Poco solidarios, irrespetuosos y descuidados

Permanecer algo menos de una hora un sabado por la mañana en el pasillo de la guardia de nuestro hospital puede ser una experiencia muy impresionante, que nos lleve a darnos cuenta de porque estamos como estamos, que cosas nos importan, que valoramos y que no . Hasta que punto podemos ser intolerantes, irrespetuosos, soberbios, mal educados y poco solidarios, todo esto con solo observar las actitudes de la gente. Es decir ver cuando se mira, oír cuando se escucha.

La mujer vestida con chaqueta bordeaux, jean y zapatillas, pasaba el secador de piso frenéticamente por el pasillo de casi 50 mts de largo por 4 de ancho, y en el agua que arrastraba con el elemento de limpieza, podían verse papeles de caramelos, bolsitas de nylon, marquillas de cigarrillos, etiquetas de goma de mascar y otra serie de residuos.
Asi contado pareciera que estamos hablando de un boliche bailable después de una noche movida, no, estoy hablando de la guardia del nuestro hospital, mientras la mujer pasaba el trapo para secar, mas de uno aun viendo el esfuerzo que le costaba, pasaba caminando por el piso aun húmedo, aun cuando el señor de seguridad, les pedía por favor que ingresaran por una puerta lateral.
En varias oportunidades debió pedirles a los ocasionales pacientes que se corrieran, porque debía tirar agua, uno de ellos salio de los consultorios, piso el agua sucia y con sus pies mojados, recorrió todo el pasillo, lo que provoco que debiera volver a pasar el trapo a lo largo de todo el trayecto que recien habia limpiado.
Otra mujer ayudaba a abrir la puerta sin picaporte de la entrada lateral de la guardia, a un señor con problemas en su pierna, mientras una niña de no mas de 8 años trataba de boluda a su madre delante de todo el mundo porque no la habia dejado ingresar con ella a ver un familiar internado.
El joven que atendía a los que iban llegando, amable y respetuosamente en la mayoría de los casos era tratado como Kunta Kinte, ¿se acuerdan el de raíces?, si poco menos que como un esclavo, una mujer lo encaro con gesto adusto y sin siquiera saludar pregunto por una señora mayor con problemas en el corazón, como si hubiera una sola en todo el pueblo, paralelamente no podía dejar de observar el estado en que quienes usan ese lugar del hospital, lo han dejado, agujeros en la paredes, una botella de gaseosa vacia sobre el teléfono publico, un cartón de cigarrillos y grafitis son algunas de las cosas que vi en el poco tiempo que espere a que me atendieran.
Me llamo la atención ver pegada en la pared la pagina de La Licuadora, con la nota al jefe del equipo de oncología del Elizalde, en una fotocopia blanco y negro preguntando por el Ministro de Salud, me alegre y a la vez me preocupe porque evidentemente el problema sigue sin solucionarse y el ministro sin atendernos.
A lo que quería llegar con esto es a lo poco solidarios, irrespetuosos y descuidados que podemos llegar aun cuando se trata de cosas que nos pertenecen, que nos ayudan, que estan ahí para que hagamos uso de ellas, mucho mas cuando se trata de nuestro hospital, que con su pro y sus contra esta siempre.
No lo cuidan, no lo valoran, no nada, todo es del mal modo, casi de prepo, a la fuerza, como yo quiero, me quedo rondando en la cabeza algo que dijo la mujer que limpiaba, mientras todos miraban como realizaba su tarea, en un momento murmuro «Esto en el CMEP, seguro que no lo hacen» y si es asi, porque en el privado si tiras un papel en la guardia te lo hacen levantar, si rayas una pared la pagas y si ensucias te echan, asi de simple.
No respetamos ni a seres humanos, ni normas y todo tiene que ser en beneficio nuestro sin que pongamos nada de nuestra parte, todos al servicio nuestro.
Es doloroso y me dejo una gran amargura, ver que si te reciben bien o mal da lo mismo, porque debo rescatar la actitud de esa mujer limpiando y la del joven de la mesa de entrada a la guardia por su respeto, amabilidad y predisposición y por el otro el descuido, la arrogancia, soberbia de quienes creen ser dueños de todo y de todos.
Siempre que me pasan cosas como estas recuerdo, aquella frase escrita en un papel y pegada sobre la puerta del estudio de Canal 13, «Estamos como estas, porque somos como somos».
Nunca tan vigente, ni tan bien aplicada, lamentablemente algunas cosas nunca cambian y muchos de nosotros tampoco.

Armando Cabral

23/02/07

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