El consumo de alcohol provoca varias enfermedades, pero nadie quiere hablar del tema.

Rio Grande 19/05/2022.- El consumo de alcohol en la provincia es un problema social grave, no solo por las enfermedades que provoca sino por la violencia intrafamiliar, la pérdida de empleos, de bienes, familias destruidas y como si fuera poco el peligro que significan los conductores alcoholizados que en los últimos días han sido muchos, 3 de cada 10 siniestros viales son protagonizados por personas que han consumido alcohol. El consumo comienza cada vez a edad más temprana el promedio se ubica entre 12 y 13 años. Cuáles son las políticas públicas que tratan esta problemática.

Después de revisar varios estudios sobre el fenómeno del consumo de alcohol en argentina, que es el segundo más alto de Latinoamérica, llegando a un promedio 9,8 litros por persona por año, y que también muestra que son cada vez más jóvenes los que comienzan a tomar, empezando a los 12/13 años lo que se da más en mujeres, no hay etiquetas que anuncien todas las enfermedades que puede provocar, como se detalla más abajo. No se controla la venta a menores y tampoco se registran los controles necesarios por el consumo de alcohol en personas que conducen. No se sanciona a quienes venden alcohol a menores y las multas por alcoholemia son leves, cada vez son más jóvenes quienes comienzan a beber.

De hecho, en los últimos días 4 de cada 10 accidentes tuvieron como protagonistas a personas alcoholizadas, tanto hombres como mujeres, en el pais el promedio de accidentes por consumo de alcohol ha aumentado del 25,2 % en 2014 a casi el 35% en 2021. 6 de cada 10 personas han asumido que han consumido alcohol antes de manejar. En Rio Grande hay un promedio de entre 7 y 10 accidentes por días, muchos de ellos dieron alcoholemia positiva como en Ushuaia con casi los mismos porcentajes.

 

Con el tiempo, el consumo excesivo de alcohol puede causar enfermedades crónicas y otros serios problemas como los siguientes: Alta presión arterial, enfermedad cardiaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado y problemas digestivos. Cáncer de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto.

Además de aumentar el riesgo de sufrir cáncer de hígado, beber demasiado también aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades bastante graves como la cirrosis. Por otro lado, uno de los órganos imprescindibles para el correcto funcionamiento del organismo como es el páncreas, también puede verse en peligro.

El consumo crónico de alcohol provoca problemas de salud físicos y mentales, pero también sociales y familiares, pues puede repercutir en las relaciones personales. En cuanto a la salud, afecta al aparato digestivo, al sistema cardiovascular, al sistema nervioso y músculo-esquelético, entre otros.

El consumo y la adicción del alcohol no se resuelven prohibiéndolo como lo atestiguamos en el caso de Estados Unidos en las épocas de la prohibición. La solución está en políticas de salud y educación públicas. Por cierto, en México está prohibida la venta de bebidas alcohólicas a los menores de edad

¿Cómo se puede evitar el consumo de alcohol?

Para ayudar a controlar su consumo de alcohol:

Evite a las personas con las que usted normalmente bebería o los lugares donde tomaría.

Planee actividades que disfrute y que no impliquen beber.

Mantenga el alcohol fuera de su hogar.

Siga su plan para manejar las ganas de beber.

¿Por qué se legalizó el alcohol?

Se decía que el consumo de alcohol provocaba pobreza en las masas, enfermedades varias, demencia, y estimulaba la delincuencia, logrando normas de «prohibición total del alcohol» en pequeñas ciudades.

En Argentina mueren 8.000 personas al año por enfermedades vinculadas al consumo de alcohol.

 

Argentina es el segundo país en consumo de alcohol en América del Sur: se estima un nivel de ingesta de alcohol puro por persona al año de 9,88 litros.

 

El atracón de alcohol -que es el consumo de 5 o más unidades en una misma oportunidad- tiene una tendencia creciente.

 

En personas adultas el mayor consumo se da en varones.

 

En jóvenes, la edad de inicio de consumo es a los 13 años y la tendencia es que cada vez sea a menor edad.

 

En adolescentes de 13 a 15 años, el consumo en mujeres aumentó superando al de los varones.

 

En adolescentes, la cantidad de alcohol que se consume aumenta con la edad.

El consumo de alcohol y su vinculación con la seguridad vial en Argentina

La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) y la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) realizaron en 2018 un estudio en 32 hospitales públicos del país para determinar la prevalencia del consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas en conductores de vehículos que hubieran ingresado en sus salas de emergencia por motivo de siniestros viales.

 

Los resultados del estudio determinaron que el 25,1% de las y los conductores había consumido alcohol en las 6 horas previas a la ocurrencia del siniestro, es decir 1 de cada 4 siniestrados/as. El estudio pudo constatar que aquellos conductores siniestrados que declararon haber tomado alcohol sufrieron lesiones más graves en la cara, el tórax y el cráneo, las zonas más vulnerables del cuerpo para la salud, en concordancia con lo que informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre que el consumo de alcohol previo a conducir un vehículo es un factor de riesgo que puede provocar siniestros viales con resultados de alta gravedad (10). Por su parte, un estudio sociocultural que llevó a cabo la ANSV determinó que si bien el 93% de los conductores de vehículos declara que sabe que beber y conducir aumenta el riesgo de sufrir un siniestro vial, aproximadamente el 20% de la población conductora asumió haber conducido un vehículo bajo los efectos del alcohol en el último año. Este valor asciende a 3 de cada 10 en jóvenes conductores entre 16 y 35 años (11). Asimismo, datos de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo que llevó a cabo el Ministerio de Salud de la Nación indican que en 2018 el 15,2% de la población declaró que manejó un vehículo habiendo bebido alcohol en el último mes, valor que se incrementó un 25,6% respecto de lo registrado en 2013 (12,1%) (12) (13).

 

Considerando la prevalencia de alcohol vinculada a la conducción en base a datos no declarativos, un informe realizado por la ANSV sobre controles de alcoholemia realizados a 48.780 conductores de vehículos distribuidos en 38 municipios de 16 provincias del país durante el año 2016 y hasta julio de 2018, determinó que 9,4% superaba los límites de concentración de alcohol en sangre (CAS) permitidos por la Ley para los diferentes tipos de Licencias, siendo la media de CAS de los controles positivos de 1 g/l. Al igual que se observó en el estudio sociocultural de la ANSV, fueron los jóvenes entre 25 y 34 años quienes presentaron alcoholemias positivas (12,7%) en mayor proporción que el resto de los grupos poblacionales (14). Esto último se puede vincular con los datos oficiales de siniestralidad vial en Argentina que indican que 4 de cada 10 víctimas fatales corresponden a la franja etaria que va de los 15 a los 34 años (15), mostrando una relación directa entre los jóvenes, el consumo de alcohol y la inseguridad vial. Más recientemente, y gracias a las distintas ediciones mensuales de controles de alcoholemia que realiza la ANSV en conjunto con distintas jurisdicciones provinciales y municipales del país desde diciembre de 2020, se observa que el porcentaje de alcoholemias positivas desde su primera edición hasta agosto de 2021 oscila en el orden del 1% al 7% de acuerdo con la normativa de cada jurisdicción .

 

La gravedad del problema

 

Finalmente, y con el objetivo de comprender en profundidad el fenómeno del consumo de alcohol vinculado a la conducción, un estudio cualitativo de la ANSV del año 2018 buscó entender las razones por las cuales los jóvenes son más propensos a conducir bajo los efectos del alcohol, aun conociendo los riesgos implicados. El estudio demostró que el problema de la conducción bajo los efectos del alcohol no es una preocupación que aparezca de manera espontánea entre los jóvenes. La investigación identificó tres razones principales por las que los jóvenes no perciben este factor de riesgo: (a) Predomina un sentimiento individual de excepción (“a mí no me va a pasar”) según el cual creen que pueden controlar los efectos del alcohol en su cuerpo. Como consecuencia, minimizan la posibilidad de riesgo de sufrir un siniestro vial. (b) Le atribuyen al alcohol un rol esencial en su vida social, especialmente en las salidas nocturnas. El consumo de alcohol es un hábito arraigado que tiene origen en la adolescencia y se encuentra presente en todos los momentos de sociabilidad. (c) No sienten que serán controlados y/o sancionados por conducir bajo los efectos del alcohol porque perciben ausencia de control y/o creen que podrán evitar fácilmente los controles. Esto contribuye a minimizar el riesgo al que se exponen.

Víctimas, no infractores

El vínculo entre uso y consumo de bebidas alcohólicas por parte de menores de 18 años de edad es

complejo. Las bebidas están al alcance, lo que nos enfrenta a una encrucijada: ¿son infractores de la

ley o víctimas de la desregulación?

En la relación existente entre el uso y consumo de bebidas alcohólicas y los adolescentes hasta

18 años se mezclan una serie de situaciones:

El desconocimiento de las capacidades de manejo del producto y sus consecuencias, dado

que no existe evidencia de un nivel de consumo que separe la cantidad y el riesgo (existe un

riesgo de dependencia en un futuro, sumado a los riegos de episodios de violencias,

accidentología y contagio de infecciones).

La omnipotencia propia del grupo etario.

La acomodación de la situación cultural de disociarse y desconectarse, por medio del uso

excesivo y episódico del alcohol (las previas).

Las presiones de los pares y la que ejercen los inputs de la publicidad sobre sus mentes (por

identificación con jóvenes mayores de 18 años) en su capacidad de discernimiento.

La reserva y silencio de lo que le acontece emocionalmente (en algunos casos).

La incapacidad de metabolizar (sobre todo en las mujeres2) corporalmente la cantidad de

alcohol ingerido, sin afectar órganos vitales, dado que no está preparado (por estar en

desarrollo aún) para recibir periódicamente semejante cuantía de alcohol puro.

La posibilidad del uso de maquinarias (autos, motos, etc.) otorgada por los adultos.

Con datos de SEDRONAR y CIPEC

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