Salud mental: la hipocresía de la libertad

Rio Grande 07/03/2024.- No es sencillo hablar sobre salud mental, dado que, deberíamos comenzar por una definición de salud mental y pese a la necesidad -y necedad- de insistir con definiciones cómo instituciones cómo OMS, la definición más acorde sería la construcción de una que contenga la cultura, la región y la idiosincrasia del lugar donde hablemos sobre la salud mental. Acaso, ¿ Podemos pensar y afirmar que la definición de salud mental es la misma en Okinawa (Japón) que en Tierra del Fuego?

Cuando se recurre a fundamentaciones foráneas para el desarrollo de una definición o aún más grave a políticas que se aplican en
otras partes del mundo o mismo de Argentina en Tierra del Fuego, solo es la comprobación de la poca capacidad por enfrentar el reto de generar políticas reales y necesarias para los habitantes de la provincia. Se suele usar el término “cipayo” para aquellas personas que tienen devoción por modelos extranjeros, cómo Estados Unidos, sin embargo, también es cipayo quien se basa en modelos, por ejemplo cubanos para la aplicación de algún tipo de política social, a caso ¿ Cuba es igual a Tierra del Fuego? Hace años que las políticas
sociales y económicas responden a modelos foráneos más que a la necesidad del lugar de residencia.Esta concepción sobre las políticas sociales, ha llevado a nuestro país y en particular en Tierra del Fuego a una situación psicotizante, en lo cual se sustenta una ideología con su discurso “progresista”, en tanto que, su realidad es totalmente opuesto dejando a la sociedad fueguina en una situación de abandono, prácticamente total. El progresismo parte de la idea de la libertad del ser humano, misma concepción que tiene la actual conducción
del país y ambas ideologías solo han hecho de la idea de libertad un bien exclusivo para pocos dejando en el abandono a muchos. Suele ser parte del discurso progresista el uso excesivo de palabras cómo integración, igual, integral, información, orientación, respeto, diversidad y libertad, pero solo es un discurso vacío porque en su práctica real carece absolutamente de esas premisas; también de su opuesto ideológico con la idea de libertad se deja sin ningún tipo de asistencia a las personas, siendo el mismo resultado; una sociedad abandona en problemas que el Estado es el primer responsable de su falta de cumplir las responsabilidades asignadas, figurado en sus funcionarios que llevan adelante
las políticas sociales y económicas.
La insistencia de los discursos -progresista y actualmente libertario- es en sí una caja vacía,han prometido y prometen una mejora sustancial en la calidad de vida, por ende, en la calidad en salud mental, sin embargo, se comprueba que esto no es así. ¿Cual es la posibilidad que hoy en día una persona que no tenga una obra social o prepaga acceda fácilmente a un turno para iniciar un tratamiento psicológico y/o psiquiátrico? ¿Cómo se aborda una situación de crisis en las instituciones que deben dar respuesta? ¿Por qué los municipios no ofrecen servicios que atienden la urgencia? La ley de salud mental 26657, en
la cual en teoría pretende cuidar y velar por el bienestar de una persona con una problemática, termina siendo el fundamento para que la salud mental sea solo una idea y no una práctica necesaria y efectiva. Hace años que no hay una política en salud mental que cumpla en su totalidad sus fundamentos en sus programas o bien leyes. Un adolescente con una problemática de violencia familiar es depositado en las “casas de medio camino” y dejarán pasar el tiempo para ver qué sucede con el mismo. Si buscan el fundamento de la existencia de este tipo de institución es “perfecto” pero su verdadera aplicación fracasa
absolutamente. Falta de tratamientos psicológicos, trabajo de integración con la familia,
seguimiento de cada uno de los adolescentes en cuestión, no existe.
¿Cuántas veces han escuchado hablar a la licenciada Alejandra Potylicki, quien es la responsable en el área de prevención del suicido, hablar sobre la temática o generar políticas para la prevención de la conducta suicida? ¿Recuerdan políticas sociales o campañas de prevención en problemáticas de consumo cómo alcohol, drogas o juego?

Si han llegado en una situación de emergencia a los hospitales provinciales, ¿Qué tipo de protocolos han sido utilizado? ¿Cúal fue su atención?
En un contexto de crisis económica la problemática emocional aumenta de forma considerada, la imposibilidad de responder económicamente a diversas demandas, la frustración frente a esa imposibilidad, la angustia de la incertidumbre, en algunos casos la pérdida del trabajo, ¿ Cúal es la contención por parte del Estado a estas personas?

No todas las personas reaccionan del mismo modo frente a un problema determinado, a quienes tienen características más resilientes, grupos afectivos más profundos y fuertes que les permiten transitar la crisis en compañía, sin embargo, hay muchas personas más vulnerables y que carecen de grupos de pertenencia, ¿Qué pasas con ellos? ¿Cúal es modo de resolver lo irresoluble -según ellos- a sus problemas? La idea de la muerte es una manta en las noches de soledad absoluta.
El trabajo en políticas en salud mental abarca de forma coordinada diversas áreas cómo salud, educación, deporte, trabajo y seguridad. Principalmente en la prevención primaria, porque apunta al “momento” antes de que se desencadene un problema. Si una persona tiene problemas de consumo de cocaína, ahí estamos en la prevención secundaria, es decir, se brinda un tratamiento acorde a su problema de consumo que puede incluir la internación, que hoy en día es casi imposible realizar la misma. El trabajo en la prevención primaria, es más económico que la prevención secundaria, dado que los recursos a utilizar
son diferentes. Y el proceso termina con la prevención terciaria donde hay un control y seguimiento de la persona recuperada y la reinserción en la comunidad.
Ocuparse de la salud mental implica prácticas efectivas en la sociedad misma, desde los recursos que el Estado tiene que usufructuarlos al máximo y solo esto es factible cuando se conoce sobre la problemática real de una sociedad, no se trata de crear leyes de vanguardia, sino leyes aplicables a la vida cotidiana de las personas. Alguna vez la dirigencia política cómo los funcionarios de turno, van a entender, comprender y actuar en consecuencia que hoy en día cómo hace años, están muy lejos de la verdadera causa de muchos de los males que afectan al ciudadano a pie. También, es preocupante que la sociedad no actúe exigiendo, peticionando y obligando a los funcionarios a cumplir lo que
está en la ley o en los fundamentos de la creación de instituciones vinculadas a la temática de salud mental. La pelea por el poder ha llevado a las personas a estar decepcionadas, poco creyentes en un cambio real, profundo y tan necesario en nuestra sociedad.

Y en tanto el tiempo pasa, la muerte termina siendo una respuesta equivocada a la falta de compromiso por parte de los funcionarios de turno.
Si realmente creemos en la libertad del ser humano, primero debemos aceptar que hay personas que la libertad los aterra, otro tanto lamentablemente padecen una “enfermedad” mental que no les permite ejercer la misma, o bien una persona que padece una adicción ha dejado su libertad por la esclavitud del consumo. Es el momento de trabajar mancomunadamente desde los diversos ámbitos públicos y privados, para acordar políticas en salud mental que realmente atienda a los diversos problemas de la sociedad fueguina.
Dar las respuestas necesarias y urgentes que la sociedad demanda, si no se logra dar vuelta esta situación 180 grados, vamos a ver una sociedad más enferma, deteriorada emocionalmente y que muchos encontrarán en la muerte, la escapatoria de esta amarga realidad.

NADIE SE SALVA SOLO, SINO QUE ES ENTRE TODOS/AS JUNTOS.

Por el Licenciado Diego Degratti Matrícula Nacional 34375

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