Rio Grande tiene historia, tiene presente y tiene futuro,

Rio Grande 20/05/2024.- A poco de cumplir 103 años de vida, la ciudad de Rio Grande, trata por todos los medios de sobrevivir a una de las peores crisis económicas de la que se tenga memoria, incluso peor que la de 2001. Sus lugares más icónicos, su crecimiento exponencial, su obra pública, sus parques, avenidas y su gente, la que hizo posible este crecimiento y desarrollo exponencial. Fotos la licuadora.

Sus calles no tienen el movimiento de otras épocas, los fines de semana hay un silencio abrumador, y salir a recorrer sus calles, casi vacías es una de las tantas señales que denotan el parate económico que sacude a todo el pais.

Esta imagen, solo que un poco más, dinámica se ve entre semanas, cuando los alumnos vuelven a las escuelas, los comercios abres sus puertas y casi todo vuelve a la normalidad. Aun así, los rostros de la gente, denotan esa sensación de hastío, abatimiento, cansancio y hartazgo, por tanta realidad recesiva.

Muchos negocios han cerrado sus puertas, otros ya adelantaron que cerraran, los trabajadores de la construcción, los médicos, los docentes se van porque los costos de vivir aquí son impagables, como también lo son las facturas de gas, con mas de 1000 % de aumento.

Los comercios más visitados, pero nunca como antes, son los de ventas de alimentos, donde la caída del consumo ronda el 45 % y en algunos más.

En las electrónicas, ya se han perdido miles de puestos de trabajo, y las horas pico no se notan en el tránsito, antes a las 15:30 hs, cuando salía el turno de las fábricas, tratar de llegar al centro de la ciudad o salir, era un caos, eso, tampoco está pasando.

Algunos se van, venden todo lo que tienen y buscan un futuro mejor en otros puntos del pais, los rostros de melancolía, de los que han decidido irse, son indescriptibles.

Todos los que llegamos aquí en algún momento, al menos quien suscribe, lo hicimos creyendo que este seria nuestro ultimo destino, nuestro lugar en el mundo, y así queremos que sea.

Elegimos la ciudad industrial, aunque, algunos, como yo, jamás pudimos ingresar a una fábrica, elegimos la ciudad de las grandes avenidas, el horizonte infinito, la estepa, el mar helado, los gorros de lana, los borceguíes, el hielo, el viento, salir a pasear al campo, marisquear en Punta María, comer cordero a la estaca o en el chulengo.

Los domingos de salidas a Tolhuín y tomar mates frente al lago, o sino quedarnos en la costanera observando el mar y disfrutando de esos mates tan nuestros.

Rio Grande, ya no es lo que antaño, aunque ha crecido exponencialmente y sus barrios ocupan cada vez más espacio, ese crecimiento ha estado acompañado por el esfuerzo de cada uno de los riograndenses que se sienten orgullosos de su ciudad, que disfrutan, que extrañan cuando pasan algunos días fuera de ella y a la que vuelven cada vez que pueden.

Por los lomitos de “El Roca”, o los desayunos de “Lautaro”, las tardes en la Plaza Almirante Brown, las escapadas al Cabo Domingo, a la Misión Salesiana, recorrer el casco viejo de la ciudad y admirar esas casas de los pioneros que aún están ahí, como mudos testigos de la historia, o los nuevos barrios, como Chacra XI, o Barrio de los Pájaros, Chacra II, Chacra IV, Altos de la Estancia o la interminable Avenida San Martín hasta la Avenida de Circunvalación.

Volvemos por los amigos, porque al fin y al cabo, llevamos mas de media vida aquí, nos conocemos, y nos saludamos cuando nos cruzamos, o compartimos momentos, cuando podemos.

Rio Grande tiene la Casa de la Cultura y su magnífica sala Ángela Loij, el Museo Virginia Choquintel, Gimnasios como el Carlos Margalot o el centro deportivo, Alejandro “guata” Navarro, ídolo del futsal, Rio Grande tiene historia, presente y futuro.

Las caminatas por la playa, acompañado solo, por el sonido de las olas y a veces el viento, las aves que sobrevuelan toda la costa atlántica, una postal que los riograndenses siempre están dispuestos a disfrutar.

Por su relación estrecha con Malvinas, por sus héroes caídos, por sus ídolos del futbol de salón, por los intrépidos corredores de La Vuelta a la Tierra del Fuego en Moto, o el Gran Premio de la Hermandad, que une a dos países desde hace mas de 40 años, sin interrupciones. Los riograndenses tienen su lugar aquí, sus tradiciones, su música y sus modismos.

Porque Rio Grande es la Capital nacional de la Vigilia por Malvinas, pero también es la ciudad de la tecnología, el deporte, los grandes congresos y conferencias internacionales. La ciudad del desarrollo, la ciudad que le abre sus brazos a todo aquel que llega buscando donde asentarse, que da todo y demanda todo.

Rio Grande, no es una ciudad para tibios, exige, esfuerzo, valor, sacrificio y sobre todo conocimiento.

Rio Grande exige, desde aprender a conducir de nuevo, hasta aprender a caminar sobre los pisos escarchados, exige estar dispuesto a aceptar cualquier trabajo si se quiere salir adelante, Rio Grande es para los riograndenses y de los riograndenses.

Rio Grande es la ciudad petrolera, pero también la del gas, es la de las obras públicas transformadoras, la de la cultura, el arte, la ganadería y la pesca artesanal.

Rio Grande es la ciudad que mas divisas aporta a la provincia por su producción, por su trabajo, por la explotación de sus recursos naturales.

La ciudad de los jóvenes, de la economía del conocimiento, del deporte, la música, el teatro, la que valora a sus artistas y les brinda espacios para mostrar sus logros.

Rio Grande lo tiene todo, es la más iluminada de la Patagonia, la de las mil plazas, la de las bicisendas que la recorren de punta a punta, la de la costanera interminable, la del parque de los 100 años y el paseo de los caídos en Malvinas.

Rio Grande tiene una ciudad paralela en Margen Sur, donde más de 50 mil personas viven, en lo que alguna vez solo fue el Barrio Austral, medio centenar de casitas que, hoy cuenta con todo lo que se podría encontrar en el centro de la ciudad, bancos, supermercados, centros de salud, pavimento, y a su vez también contiene a chacareros que proveen a la ciudad de alimentos frescos, verdura, huevos, cerdos, pollos, tomates y hacen realidad la soberanía alimentaria.

Allí a la vera del rio, comenzó todo, en lo que alguna vez fue el Frigorífico CAP, que dio nombre al barrio que lo rodea y  que después fue la ciudad. El viejo muelle y los atardeceres únicos que se pueden observar desde los viejos tablones que aún lo mantienen en pie.

Allí también se encuentra la Oveja Negra, la sede de la Asociación Rural de Tierra del Fuego, entidad que nuclea a todos los productores agropecuarios del norte de la provincia, todo se desarrolla de la cordillera de los andes para el norte, la producción de madera, de gas, de petróleo, de turba, de las fábricas, en su mayoria, esta en esta ciudad a la vera del rio que lleva su nombre.

Esta ciudad que nació como  colonia agrícola en 1921, hoy mas que nunca necesita de sus habitantes, de sus funcionarios, de sus representantes para atravesar un momento muy difícil de su historia, no podemos dejar que el sueño de miles de los que llegamos aquí a dar lo que pudimos y estuvo a nuestro alcance, hoy nos lo sea arrebatado sin explicación alguna, Rio Grande nos dio mucho y nosotros le dimos mucho, es momento de cuidar lo que hemos logrado juntos.

Esa Rio Grande que hoy nos enorgullece es, por sobre todas las cosas, producto del esfuerzo de sus habitantes, del pago de sus impuestos, del sacrificio, el esfuerzo de hombres y mujeres que no puede ser tirado por la borda.

No dejemos que nadie detenga el crecimiento de esta ciudad, que no le quiten el futuro a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos, que no nos adelanten el final de esta hermosa aventura, que no termine antes de tiempo, aún hay mucho por hacer, hagámoslo. Seamos los que fórjemos nuestro propio destino.

Que los jóvenes ya no tengan que pensar en irse, que las familias se consoliden aquí, que los padres, abuelos, tíos, nietos e hijos puedan reunirse alrededor de la mesa y compartir, aun en medio de la crisis, pero compartir, porque al fin al cabo de eso se trata, de tratar de estar bien a pesar de todo.

Todo pasa y esto también pasará, pero depende de cada uno de nosotros, la realidad superó los discursos, las promesas, los acuerdos y los histeriqueos, hoy esa realidad nos golpea a todos por igual y solo algunos se salvan del empobrecimiento, el desempleo, los salarios de hambre, la falta de salud y educación. Ante el silencio, actuemos con dignidad, con templanza, con esperanza y con los principios de quienes hicieron grande a esta ciudad y a esta provincia.

Armando Cabral

www.lalicuadoratdf.com.ar

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