No se festeja, se conmemora

En esta fecha donde se conmemora la terrible lucha de las mujeres en todo el mundo y a casi un siglo del trágico hecho donde cientos de ellas murieron quemadas dentro de una fabrica por reivindicar sus derechos: La Licuadora quiere reconocer el esfuerzo de la madres, las trabajadoras, las que producen, las que educan de verdad, las que curan, las empresarias que dan trabajo, las que producen, las que conducen, las amas de casa, las emprendedoras, las que defienden el medio ambiente, las científicas, las integrantes de la fuerzas de seguridad, a todas ellas nuestro reconocimiento y respeto por aportar su granito de arena en pos de ser un país mejor.

Historias solidarias
Manos que trabajan para preparar cosas ricas y sostener sus obras
Varias organizaciones recaudan fondos con la venta de huevos y roscas de Pascua artesanales
Manos que trabajan para preparar cosas ricas y sostener sus obrasEn la chocolatería del hogar San José Providente, unas 30 mamás trabajan apuradas para llegar a tiempo Foto: Maxie Amena

El olor dulce es tan intenso que la reacción es inmediata: todo el que entra en la chocolatería respira bien hondo. Una decena de mujeres trabajan concentradísimas. Unas pintan los moldes con chocolate; otras decoran y otras envuelven y ponen moños. Se acercan las Pascuas y no hay tiempo que perder: el emprendimiento solidario duplicó este año la producción de huevos de chocolate.

La chocolatería artesanal Albricias nació en la Fundación San José Providente, organización que se dedica a la promoción de 270 chicos y jóvenes de José C. Paz, en el noroeste del conurbano. Y cada gramo de chocolate que ahí se produce tiene un valor doble: el de sostener una obra fundamental en la vida de tantas familias de la zona.

Como ellos, otras organizaciones ofrecen sus producciones artesanales para recaudar fondos y sostener así sus obras. LA NACION presenta algunas alternativas para comprar algo rico y ayudar a los que se solventan con estas ventas pascuales.

Nadie lo aclara, pero todos lo saben: el éxito de la chocolatería lleva consigo el progreso de la fundación. Por eso, la producción debe ser rica y debe venderse toda.

En este desafío, cada uno aporta lo suyo. Las madres preparan los huevos de chocolate; los jóvenes más grandes atienden la logística, y las chicas se ocupan de que nadie se vaya de los stands de la fundación sin llevarse un paquetito. La producción de este año es de lo más ambiciosa: 100.000 huevos de Pascua que esperan abandonar la chocolatería antes del próximo domingo.

El emprendimiento creció sostenidamente desde que surgió hace siete años. Su crecimiento fue exponencial: la primera vez realizaron mil huevos de chocolate. «Vimos que crecer en el largo plazo iba de la mano del desarrollo de un emprendimiento con visión empresarial que compartiera nuestros objetivos», dice el presidente de la fundación, Luis María Astarloa.

A mediados del año pasado, firmaron un convenio con la Universidad de Luján, ya que tres de sus carreras eran compatibles con el trabajo de la fundación: ingeniería en alimentos, administración de empresas y trabajo social. «Les pedimos ayuda en las tres áreas», contó Astarloa.

Hoy apuntan a optimizar la calidad de sus productos y a conseguir los mejores precios del mercado. «Estamos seguros de que el producto nos va a abrir muchas puertas», asegura el presidente.

Las ventas a empresas suman el 30% de la producción; para los particulares representan el 10%, y el 60% se vende en los stands de la fundación: cinco funcionan en supermercados Carrefour (San Miguel, Devoto, Pacheco, Olivos, Don Torcuato y el de Beruti, en esta ciudad).
El desafío de dar trabajo

La fundación tiene un hogar de día que apuntala la educación y la promoción integral de 270 chicos de entre 3 y 21 años. Todos están escolarizados y asisten en contraturno a la escuela. Tienen claro el objetivo de lo que buscan: permanentemente, el sacerdote Gustavo Manrique hace hincapié en el fortalecimiento de los vínculos familiares para que los chicos crezcan sanos y puedan insertarse en la sociedad.

«Nunca tuvimos una mentalidad asistencialista y nuestro sueño, desde el inicio, fue darles trabajo a las familias», confiesa Astarloa.

El hogar tiene una regla sagrada: a las familias se las apoya, se las contiene, se las ayuda, pero jamás se las sustituye. Por eso, el hogar funciona de día y los chicos regresan siempre a sus casas.

El trabajo es uno de los pilares de la organización; además de la chocolatería, abrió varios espacios de formación que derivaron en emprendimientos: carpintería y herrería, un taller textil y el apoyo a todos los chicos que quieren seguir estudiando.

«La producción de este año asegura el presupuesto para la obra y el funcionamiento continuo de este emprendimiento», asegura el director de la fundación, Oscar Serrano.

Alejandra Avalos pasó en la fundación los últimos 12 de sus 30 años. Es la encargada de un grupo de adolescentes y coordina la chocolatería. Tiene a su cargo más de 20 personas que trabajan en dos turnos de lunes a sábados: de 7 a 14.30 y de 14.30 a 21. Ultimamente, ante las inminentes Pascuas, también trabajaron los domingos.

Alejandra dice que le encanta estar en la chocolatería. «Hice varios cursos y el grupo es muy bueno», cuenta, sacándose el barbijo celeste.

Sandra Molina siente que la fundación es parte de su familia. Una parte fundamental: ella cría sola a sus cinco hijos y en muchas oportunidades, la asociación fue su sostén.

«Sin este apoyo, en los momentos en que tambaléabamos no sé qué hubiera sido de nosotros… Con ayuda del hogar, conseguimos la estabilidad familiar», cuenta la madre de Jonathan, de 19 años; Yanina, de 15; Martín, de 13; Janet, de 5, y Priscilla, de 3.

El hijo mayor de Sandra está a cargo de la logística de esta movida pascual. «No es un trabajo pesado, pero tenés que tener la cabeza en todos lados», dice Jonathan. Desde los dos pesos, los huevos de chocolate pueden pedirse en www.regalosolidario.com.ar ; al (02320) 442180/1 o www.sanjoseprovidente.org.ar .

«Esta es nuestra caja fuerte. Acá está nuestro tesoro», dice en broma Astarloa, mientras abre la puerta del depósito refrigerado. Miles de huevos de Pascua esperan allí antes de viajar a los destinos de quienes los compraron, y los miembros de la fundación confían en que otros miles encuentren dueño antes del domingo.

Por Cynthia Palacios
De la Redacción de LA NACION

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