CHIMPANCÉ, MACHIAVELLI Y GANDHI. De Carlos Matus

Viern 27/09/19.- Este es un resumen del libro de Carlos Matus. Estrategias Políticas. En el mismo desarrolla distintos estilos políticos los cuales son adoptados para definir las reglas de juego de una sociedad.

Este libro que traigo a colación en uno de los momentos mas críticos de la provincia de Tierra del Fuego, tiene como único objetivo que quienes han asumido responsabilidades a partir de diciembre de este año y quienes aun están en gestión tomen conciencia de como se ve desde afuera y cuando no aparece ningún plan, ninguna idea, nada que nos haga suponer cambios sustanciales en la vida de una sociedad que esta parada en medio de la nada, de la mas absoluta incertidumbre y necesita certezas en el menor tiempo posible.

Los modos de hacer política de los distintos lideres a lo largo de la historia, ya sea Lenin, el líder creador de la ex Unión Soviética o Ghandi, el conductor pacifista de la India, ambos hicieron política y formularon estrategias de contenido y calidad muy diversa.
El autor representa tres estilos de hacer política muy diferentes: 1) el estilo chimpancé, 2) el estilo Machiavello, y 3) el estilo Ghandi. La historia registra casos asimilables a estos tres estilos, aunque la realidad los matiza y combina con la riqueza propia de la creatividad humana y en las proporciones más variadas.

El estilo Chimpancé: el fin soy yo
El antropólogo y primatólogo holandés Frans B. M. de Waal escribió una obra con el título Chimpanzee Politics, Power y Sex Among Apes (de Waal, 1992 [45) y allí estudia como los líderes simios ganan y pierden el poder de la manada dentro de una gran comunidad de chimpancés. Describe como la vida de los chimpancés está centrada en relaciones de dominación-sometimiento, del poder por el poder, de alianzas y coaliciones tácticas, transitorias e instrumentales y de una rivalidad permanente por la jefatura de la manada, alternada con períodos duraderos de reconciliación.
La lucha por el poder entre los líderes de la manada es constante, y la frecuencia de las agresiones y la correspondiente reacción con la formación de coaliciones es muy alta (de Waal, 1992, pág. 43 [45]:

«El análisis de las listas (de las coaliciones) confirma que los chimpancés actúan selectivamente cuando intervienen en un conflicto entre otros miembros del grupo. Todos los miembros del grupo tienen sus propias afinidades y antipatías personales que los guían en el momento de la acción”
«Esto no significa que las relaciones dentro del grupo no cambien,- en, verdad, este es el aspecto más fascinante de las coaliciones de los chimpancés. ¿Por qué podría (‘, que ha apoyado a A contra B por años, comenzar gradualmente a apoyar a B contra A? «

El concepto de animal político acuñado por Aristóteles calza muy bien al chimpancé. Dos chimpancés se pueden transformar en una pareja sólo para destronar al tercero que detenta una posición jerárquica superior. Luego de derrocarlo, la alianza pierde su objetivo y surge una nueva conspiración para derrocar al antiguo aliado. Los machos dominantes son siempre paranoicos, dice Waal, pero no pueden permitirse ser demasiado agresivos y dictatoriales, porque sus devotos lugartenientes buscarán una oportunidad para derrocarlo. Es el extremo de la instrumentalización de las relaciones de poder, es el modo más primitivo de hacer política cuya caricatura es la lucha por dirigir la manada hacia ninguna parte. La manada debe obedecer mientras el jefe la guía a su capricho e instinto. El proyecto es el jefe y el jefe es el proyecto. El jefe es superior por su fuerza y todo le está permitido. Se trata de un juego suma cero donde el poder cambia de mano cada vez que surge un jefe más fuerte y no existe proyecto social. Este estilo se caracteriza por : i) el individualismo extremo de la competencia por el poder, li) el alto valor de la rivalidad individual, 111) la hiper-valoración de la fuerza y la agresión como criterio de superioridad y elección del jefe, lv) el alto valor de la amenaza del otro en un sistema altamente competitivo, v) el valor cero del proyecto social, vi) la reconciliación como una manera de reparar el daño causado al derrocado y estabilizar el sometimiento al jefe, y vi¡) la generación de alta tensión en la comunidad a pesar del uso de la reconciliación.
Todo competidor por el poder tiene algo de chimpancé en su cabeza. La similitud de este estilo político con la fiera competencia entre las corporaciones económicas es evidente. El propio de Waal señala que : » la vida corporativa es una empresa de caza entre machos, ellos cazan por dinero». Lo interesante es que la teoría económica liberal sostiene que de dicha lucha por el proyecto individual surge un beneficio y un proyecto colectivo (?). Ese es un lado del problema que no debe ocultar el otro: la opresión del fuerte.
En este caso la estrategia política gira en tomo a mantener el poder, a usarlo en beneficio propio, a anular las amenazas de los rivales y a elegir al sucesor que garantiza la protección del jefe envejecido. En lo posible, el jefe trata de legitimar una dinastía familiar en la paz del sometimiento.
Después de leer el libro del primatólogo de Waal he vuelto a estudiar la notable obra de Joaquín Balaguer titulada por él mismo «Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo». Los estilos políticos son muy parecidos, salvo que el chimpancé es más humano y nunca es sanguinario.

El estilo Machiavello; el fin justifica los medios.

El chimpancé se alfabetiza, desarrolla su inteligencia, acomoda sus valores a la lucha despiadada y construye un proyecto para el grupo. Es el paso desde el objetivo personal al proyecto social. En este estilo la acción del jefe se subordina a la guía de un proyecto que lo trasciende. Lo que importa es el objetivo y éste es superior al individuo; los medios y la ética deben acomodarse a ese propósito. El jefe está al servicio del objetivo, pero se encarna en él de un modo tan íntimo que se confunde con el proyecto. El jefe no es el proyecto, pero el proyecto parece imposible sin ese jefe. Las alianzas pueden ser tácticas e instrumentales, pero al servicio transitorio del propósito estratégico. Las reglas de ética no se justifican por- el beneficio del jefe, sino por su eficacia para el fin perseguido.

Si domina el caudillo y el personalismo, lo hace en cuanto es funcional al proyecto ideológico. Todo gira en tomo a un proyecto y a una ideología que reclama superioridad y subordinación. El dominio personal es instrumental al proyecto, ya no es el objetivo, y el cálculo estratégico del líder gira en torno a asegurar su éxito, evitar las amenazas que puedan desviarlo, dividir a la base social entre partidarios y opositores, hacer uso constante de la medición de fuerzas políticas sin temor al uso de la violencia armada, disuadir al oponente mediante el control de los recursos claves que permiten el control de sus propósitos y movimientos y establecer una clara distinción entre el gobierno que manda guiado por un fin superior y la ciudadanía que obedece por convicción, disuasión o a la fuerza.
Nada más convincente que el argumento de su máximo representante para validar la descripción anterior:
«De aquí que todos los profetas armados venzan; y Iodos los desarmados se arruinen» (Machiavello, orig. 1513, pág. 54, [29])

El estilo Gandhi: la fuerza moral y el consenso
El chimpancé está en proceso de humanización, aunque ya tiene conciencia de lo que es ser humano. Los valores y la ética pasan a primer plano y se reconoce que el hombre tiene derechos que abarcan al oponente, el cual no debe ser tratado como enemigo. El avance del proyecto está supeditado al consenso, la cooperación y a los medios pacíficos. El consenso manda sobre el proyecto y el proyecto manda sobre el líder. El líder no se reviste de una imagen superior ni reclama poderes especiales. Es líder porque es representativo del consenso, busca la cooperación, respeta todas las posiciones, tiene el respeto de todos, da ejemplo de modestia y austeridad e intenta gobernar con la confianza de todos. El jefe no requiere de fuerza física, puede ser incluso débil, ya que su poder radica en el consenso y el ejemplo. El proyecto no debe ser alcanzado por cualquier medio, porque el medio usado marca la legitimidad del objetivo. Los medios se subordinan al objetivo, y éste eleva a su condición ciertos medios como la cooperación, el consenso y el respeto por el otro. El proyecto consiste en la autorregulación de las aspiraciones y deseos individuales en una cultura sistémica donde el otro está siempre presente, no como oponente que debe ser vencido, sino como campanero reconocido con el cual se debe convivir. Es el dominio de una cultura socíocéntrica, lo opuesto a una cultura egocéntrico pero sin imposición del colectivo sobre el individuo. Por consiguiente, en este estilo la estrategia privilegia la persuasión, el diálogo, la negociación cooperativa, la elevación de la cultura, la desdogmatización, la motivación por el trabajo en común, el desarrollo de las ciencias que amplían la base distributiva y la abolición de las desigualdades en la educación como fuente básica de todas las desigualdades. Este estilo descansa en reconocer que el otro tiene intereses legítimos, tan legítimos como los míos. Y si esos intereses son conflictivos es necesario cambiar el mundo de los valores y de las ideologías. En vez de derrotar hay que ganar al oponente. Yo estoy después del proyecto, el proyecto está después de la convivencia y la convivencia exige la igualdad de oportunidades basada en la igualdad de la educación y la cultura.
Gandhi es la máxima expresión de este estilo.

En su liderazgo se encama la honestidad, en el más estricto y amplio sentido de la palabra, encendida como el control de todos los deseos humanos individuales y la coherencia de la palabra con la acción (Fischer, pág. 67, [15]):
» En la raíz de innumerables males de nuestra civilización, hay una discrepancia entre la palabra, el dogma y la acción. Es la debilidad de las iglesias, los estados, los partidos y las personas. Les da a los horribles y a las instituciones personalidades divididas. » … «Gandhi tenía salud mental por que en él la palabra, el dogma y la acción eran una misma cosa: estaba integrado. «

Por CARLOS MATUS
Fondo Editorial Altadir.

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