Por Laura Vales
A pesar del anuncio de los presidentes Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez sobre el acuerdo para destrabar el conflicto por las papeleras, la solución del tema resultó más improbable de lo que indicaba el optimismo oficial. Ayer, lejos de brindar un gesto para suspender las obras, las empresas Botnia y Ence dijeron que sólo con “un pedido formal” del gobierno uruguayo analizarán la posibilidad. Desde Helsinki, la vocera de Botnia, Annikki Rintala, consideró que “no hay bases legales para frenar” el proyecto, por lo cual “los trabajos continuarán por el momento”. En Ence, el director de comunicaciones, Claudio Vallejos, apuntó que la firma “cumplió con todos los permisos, si ahora nos piden que detengamos las obras queremos saber el alcance de esa petición”. Los directivos de las firmas habían deliberado durante toda la jornada sobre cómo responder el pedido de los presidentes. Horas después, en Gualeguaychú, los vecinos ratificaron en una asamblea que no levantarán el bloqueo de los puentes internacionales si Uruguay no concreta la suspensión. Sin que nadie dé el paso inicial hacia la distensión, 48 de horas después del anuncio de Kirchner y Vázquez la situación había dado un giro completo y el escenario aparecía nuevamente empantanado.
De los dos proyectos que se levantan en Fray Bentos, Botnia es el más avanzado: trabajan ahí 1500 personas. En Ence, donde las obras apenas están empezadas, el plantel es de 300 operarios. La semana pasada, las compañías habían dejado trascender que estaban dispuestas a escuchar cualquier sugerencia que les hiciera llegar el gobierno uruguayo. Ayer, esa posición estuvo matizada con referencias a las pérdidas que les supondrá hacer un parate. La vocera de Botnia señaló que una eventual interrupción demandaría “costos adicionales”, ya que tienen previsto comenzar a producir celulosa a fines del año que viene.
La firma difundió un comunicado de prensa. “Botnia no ha recibido hasta el momento pedido formal del gobierno uruguayo. De realizarse, analizará la propuesta con la misma actitud de apertura al diálogo que ha mantenido desde el principio del proyecto”, señaló el texto.
En Uruguay, la propuesta de Vázquez y Kirchner generó reacciones no sólo a nivel empresario. En Fray Bentos, los sindicatos y la intendencia anunciaron una huelga para el próximo jueves en rechazo a la suspensión de las obras (ver página 2).
Tabaré, quien ayer llegó a La Paz como parte de una gira por cuatro países de Latinoamérica, fue consultado sobre estas repercusiones. El presidente dijo entonces que sólo había formulado un pedido a las compañías. “El Gobierno uruguayo no va a parar la construcción de las plantas de celulosa por dos razones: una porque legalmente no lo puede hacer, y dos porque hemos actuado dentro del plano de derecho, y no tenemos nada que nos esté obligando a que se detenga la construcción de las plantas de celulosa”, sostuvo. Como en días anteriores, reiteró que exige “que se levanten los cortes de los puentes para poder dialogar”.
En Gualeguaychú, donde el pedido presidencial de suspender el bloqueo de la ruta había sido recibido con una mezcla de expectativa y desconfianza, las declaraciones alimentaron el recelo. Los vecinos mantienen interrumpido el cruce de la frontera al Uruguay desde el 3 de febrero. Anoche hicieron una nueva asamblea sobre la ruta 136 para discutir la propuesta. Resolvieron rechazarla y continuar con el bloqueo por tiempo indeterminado.
Aunque en el interior de la asamblea existe, desde hace tiempo, una postura en favor de suspender el plan de lucha, en el debate de ayer esa posición fue minoritaria. “Hubo un planteo en ese sentido, pero inmediatamente quedó descartado”, dijo el asambleísta Pedro Pavón.
La idea que prima es que hasta que no haya una comunicación oficial de que las obras serán suspendidas, la asamblea debe mantener la protesta. Los vecinos (en su mayor parte de Gualeguaychú, pero también de Colón, donde está el segundo de los cortes) se reunieron al caer la noche sobre la ruta. En el debate tocaron los siguientes puntos:
– El compromiso de paralizar Botnia y Ence, “mediante un documento o con la promesa concreta del no avance de las papeleras”.
– Que se impida el tránsito de camiones con materiales para las plantas.
– La realización de un “profundo estudio de impacto ambiental” cuyos resultados sean vinculantes.
– Que ese estudio sea realizado por una organización internacional independiente, con la participación de las universidades argentinas y uruguayas.
En el Gobierno hubo malestar ante la posición de la asamblea. “Están lanzados y terminan obturando la posibilidad de una salida”, consideró uno de los hombres que ha llevado las negociaciones con el Uruguay. A su criterio, “mantener la presión sobre Uruguay hará que Tabaré lleve el caso al Mercosur y ahí el caso estará perdido. Ni siquiera nos va a quedar el recurso de (la corte de) La Haya, porque nos van a decir que el Mercosur es quien tiene jurisdicción”.
¿Es razonable el presidente uruguayo cuando dice que no puede obligar a las empresas a suspender los trabajos? Para los funcionarios argentinos, Tabaré puede hacer más de lo dice. Su razonamiento es el siguiente: “La autorización a Botnia y Ence se funda en un dictamen de un organismo oficial, la Dinama. En base a las leyes uruguayas, la Dinama planteó que las empresas debían presentar antes del inicio de las obras un plan de gestión ambiental con determinados puntos (por ejemplo, con un plan de monitoreo y de prevención de accidentes). Las empresas no cumplieron con todo lo que debían presentar. El Ministerio de la Vivienda les otorgó el permiso con un ardid: sostuvo que debían entregar estos puntos ‘antes de entrar en operaciones’. Por ese cambio Botnia y Ence consiguieron sus permisos, en la gestión de Batlle”. Este es el punto que podría permitirle a Vázquez formular un reclamo directo.
En Gualeguaychú hoy habrá una nueva asamblea, mientras que en Montevideo se espera un contacto entre las empresas y el gobierno. Aun en este empantanamiento todos creen posible una salida. Nadie duda tampoco de lo difícil que puede ser encontrarla, en un clima tan cargado de desconfianzas.