Vacas sin pasaporte para que no falte el asado

El Gobierno arremetió contra la escalada de la carne con una medida tajante: suspendió las exportaciones por 180 días y elevó en 10 puntos las retenciones a los cortes más caros. El objetivo es hundir el precio interno con un fuerte aumento de la oferta. Kirchner dijo que “algunos quieren doblegarnos, pero no nos quedaremos de brazos cruzados”.

Por David Cufré

Después de casi tres años de gestión, ya no es una sorpresa que Néstor Kirchner apele a gestos fulminantes para dirimir situaciones conflictivas. Ayer repitió la fórmula en su pulseada con la industria de la carne, que viene conspirando contra los intentos oficiales para contener la inflación. “No nos vamos a quedar de brazos cruzados”, advirtió el Presidente sobre el final de la tarde, clausurando las gestiones de última hora que arriesgaron algunos empresarios del sector para evitar lo que se venía. Felisa Miceli concretó la amenaza dos horas después: anunció la suspensión de las exportaciones de carne bovina por seis meses y el aumento del 5 al 15 por ciento de las retenciones a las exportaciones de la carne con hueso y termoprocesada, que habían escapado al anterior ajuste de ese impuesto.

El Gobierno se inclinó por la opción más drástica de las medidas en estudio para frenar el precio de la carne. Kirchner desechó la propuesta de los principales frigoríficos exportadores de autolimitar sus ventas al exterior, que consistía en una reducción de los envíos del 20 por ciento respecto de los de 2005. Esa iniciativa nunca terminó de concretarse, a pesar del anuncio de las distintas cámaras frigoríficas del 3 de febrero pasado. Los empresarios sostienen que las dificultades de implementación surgieron por deficiencias burocráticas de los propios organismos de control del Estado.

Según la Casa Rosada, la necesidad de tanta dureza frente a la escalada de la carne se explica en las maniobras especulativas de varios actores del sector. Kirchner dejó entrever sus sospechas al hablar en un acto en Avellaneda. Dijo que apenas se dio a conocer que la inflación de febrero fue del 0,4 por ciento “empezó a aumentar el precio de la carne todos los días”. “Algunos quieren doblegarnos en el esfuerzo que estamos haciendo para que los precios no suban”, insistió. Pero luego remató: “Los que creen que hay un Presidente que se va a quedar con los brazos cruzados están equivocados”. Los intérpretes del Presidente deslizaron que no habría que descartar una intencionalidad política conspirativa detrás de los últimos incrementos.

Ayer fue el cuarto día consecutivo de alzas en el Mercado de Liniers. Oscilaron entre el 5 y el 7 por ciento y estiraron las subas de los distintos cortes en esas ruedas a entre 12 y 19 por ciento. En lo que va del año, los aumentos rondan entre 22 y 29 por ciento. Los movimientos en esa plaza repercutieron en las ventas al público. Representantes de las carnicerías afirmaron que esta semana debieron pagar entre 8 y 10 por ciento más por la media res. El vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Capital Federal, Alberto Williams, aseguró que el comercio minorista trasladará esos ajustes al mostrador porque “no los puede absorber”. “Hay pocas ventas y no se puede reducir el margen de ganancias”, agregó.

El Gobierno no se resignó a ver llegar las remarcaciones. Miceli y el secretario de Agricultura, Miguel Campos, participaron por la tarde de una muestra rural en Armstrong, Santa Fe. Llegaron allí envueltos en rumores de lo que preparaba el Ejecutivo para responder a las subas. Las versiones arreciaron cuando la ministra hizo un alto en su visita para atender una comunicación urgente: del otro lado de la línea estaba Kirchner. En esa conversación terminaron de dar forma a los anuncios. A su regreso a la Capital Federal, Miceli y Campos se dirigieron a la Casa Rosada y pasadas las nueve de la noche se presentaron ante la prensa.

La jefa del Palacio de Hacienda hizo una corta introducción para justificar la suspensión de las exportaciones bovinas por 180 días y el aumento de 5 a 15 puntos de las retenciones a las exportaciones de todos los cortes que habían quedado al margen de la anterior suba del gravamen. Pero la ministra aclaró que la restricción a las ventas al exterior tiene algunas excepciones: “Por supuesto que vamos a seguir cumplimentando aquellas exportaciones como la Cuota Hilton (carnes de calidad enviadas a Europa) o los convenios país-país, pero éstos representan una pequeña porción del total de exportaciones”, indicó.

En concreto, el alza de las retenciones recae sobre los productos procesados, termoprocesados (corned beef, hamburguesas), congelados, menudencias y vísceras. Son los cortes que exportan los frigoríficos más poderosos, agrupados en el consorcio ABC. Unica, que es una de las tres cámaras de exportadores medianos y chicos, se resistió en febrero a sumarse a la propuesta de autolimitación de exportaciones, porque ese sector seguía beneficiado con retenciones más bajas. El Gobierno corrigió esa situación al igualar a todos con retenciones del 15 por ciento.

Miceli argumentó que las medidas se adoptaron frente a una situación de “emergencia”, motivada en los incremento de la carne al público. “Estamos preocupados en cuidar el poder adquisitivo de los trabajadores, de la clase media”, añadió. El objetivo de limitar las exportaciones es elevar de manera considerable la oferta de carne para el mercado interno, lo que debería hundir su precio. La ministra explicó que hay que “equilibrar la oferta y la demanda”, debido a que en los últimos meses se produjo un fuerte crecimiento de esta última que no pudo ser abastecido por la producción.

La ministra consideró que el aumento de la carne se debe a esa fuerte presión de la demanda, tanto interna como externa, y a factores exógenos, como la retirada de Brasil del mercado internacional por el brote de aftosa que sufrió en octubre de 2005 y por la aparición de la gripe aviaria. La cuota Hilton representa exportaciones por 28 mil toneladas, el resto, “600.000 toneladas, serán volcadas al mercado interno”, sentenció Miceli. La reacción indignada de los distintos participantes del negocio de la carne no se hará esperar. El mes pasado pareció que el brote de aftosa en Corrientes afectaría su actividad, pero no fue así. El Gobierno decidió actuar en consecuencia.

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