Por este motivo en nuestro país se realiza una marcha multitudinaria. Miles de mujeres salimos a las calles para reclamar por nuestros derechos y para que el Gobierno lleve adelante políticas públicas eficientes que busquen eliminar la violencia machista en todas sus formas.
Por otro lado, este año nos encuentra nuevamente con cifras de violencia alarmantes. Según el Observatorio Ahora que sí nos ven, que preside Raquel Vivanco, en lo que va del año 2018 hubo 260 femicidios (227 femicidios de mujeres y 33 vinculados). Esto equivale a un femicidio cada 29 horas, siendo las provincias con mayor cantidad, Buenos Aires (84), Córdoba (24), Santa Fe (20), Mendoza (18) y Tucumán (16).
El mismo informe nos alerta que durante el Gobierno de Mauricio Macri en Argentina se cometieron 895 femicidios y 925 niños quedaron huérfanos.
En este contexto de creciente violencia machista, cada año somos más las que reclamamos en las calles para que el Estado tome las medidas necesarias para que paren de asesinarnos por el solo hecho de ser mujeres. Sin embargo y a pesar de ello, no existe ninguna política del Gobierno de Cambiemos para luchar contra la violencia patriarcal.
Y decimos esto porque hace solo un mes el Congreso de la Nación aprobó un presupuesto elaborado por el Gobierno en el que se redujo en un 38% el presupuesto destinado al Plan Nacional de Acción para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. De este modo, el oficialismo destinará solamente 11,36 pesos por año, por mujer, para combatir la violencia machista. Quieren reducir casi a la mitad el ya paupérrimo presupuesto destinado a luchar contra los femicidios. Una muestra cristalina de la importancia que este Gobierno le asigna a la violencia de género.
Esta desidia estatal se contrapone con la fuerza que la marea verde impregna en su lucha por más y mejores derechos para las mujeres y las disidencias sexogenéricas. Este año dos millones de mujeres salimos a las calles para pedir por el aborto legal, pero detrás de este reclamo se encuentra uno mayor: la igualdad real entre los géneros.
Desde mi rol de militante, estaré marchando para erradicar la violencia de género. Desde mi rol de diputada, intentaré que en la última sesión programada para la semana que viene se vote el proyecto de ley que ya presenté hace tres años para que se penalice el acoso callejero.
Esperamos que esta semana seamos miles en las calles. Y que contemos, además, con una media sanción de esta iniciativa. De lograrlo, empezaremos a eliminar el acoso en la vía pública, una de las formas de la violencia machista más naturalizada y extendida en nuestra sociedad.