Durante todo el año pasado, a partir del cepo total al acceso a divisas que dispuso el entonces ministro Sergio Massa, las automotrices tuvieron que financiar sus importaciones para seguir produciendo.
El pedio del funcionario a los privados para que adoptaran esta política tenía la promesa de liberar dólares al cambio oficial en un tiempo determinado. Eso no sucedió y terminó su gestión sin pagar esas importaciones que representa una deuda de las terminales con el exterior de más de u$s8.000 millones.
Ante eso, los proveedores internacionales comenzaron a cortar suministros. La llegada de las vacaciones trajo un poco de alivio, pero la vuelta a la actividad puso otra vez el problema en primer plano.
El gobierno de Javier Milel propuso un bono (Bopreal) para cancelar la deuda que dejó la gestión anterior en cuatro años.
Sólo Toyota aceptó este plan. Las otras terminales lo están analizando.