Me permito decir que estos chicos no eran profesionales ni muchísimo menos, eran eso, chicos de 18 años, como los de hoy y los de siempre con la cabeza llena de utopías y sueños que se destrozaron en un terreno barroso, congelado y neblinoso en el fin del mundo a raíz de las decisiones de un general borracho como Fortunato Galtieri.
Me permito decir que esos chicos pelearon con profesionales como los gurcas o los mercenarios ingleses, muy bien pagados.
Esos si eran profesionales, como los boinas verdes o los Seals, esos si son profesionales, no estos chicos que hasta un día antes de ser llevados a Malvinas jugaban a la pelota en el potrero del Barrio, daban vueltas en bicicleta los domingos y seguramente tenían una noviecita que jamás pensó que se quedaría esperando en algún muelle o en alguna aeropuerto militar que le devolvieran su amor adolescente. Porque eso eran adolescentes.
Por eso quizás, solo por eso es doblemente grande el orgullo de recordarlos cada año y vivir esta vigilia con frió, viento, agua o lo que sea, porque aun sin experiencia alguna, mal alimentados, con frió, sin equipos se enfrentaron a una de las potencias mas grandes del planeta y como si fuera poco aliados con los Estados Unidos de Ronald Reagan y así y todo fueron a morir, ante la maquinaria de guerra mas monstruosa jamás imaginada, mientras desde la Casa Rosada sentados en cómodos sillones desafiaban al imperio a venir que los estábamos esperando.
Si, a falta de todo lo demás, coraje y mucho, quizás ellos tampoco se hubieran entregado, pero los generales si.
Pero ahí estaban y seguramente, ellos no hubieran querido esa guerra por eso todo mi reconocimiento es para ellos y solo para ellos, no venero generales, ni mayores, ni cabos ni sargentos, ellos si sabían, ellos si supuestamente eran profesionales.
Honores, respeto, memoria para ellos los chicos de la guerra, los que fueron llevados a tratar de remediar un desastre de 7 años de dictadura, de muerte, desaparecidos y todo lo demás, a los que fueron usados como ultimo manotazo de ahogado de las fuerzas armadas.
Me niego a mencionar generales.
De los ex combatientes si , y cuando hablo de ex combatientes hablo de los soldados rasos, de los que fueron al frente, de los que pelearon, de los que volvieron con secuelas irreparables, de los que estan bajo tratamiento psicológicos, los lisiados, esos que para muchos, que ni siquiera estaban en Rio Grande, opinan y automáticamente se pintan de verde.
Conozco muchos ex combatientes, de esos que no tenían charreteras y también a los que los condecoraron por dirigir desde Buenos Aires o los que se sumaron a los listados y fueron radioperadores a mil kilómetros de distancia.
Me niego a usar términos militares como campos de batalla y toda esa parafernalia verbal.
Solo quiero recordar a los chicos de la guerra, y los profesionales que fueron, fueron porque sabían que era, de que se trataba, estaban informados, estaban al tanto, eran parte, eligieron las fuerzas armadas como profesión, allá ellos, no hay reclamo, no hay excusa, los chicos no pudieron elegir quedarse, y tampoco creo que ningún chico de 18 años haya elegido morir en Malvinas por decisiones de políticos y militares de las que no tenían ni idea.
En definitiva mi recuerdo a ellos a los jóvenes que perdimos en una guerra inútil que no teníamos ninguna posibilidad de ganar.
A una generación que a pesar de su inclasificable desventaja logística, técnica y numérica se enfrento a los piratas del Reino Unido de Gran Bretaña a costa de su propia vida.
Que su inmolación en las heladas tierras del sur del continente sirva para que nunca mas se nos ocurra mandar a nuestros hijos tras la aventura de un borracho, genocida y una vieja desquiciada como Margareth Tacher.
Para que nunca mas tengamos que ver madres llorando, novias esperando o hijos huérfanos por decisiones de un loco.
Para que no volvamos a hablar nunca mas de guerra, y si así es, que quienes vayan a defender nuestra soberanía sean aquellos que eligieron esa tarea, los que saben, los que quieren los que estan al tanto de cuestiones de las que chicos de 18 años no tendrían ni porque preocuparse.
Gloria y honor a los ex combatientes, gloria al coraje, honor a los que pelearon, a los que dejaron su vida.
A los que hablan, a los que incitan a los que toman partido, a los que la vieron por televisión, a los que se sumaron a la lista para cobrar una pensión a esos que los juzgue Dios.
Los chicos de la guerra estarán siempre presentes en el corazón, mas allá de actos, de vigilias y de cualquier declamación, son parte de nuestra historia, de nuestra vida, de la memoria.
Y allí estarán por el resto de la eternidad, nunca olvidaremos a aquellos que fueron a entregar su vida, nunca. Las Malvinas, fueron, son y serán argentinas por ellos y nada más que por ellos y hoy más que nunca, como cada 2 de Abril con la emoción y la bronca, con el nudo en la garganta gritaremos Las Malvinas son argentinas y eso no se discute.
Armando Cabral
01/04/06