RESPETO PROPIO: Por principio También por razón práctica

La subordinación indebida, el temor (actuar como si perteneciéramos a otro), no lleva a nada bueno. Sin principios, sin fortaleza personal, el dirigente no se dirige ni a sí mismo. La Provincia, como otras, necesita fondos nacionales para concretar obras de infraestructura. Imprescindibles para encarar proyectos de desarrollo económico.

Esos fondos (que muchos dirigentes locales llaman “ayuda”), son producto del trabajo provincial; que las concepciones centralistas sustraen, para disponer de los mismos con discrecionalidad.

Si el Presidente asigna parte de esos fondos para construir obras en una Provincia, porque las estima necesarias o convenientes para el progreso de sus habitantes, no supeditaría esa decisión al color político de las autoridades locales. Obraría como un Presidente, con “P”; con “P” mayúscula, no por referencia al cargo, sino al ejercicio legítimo, cabal, de esa investidura.

Si el presidente condiciona esas decisiones al resultado de elecciones provinciales, estaría bien llamado así (presidente, con “p” minúscula).

La apreciación tiene su correlato en las dirigencias locales. Si son serviles, por conveniencia o temor, no tendremos “Gobierno”; sino, apenas, “gobierno” (por especulador, por timorato; porque, en realidad, piensa y actúa en miras a beneficios personales, no comunitarios).

Los autoritarismos y sus circunstanciales beneficiarios, son efímeros. El verdadero poder político no se compra. El comercio institucional no da frutos, porque pisotea la esencia del ser humano.

Por eso, por principio, tenemos autorespeto.

El dirigente que aspira a consolidar poder político, para recorrer todo el largo camino que demanda un proyecto de fondo (diseño que construye, que permite crecer a la ciudadanía), necesita respeto político.

Respeto sustancial, no adhesión formal o de momento.

Cuando a Duhalde le preguntaron qué sentía ante tanta negación de quienes hasta poco antes rasgaban sus vestiduras por él, con su respuesta calificaba a esa dirigencia: “los compañeros son así”.

Quien pretenda recorrer todo el largo camino que exige un proyecto político de fondo (proyecto en serio), sabe que necesitará de respeto político; de ese que no pueden dar los que no se respetan.

Por eso, también por razón práctica tenemos autorespeto.

Fabiana Ríos – Carlos Bassanetti

Tierra del Fuego, Marzo de 2007

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