Según la variación de los precios minoristas, ese impuesto tendrá un aumento del 11,8%, que tendrá un impacto del 1% en los importes en los surtidores.
Pero además, habrá encarecimiento adicional por la inflación y la devaluación del dólar frente al peso, que producirá una suba cercana al 3%, aunque dependiendo de la aplicación del impuesto puede llegar al 3,5% o casi al 4%.
En la última revisión de los impuestos a los combustibles, de marzo pasado, la secretaría de Energía desdobló el incremento impositivo en dos tandas, una parte en marzo y otra en abril.
En el interior del país los reajustes suelen ser mayores por el costo de la logística, que implica el abastecimiento de las estaciones de servicio.
En el sector estiman que ahora puede suceder lo mismo, desdoblando el aumento del impuesto con una parte en junio y otra en julio.
Según fuentes de las compañías petroleras, el precio aumentará desde el próximo primero de junio cuando comienza a regir la suba impositiva.
Las compañías estiman que el atraso en el precio de los combustibles va del 6% al 20%, por el impacto de la inflación y que el aumento en la comercialización de los combustibles ubicaría cera del 4% promedio.
Ayuda a que el aumento no sea más alto que la cotización del dólar se mantuvo en el último mes y el precio internacional del petróleo crudo tampoco tuvo variaciones significativas.