Una mujer fue detenida ayer acusada de realizar abortos clandestinos en su casa, en la ciudad de Salta. La investigación había comenzado hace un mes tras el hallazgo de un feto mutilado en un canal por parte de empleados de limpieza. La sospechosa es una enfermera jubilada, identificada como Isabel Anachuri de 67 años, según precisó el jefe de la comisaría 2ª de esa ciudad, comisario Oscar Tolaba.
La investigación se había disparado el 22 de marzo y la policía la denominó Operación Killerhands (manos asesinas). Ese día, personal de la empresa Agrotécnica Fueguina había descubierto un feto de siete meses de gestación cuando limpiaba una parte del canal Esteco, a pocas cuadras del centro de la capital.
Los investigadores lograron descubrir que los restos habían sido tirados allí por una chica de 17 años que se había sometido a un aborto clandestino. Una vez hallada, fue ella quien dio la pista para armar el rompe cabezas e indentificar una vivienda en cuyo frente funcionaba una enfermería, en Rioja al 2.100, al oeste de esa ciudad.
La casa quedó bajo vigilancia. La Policía comenzó a seguir los pasos de la sospechosa y las actividades en la presunta clínica clandestina. Y anoche, finalmente, una mujer embarazada apareció con su pareja en la vivienda. Era la oportunidad que estaban esperando los investigadores para actuar. La pareja entró a la casa.
Un rato después, los dos jóvenes fueron interceptados cuando estaban saliendo. La policía sospechaba que la chica se había practicado una operación. La pareja, entonces, admitió que en la casa se realizaban abortos, pero según detalló el comisario, ellos no habían podido hacerlo porque solo contaban con 300 pesos y la mujer arrestada les pedía 500.
El aborto tenía distintas tarifas según los meses de embarazó: la sospechosa cobraba 500 pesos a quienes estuvieran entre los tres y los cinco meses; 800 pesos entre cinco y siete; y 1.500 pesos entre los siete y los nueve. La pareja confirmó lo ocurrido y dio lugar a que la policía pidiera una orden de allanamiento para arrestar a la enfermera: allí, además, se secuestró «gran cantidad de instrumental quirúrgico y medicamentos” que ratificaron la existencia de una clínica en la que realizaban abortos, según detalló la policía.