La asombrosa adaptación de “los peques” al aislamiento.

Lun 06/04/2020.-No solo son héroes y heroínas los adultos en esta cuarentena, aquí una visión de lo que pasa a un metro y medio, o menos, del piso, con nuestros, hijos, nietos, sobrinos, niños/as en general durante la cuarentena. Una experiencia fascinante.

A lo largo de este poco menos de un mes de aislamiento preventivo y obligatorio, debido a la pandemia COVID-19 Coronavirus que azota al mundo, hemos escuchado hablar de héroes y heroínas, entre ellos y sobre todos, los profesionales de la salud, y luego la lista continúa, personal de fuerzas policiales y de seguridad, trabajadores de medios de comunicación, el personal que realiza las labores de recolección de residuos, taxistas, remiseros, empleados y empleadas de mercados, camioneros, expendedores de gasolina, trabajadores del petróleo. La lista podría continuar, y resaltamos el trabajo que realiza todas y cada una de esas personas que no pueden quedarse en casa, porque su deber es hacer cumplir un Decreto Nacional Urgencia.

Pero acá nos vamos a detener, y vamos a mirar puertas adentro de nuestros hogares o de los hogares que se nos permite observar a través de las redes sociales, también de los hogares más cercanos, y vamos a hablar de quienes sí merecen llevarse un aplauso, medalla, beso y una enorme felicitación, por su gran comportamiento en esta cuarentena, son nada más y nada menos, que las niñas y niños.

Son los más pequeños a quienes de un día al otro, no los dejamos volver a salir a jugar, a andar en bici, a ver a los amigos, a acompañarnos a hacer las compras, a perder el hábito de ir a la escuela, a no poder salir a pasear al perro, a dejar de hacer actividades extracurriculares, como ir a fútbol, o ir al skate park, o simplemente, ya no pudieron ir a visitar a abuelas, abuelos, tíos, primos, hermanos, incluso papás o mamás que no conviven bajo el mismo techo.

Las formas de dar esta explicación, de poner un límite y decir “quedate en casa”, son variadas, desde información en la web adaptada a un niño de 6 años para que pueda entender cuál es efecto de una pandemia como la actual, hasta la simple explicación a una pequeña de 2 añitos a la que su mamá optó por decirle “hay un bichito malo y no podemos salir afuera”. Las explicaciones fueron aceptadas, con muchas preguntas, pero aceptadas al fin.

 

 

 

Cada familia, o en cada casa se debieron re acomodar, horarios y espacios, no solo para que los chicos y chicas intenten, no aburrirse, sino también para comer juntos, hacer las tareas juntos, jugar juntos, e incluso pelear todos juntos, en hogares  donde hay más hermanos u otras personas con las que compartir los espacios.

Las mamás y papás que deben efectuar teletrabajo  también debieron acomodar sus horarios, para cumplir con las exigencias que se presentan a la hora de compartir en familia, nada más y nada menos, que las 24 horas del día.

Con el correr de los días, no solo los adultos hemos atravesado diferentes estados de ánimo, entre ellos, la ansiedad. Lo mismo ocurrió con los pequeños héroes y heroínas de esta historia.

Entre llantos, berrinches -por parte de los más pequeños- y mucha tarea para los que son un poco más grandes; madres y padres han solucionado los ataques de ansiedad, en varios casos, convirtiendo a los peques los mejores ayudantes de cocina de la historia, pero también, otra resolución para la ansiedad, han sido las videollamadas, que obligó sobre todo, a las abuelas y abuelos a aprender a utilizar la tecnología, con el solo fin de estar más cerca de quienes más amamos.

Un sentimiento que parece en los chicos no manifestarse es la angustia de extrañar, y esta vez, los adultos recibimos una gran lección, porque los chicos y chicas, extrañan a la familia, más de lo que uno sospecha, por lo tanto, será este punto, algo a tener en cuenta en el momento en que culmine la cuarentena.

La mirada de la cuarentena desde la óptica de los niños es muy diferente a lo que suponíamos, Pilar Sordo decía que “el aburrimiento es la madre de la creatividad” y así quedó demostrado, niños que antes no tocaban una cartulina, una goma de pegar, u otros elementos fuera de la escuela, hoy no solo los usan para hacer la tarea, que es mucha, sino también para armar juegos de mesa, como un pac man,  convierten una pelota de goma en la cabeza de un súper héroe, miran fotos viejas y así manejan su ansiedad, o al menos le bajan los decibeles de manera tal que estar con los padres se convirtió en una rutina divertida y sorprendente y además sacó al enano creativo que todos tienen dentro. Desde los 2 a los 9 años este sentimiento es parecido, y aunque ustedes no lo crean, en el ingreso a la adolescencia también. Hoy decir te quiero cuesta menos, te extraño abuelo/a, cuando hablamos por celu o hacemos una video llamada, es tan natural como antes era entrar y sentarse a jugar a la play o ver tele y dibujitos, el celular sigue siendo importante, pero no tanto, solo para ver o escuchar a esos seres que ellos extrañan y necesitan saber que estarán siempre ahí. En definitiva los adultos descubrimos en este tiempo que los “locos bajitos” nos quieren igual que siempre pero ahora nos lo dicen, y esa es una muy buena noticia.

Dicho todo esto, resta decir que esta vez, quienes se llevan todos los aplausos y todo nuestro amor, son las niñas, niños y niñes que transitan y seguirán transitando de manera estoica ésta cuarentena. Han soportado a los adultos, con todos nuestros mambos, incluida la ansiedad, de un modo inimaginable, que han permanecido dentro de los hogares sin quejarse, o con alguna queja que se resolvió a los pocos minutos.

Para ellas y ellos, una vez más, gracias por comprender, aún cuando los adultos no sabemos explicar….

Gracias porque aunque han recibido muchos retos, por no colaborar en la casa, por no hacer bien la tarea, o solo porque sí, nos han devuelto una sonrisa.

Y sobre todo, gracias por quedarse en casa, y comprender que este virus, lo combatimos todos juntos, y que gran parte de ese esfuerzo, radica simplemente, en que queremos verlos crecer y sonreír, esperando que esta pandemia, logre en algún  punto convertirnos en mejores seres humanos.

¡GRACIAS HÉROES Y HEROÍNAS!

Lorena Uribe y Armando Cabral

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