Por primera vez después de las elecciones, el diputado electo por la Ciudad y el gobernador de Neuquén se reunirán para ratificar su alianza y empezar a delinear los próximos pasos.
Los dos tienen claros triunfos para exhibir y ambiciones de encabezar una «alternativa nacional» capaz de disputar el poder dentro de dos años. El acuerdo que alcanzaron en marzo sostiene que «el candidato presidencial será el que esté mejor».
Pese a que por ahora a Macri lo entusiasma más pelear por la Jefatura del Gobierno porteño, tampoco quiere desaprovechar su victoria para posicionarse como un líder nacional, sin restringirse a la Ciudad. Para eso, saldrá a recorrer el país y volverá a sacarle jugo a la popularidad que otorga la presidencia de Boca, cargo que reasumirá a fines de noviembre luego de la licencia que pidió para la campaña electoral.
Sobisch —menos conocido a nivel nacional— prometió no buscar una nueva reelección en su provincia y ya lanzó su candidatura presidencial. Esta semana, en la Ciudad, aparecieron afiches con su foto y la leyenda «Sí Argentina, se puede». Se ve que espera tener mejor suerte con el «se puede» de la que tuvo el radical Eduardo Angeloz en 1989, cuando lo usó como eslogan y perdió contra Carlos Menem.
Sin mucho margen para imponer condiciones después de su quinto puesto en la provincia de Buenos Aires, Ricardo López Murphy ya confirmó que se quedará en el espacio. En principio, su trabajo consistirá en tratar de aportar algún radical desencantado (ver El aporte…).
Pero el objetivo mayor del centroderecha no está en las filas de la UCR sino en las del justicialismo. Es allí es donde concentrarán todos los esfuerzos.
«Hay varios dirigentes del PJ que están mucho más cerca nuestro que de la propuesta de Kirchner. Por ejemplo José Ma nuel de la Sota, Juan Carlos Romero, Ramón Puerta y unos cuantos duhaldistas», especuló un dirigente cercano a Macri ante la consulta de Clarín.
Y enseguida agregó: «De todos modos, no esperamos que haya realineamientos en el corto plazo. Está claro que los gobernadores e intendentes, que dependen de la plata que les manda el Gobierno, no se van a jugar hasta fines de 2006». Por lo pronto, De la Sota fue el primero en mencionar la posibilidad de la reelección del presidente Kirchner.
Tanto Macri como Sobisch descuentan que el candidato que presentará el Gobierno en la próxima elección será el propio Presidente. Ninguno se imagina —al menos por ahora— enfrentando a la primera dama, Cristina Fernández.
Para los dos dirigentes el panorama es más complicado de lo que parece. Si Macri intentara suceder a Aníbal Ibarra en la Ciudad, nadie puede garantizarle un triunfo. Tan cierto es que hizo una buena elección el domingo como que su imagen negativa —los porteños que dicen que no lo votarían nunca— todavía es demasiado alta como para ganar un ballottage.
Sobisch asegura que no tiene ningún «Plan B». «En el 2007 o me voy para arriba o me voy para afuera. No tengo ninguna posibilidad de volver a ser gobernador porque yo voy a ser presidente», repite.
Faltan nada más y nada menos que dos años.
