestantes sino de terroristas.” Un altísimo funcionario del Ministerio de Seguridad bonaerense describió así ante Página/12 algunos de los aspectos esenciales el operativo que se llevará a cabo en Mar del Plata en los días claves de la Cumbre. Aunque los efectivos estarán al mando del Comando conjunto de las fuerzas federales y bonaerenses, el propio ministro León Arslanian estará en Mar del Plata desde el jueves próximo supervisando todo lo que ocurra.
Según los datos que maneja el gobierno nacional, los antecedentes de las últimas dos cumbres de las Américas impresionan: todos los días hubo enfrentamientos, choques entre policías y manifestantes y todos los días se arrojaron gases lacrimógenos. En la cumbre de Quebec, Canadá, hubo más de 500 detenidos. Aunque no lo admitan, en Mar del Plata se preparan para una situación similar y la división de tareas es clara:
– Las fuerzas federales, o sea la Policía Federal, la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Aeroportuaria son las encargadas de la seguridad de los 33 presidentes que vienen. Por lo tanto, sus funciones están esencialmente dentro de la zona de exclusión o anillo de seguridad, donde se alojan los mandatarios, está la sede del encuentro, el Hotel Hermitage, y todo el corredor que va desde el aeropuerto hasta esa zona. Incluso tendrán a su cargo la custodia de los aeropuertos de Miramar y Tandil, donde se estacionarán los 33 aviones presidenciales, ya que no hay lugar para que todos se queden en Mar del Plata. En la seguridad de la cumbre misma también participarán las Fuerzas Armadas.
– La Policía Bonaerense se encargará de la Cumbre de los Pueblos y de todas las manifestaciones que se realicen en Mar del Plata contra la presencia de George Bush. Fuentes oficiales calculan que habrá entre 50.000 y 100.000 manifestantes anticumbre. Hay un objetivo prioritario: que nadie rompa las barreras e ingrese a la zona de exclusión. Por lo tanto, la Bonaerense actúa fuera del anillo de seguridad y detrás de las vallas. Allí está el foco del conflicto.
Aunque nadie hable públicamente de incidentes, el diagnóstico del Ministerio de Seguridad es que los participantes de la contracumbre tienen todo preparado para manifestarse lejos de la zona caliente, pero que existirían grupos pequeños, muy violentos, que podrían provocar enfrentamientos. “Si hubo choques en Quebec y Monterrey, parece cantado que algo similar ocurrirá acá. Ya tuvimos varias bombas de bajo poder en cajeros automáticos de bancos norteamericanos”, razonan. El momento más tenso será el viernes 4 cuando se realice la manifestación desde el estadio mundialista hasta la zona de exclusión (ver aparte).
Los hombres de Arslanian están atentos al peligro que supuestamente pueden provocar esos grupos chicos, pero también están preocupados por la reacción policial, que implicaría un agravamiento del problema.
Desde el Gran Buenos Aires viajó a Mar del Plata casi la totalidad de la Infantería y la Caballería de la Bonaerense, lo que puede llevar la cifra de efectivos a casi seis mil, aunque públicamente los funcionarios hablan de menos. La teoría es que, saturando de uniformes la ciudad, serán pocos los que se animen a algún incidente. La contracara es que habiendo tantos efectivos, se incrementaría la posibilidad de que alguno provoque un choque que derive en una situación imprevisible.
Tanto en la Casa Rosada como en el Ministerio de Seguridad bonaerense ven con buenos ojos el acto del estadio mundialista.
–¿Cómo ven ustedes que Hugo Chávez hable en un acto de la contracumbre? –le preguntó este diario a un alto funcionario del gobierno nacional.
–La verdad es que nos viene bien. Contiene y canaliza a los opositores a la Cumbre. Que canten Silvio Rodríguez y León Gieco, y que hable Chávez concentra gran parte de la gente allí y le da menos espacio a los pequeños grupos que son problemáticos.
De todas maneras hay previsiones que tienen que ver con la confrontación y la hipótesis de incidentes: se sacaron todos los presos de las comisarías marplatenses y se vació la alcaidía del penal de Batán. Eso significa que se hizo lugar para unos 300 eventuales detenidos. También el Ministerio de Seguridad bonaerense pidió a la aseguradora de los policías, la ART Provincia, que tenga un acuerdo para que los efectivos sean atendidos en varias clínicas y sanatorios de La Feliz.
Aunque parezca un poco anticuado, no faltan quienes todavía plantean un conflicto al estilo de la guerra fría: “Fíjese, que Fidel lo mandó a Maradona a que vaya a Mar del Plata. Y, además, vienen muchos otros cubanos y procubanos”, le dijo a Página/12 un importante funcionario policial.
–¿Pero cuántos cubanos pueden venir? –preguntó incrédulo este diario.
–Centenares.
–¿Y usted cree que esa gente puede provocar violencia? –insistió Página/12.
–Y, no sé, no sé.
De acuerdo a los datos que ya se manejan sobre trenes adicionales y micros contratados, todo indica que los manifestantes anticumbre coparán Mar del Plata. Los efectivos de la Bonaerense empezarán a llegar este fin de semana: Arslanian y los integrantes de su ministerio tendrán cuatro días para hacerles entender que los manifestantes tienen derecho a protestar.