VIENA (AFP).– La foto de Evangelina Carrozo, reina del Carnaval de Gualeguaychú, copaba el sábado la tapa de la prensa austríaca, después de haber dado la nota en Viena al aparecer ante los líderes de América latina y Europa en bikini para protestar contra las papeleras.
«Un vendaval muy especial» dice el popular Kronen Zeitung en su primera plana, en la que publica la foto de la joven argentina que camina hacia los jefes de Estado y de gobierno cuando posaban para la tradicional foto de familia.
En la foto, la muchacha levanta un cartel con la frase: «Basta de papeleras contaminantes – No pulpmill pollution», con la firma de Greenpeace, en referencia al rechazo de la entidad ecologista a la construcción de dos plantas europeas de celulosa en Uruguay a orillas del río homónimo que comparte con Argentina, causa de un conflicto bilateral.
La bella morena argentina de 25 años de edad, nacida en la provincia de Entre Ríos, elegida reina del famoso Carnaval de Gualeguaychú, apareció ante los líderes europeos y latinoamericanos vistiendo simplemente una bikini carnavalera con lentejuelas y botas negras altas.
«Foto de grupo con la reina del samba», dice el Die Presse (derecha).
«Fuerte inicio de la cumbre: se llevan a Evangelina Carrozo después de haberse mezclado en la foto de jefes de Estado y de Gobierno», dice el Der Standard (izquierda) que publica la foto de la atrevida argentina cuando un guardia de seguridad se la lleva cuidadosamente por la cintura.
El Kurier también publica la foto de Evangelina Carrozo mostrando el cartel reivindicativo cuando pasa frente a un sonriente primer ministro británico Tony Blair, y afirma: «Esta es la cumbre».
Ni bien ni mal. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, afirmó hoy que al presidente Néstor Kirchner no le cayó «ni bien ni mal» la demostración de protesta efectuada ayer en Viena por la reina del caranaval de Gualeguaychú, Evangelina Carrozo, ante los presidentes de la Unión Europea y Latinoamérica.
Dijo a radio Mitre que el episodio «sorprendió» a la delegación argentina, que según dijo, «no estaba enterada del tema». Lo consideró «una forma de expresión y de protesta objetivamente habitual en este tipo de encuentros» y le reconoció el mérito de haber «instalado” el tema en la cumbre.