EL JUSTICIALISMO PROVINCIAL SE PREPARA PARA SU ROL DE OPOSITOR QUE EJERCERÁ A PARTIR DE DICIEMBRE PRÓXIMO

Mierc 09/10/19.- Superado el mal trago -aunque esperado- que significó el resultado de la elección provincial que consagró a Gustavo Melella en primera vuelta, comenzaron la serie de encuentros y reuniones informales entre los principales dirigentes del justicialismo con vistas a unificar criterios en la nueva etapa que deberán enfrentar en los próximos, al menos, cuatro años.

Uno de esos encuentros se concretó este último fin de semana. Participaron los máximos referentes del espacio, como la gobernadora saliente Rosana Bertone, el intendente reelecto de Ushuaia Walter Vuoto y los electos por Río Grande, Martín Pérez, y por Tolhuin, Daniel Harrington.
No se necesita ser un avezado analista político para concluir que históricamente el peronismo no se siente cómodo en otro lugar que no sea el gobierno. El papel de opositor no le sienta bien y en esa tesitura, todas sus acciones están dirigidas a recuperar el poder. El fin no es otro. Y los medios, todos.
En un contexto de crisis como el actual, el principal problema que deberá enfrentar Gustavo Melella desde el día cero está vinculado a lo económico y financiero.
Por eso, la estrategia esbozada en ese encuentro dio las primeras señales de cómo será el accionar de la oposición a partir del 17 de diciembre.
Uno de los puntos clave es aplicar una suerte de estrategia de «goteo» hacia los municipios de todo el dinero que llegue a Tierra del Fuego en concepto de coparticipación federal. En tal sentido, rescatarán del olvido las normas vigentes -que la administración Bertone se encargó de obviar sin mayores explicaciones- y de ser necesario, crear las leyes necesarias para lograrlo. Hasta allí, los medios. El fin: esmerilar la próxima administración desde el inicio. Acorralar de tal manera la gestión de Melella que ni siquiera pueda garantizar el pago de los salarios a empleados públicos en tiempo y forma. Porque de lo que se trata es generar «problemas de caja». De manera que si hoy los estatales cobran el quinto día hábil de cada mes, con el plan ideado no lo podrán hacer hasta el décimo. O quizás en dos tramos.
Esta suerte de ahogo financiero tiene su correlato con lo ocurrido durante estas últimas semanas. De otra manera no se entiende que una administración saliente continúe llamando a licitación de obras públicas a concretar durante el próximo período. Esto es ni más ni menos que atarle las manos, en términos económicos y financieros, al futuro gobernador.
No le quedará otra a Gustavo Melella que, en un marco institucional, republicano y democrático, sentarse a la mesa junto a Vuoto, Pérez y Harrington. No ya para establecer una estrategia entre sectores políticos en pugna, sino para garantizar viabilidad y armonía entre las gestiones provincial y municipales. Porque lo que está en juego no es el poder de turno, sino el bienestar de la totalidad de los fueguinos.

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