Al desagregar a las ventas externas, se observa que los productos agropecuarios continuaron en rojo por la magra cosecha. Sin embargo, este mes se sumaron las manufacturas de origen industrial: motivadas por la incertidumbre de Brasil (septiembre mes previo a las elecciones), las mismas marcaron un retroceso de -4% i.a. en cantidades. Dado que el impacto de la cosecha se diluye en el cierre del año y que la situación del gigante sudamericano debería estabilizarse superado su proceso electoral, estimamos que las mismas se recuperarían hacia fin de año. A contramano, por el lado importador, el “apretón monetario” que se puso en marcha en octubre, pese a que ayudará a calmar las tensiones en el frente cambiario, agravará la recesión; por lo tanto, la caída de las compras sería una constante en el último trimestre.
En este marco, proyectamos que las exportaciones cerrarían 2018 con un crecimiento en torno al 3% i.a. (manteniendo el alza registrada en el acumulado a septiembre) mientras que las importaciones cederían levemente en comparación a 2017 (-1% i.a., revirtiendo el avance de 6% acumulado en los primeros nueve meses del año). De este modo, el año cerraría con un déficit comercial de bienes en torno a USD 5.500 millones, lo que implicaría una mejora sensible en comparación a 2017, cuando el rojo alcanzó USD 8.300 millones, sobre todo si consideramos el deterioro en los términos de intercambio (que acumula 2,5% en lo que va del año) y la magra cosecha agropecuaria. No obstante, la mejora llegará por “razones negativas” (caída de la demanda) y no por “razones positivas” (aumento de las exportaciones).