Todos los sectores kirchneristas, sin embargo, trabajan sobre las dos hipótesis, hoy por hoy las más reales: la reelección del Presidente y el proyecto de Cristina Kirchner como candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
La otra noticia es Daniel Scioli. Luego de la feroz embestida de la primera dama y de Alberto Fernández contra el vicepresidente, en diciembre último, Kirchner y el jefe de Gabinete lo rescataron del «infierno». Ahora, son los mejores aliados. Y consideran a Scioli el mejor candidato a jefe de gobierno porteño para 2007.
El objetivo: desgastar a Jorge Telerman, que al asumir en ese cargo, hace un mes, mostró señales de autonomía; de esas que el patagónico no tolera ni perdona.
Ahora es Telerman el que padece el infierno. Le aplicarán la técnica de la soledad política y la falta de apoyo para su reelección en 2007. Quizás, un retaceo en la obra pública.
Para comenzar a hablar de 2007, lo mejor es negarlo. Por eso, Alberto Fernández dijo ayer a Radio Nacional que «en la Casa Rosada nadie habla de las elecciones de 2007 porque hay temas que preocupan más». Su frase siguiente fue: «… pero Cristina Kirchner es una dirigente espléndida y obviamente puede ser candidata a cualquier cargo».
En verdad, Néstor Kirchner decidirá su eventual reelección, o su propia sucesión por medio de la senadora, sobre la base de la imagen pública de cada uno y de la marcha de la gestión y de la economía. Hoy, le sirve lanzar al ruedo mil versiones y salir a medir a todos en las encuestas para luego decidir.
Le sirve también para obstruir cualquier proyecto de sucesión ajeno al matrimonio y preparar el terreno para un hipotético plan de gobierno a 12 o 16 años, con alternancias entre él y ella, por tres o cuatro mandatos.
Lo cierto es que el acto masivo que organizan el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, y Compromiso K para el 25 de Mayo, frente a la Casa Rosada, no es sólo para festejar los tres años de mandato de Kirchner. Fue concebido como un lanzamiento de su reelección. «Es así, ésa es la hipótesis más firme, y Cristina va a la provincia. Pero todo puede ser», definió un miembro de Compromiso K.
Los operadores de Zannini también trabajan por la candidatura de Cristina Kirchner en la provincia. Por eso, lanzaron una embestida sobre el ministro del Interior, Aníbal Fernández, que se postula para ese distrito.
«De novios»
«Alberto Fernández y Scioli ahora están de novios», aseguran en la Casa Rosada. Telerman no aceptó nombramientos propuestos por el kirchnerismo en su administración. «Querían arreglar «porotos» y los nombres eran de baja calidad política y técnica», dicen cerca de Telerman. «No necesitamos caja ni coparticipación. La Capital tiene superávit», explican.
Quizás, el único canal de diálogo es Julio De Vido. Pero el ministro de Planificación Federal sólo coordina temas de obra pública con el secretario del área porteño, Ernesto Selzer. Kirchner ordenó que sólo Alberto Fernández fuera el interlocutor político de Telerman. Ni De Vido ni Zannini. Ambos se replegaron, junto con su tropa.
Fernández apoya ahora a Scioli para molestar a Telerman. Pero el vicepresidente no acepta disciplinamientos. Alberto Pérez, legislador porteño y amigo común, es el nexo entre Fernández y Scioli desde que se alineó con el jefe de bloque kirchnerista de la Legislatura, Diego Kravetz.
En el albertismo valoran que Scioli haya apoyado a Aníbal Ibarra, mientras que Telerman hizo bastante por la destitución del ex jefe porteño.
Telerman gobierna ahora con cinco legisladores aliados y con kirchneristas distanciados de Kravetz.
La migración de Scioli a la Casa Rosada obligó a ex duhaldistas antikirchneristas, como los diputados Eduardo Camaño, Jorge Sarghini y Francisco de Narváez, conocidos como grupo El General, a entablar un diálogo con Mauricio Macri, de Pro, para 2007.
Otro peronista, macrista, el diputado Cristian Ritondo, amigo de aquéllos, juntó a los legisladores porteños Daniel Amoroso y Diego Santilli, entre otros dirigentes, en el restaurante El General. Planean una gran alianza con Macri.
Por Mariano Obarrio
De la Redacción de LA NACION