“Siempre trabajé muchísimo”

Entre risas, Laura Luchini define su vida como “muy azarosa”, sin embargo, luego de escucharla, su derrotero parece guiado por la necesidad de generar los espacios imprescindibles para el desarrollo de la acuicultura en nuestro país. Recibida de Bióloga en la Universidad de Buenos Aires y especializada en Oceanografía en Francia, a su regreso al país se dedicó al trabajo en aguas dulces “porque no había trabajo en aguas saladas”, según recuerda.

Tras algunos pasos por la Universidad, renunció en el ’66 y la echaron en el ’76, sus pasos se dirigieron al sur. “Allí fue donde me interesé en el tema de acuicultura, cuando pensábamos poner un criadero de truchas privado, que no llegó a realizarse”.

Pero la semilla de la acuicultura prendió en Laura Luchini “y me fascinó el tema”, confiesa. De allí a un proyecto en Entre Ríos de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, donde hace su ingreso al INIDEP dirigiendo el primer proyecto de acuicultura del país.

Luego de una carrera en el INIDEP que incluyó la Dirección Nacional de Investigaciones y al crearse la Dirección Nacional de Acuicultura, Laura Luchini accede a su actual cargo a través de un concurso de antecedentes. Finalmente “y después de 20 años, en el 2000 se puso a trabajar en el CENADAC, el Centro Nacional de Desarrollo Acuícola en Corrientes”.

Para Luchini ser mujer “nunca me trajo dificultades, siempre trabajé muchísimo y tengo un buen currículum”, sin embargo reconoce que en la acuicultura no hay una presencia muy fuerte de mujeres. “Salvo en el sur –aclara– que hay una cooperativa de mujeres que trabaja con Marcela Pascual haciendo subproductos”.

“Las mujeres trabajan en acuicultura cuando los proyectos que desarrollan son de tipo familiar”, explica. “Esto se da fundamentalmente en la acuicultura agraria o rural, que se puede hacer a bajo nivel de producción y con ganancias”.

“Conozco casos donde las mujeres cumplen todas las tareas, incluso en el estanque –nos cuenta Laura– en Aristóbulo del Valle en Misiones había una señora, en realidad había varias, que manejaba todo, estaba muy metida en el trabajo de la acuicultura”.

Reconoce que muchos trabajos en acuicultura no son para mujeres, “son trabajos muy fuertes, pero yo los he hecho, hay que tirar las redes, sacar la producción, pero son trabajos que a cierta edad ya no hay más ganas de hacerlos”, nos confiesa finalmente.

Pero deja en claro que hay lugar para los dos géneros en una actividad tan amplia y con tanto por hacer como es la acuicultura en nuestro país.

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