Tal y como adelanto Elisa Carrio:La obra pública desató la crisis política

El ex gobernador de Santa Cruz se negó a entregar el control de $ 590 millones que exigía desde hacía tiempo el Gobierno

RIO GALLEGOS.- Conforme pasan las horas, ganan espacio las versiones sobre los detalles reales de la renuncia de Sergio Acevedo a la gobernación de Santa Cruz. «Acevedo era un insurrecto que quería hacer obra pública en forma independiente y nunca respetó la centralización del manejo que le imponía la Casa Rosada», dijeron aquí fuentes allegadas al presidente Néstor Kirchner.

El Presidente asistió ayer a esta ciudad a la asunción como gobernador de Carlos Sancho, su hombre incondicional, que hasta hace pocas horas era vicegobernador de Acevedo (de lo que se informa por separado).

La obra pública fue una de las causas, quizás el detonante, que hizo estallar la relación entre Acevedo y Kirchner, luego de un cúmulo de cortocircuitos políticos.

Tal como adelantó ayer LA NACION, el Ministerio de Planificación Federal, que dirige Julio De Vido, le había enviado al ex gobernador una instrucción el fin de semana último: todos los fondos para la obra pública de Santa Cruz previstos en el presupuesto nacional, unos 590 millones de pesos, debían administrarse desde la Nación y no en la provincia. Así, Santa Cruz debía ceder a la Dirección de Vialidad Nacional el control de las licitaciones y contratos. Todo el poder lo retendría entonces la delegación local de ese organismo, en manos de Juan Carlos Villafañe, hombre que responde a Kirchner.

«El manejo administrativo, las licitaciones y los contratos siempre los tuvo la provincia. Acevedo no podía aceptar cederlo a la Nación. Cuando le comunicaron esa decisión, dijo: «Quédense ustedes con toda la provincia ya que no me dejan gobernar». Llamó a Kirchner, que no lo atendió. Y se fue», dijo a LA NACION un allegado al ex mandatario.

En rigor, ésa fue la gota que rebasó el vaso. De Vido y Acevedo se enfrentaron por otras cuestiones. Pero la larga disputa se agravó cuando el ministro de Planificación envió a sus emisarios para restarle poder al ex gobernador y a la Dirección de Vialidad provincial.

Incluso las versiones que se difunden por aquí entre políticos locales coinciden en que la Nación le reclamaba a la provincia que parte de los fondos, unos $ 40 millones, serían retenidos por Vialidad Nacional como parte de adelantos que engrosarían las arcas nacionales, en desmedro de las provinciales.

Negativa

«Acevedo no podía aceptar esas condiciones», dijo una fuente allegada al ex gobernador. Según trascendió, Acevedo se negó a recibir a esos emisarios de De Vido y los derivó a funcionarios de segunda línea.

En coincidencia con ello, LA NACION pudo saber que el fin de semana último había habido una reunión entre el secretario de Obras Públicas de Planificación, José López, mano derecha de Kirchner y de De Vido, y el presidente de la Dirección de Vialidad provincial, Héctor Garro, colaborador clave de Acevedo.

Los voceros de Planificación no respondieron ayer a las consultas de LA NACION. Sin embargo, Garro confirmó esa reunión, que ocurrió el sábado último.

Admitió aquí Garro a LA NACION: «Esa reunión existió y fue el sábado; siempre conversábamos sobre las obras de la provincia». Sin embargo, negó categóricamente que allí se hubiera producido el mencionado reclamo de la Nación de retener el control de la obra pública en Vialidad Nacional.

«No me hicieron esa propuesta, porque habría sido disparatado; las obras de Santa Cruz siempre las manejó la provincia en coordinación con la Nacion, y así sigue siendo», dijo.

En realidad, Garro renunció al cargo junto con Acevedo. Y en Vialidad provincial lo sucedió Juan Carlos Villafañe, ex delegado de Vialidad Nacional en la provincia y el mismo funcionario a quien Garro supuestamente debía ceder la administración de los recursos para infraestructura, según la decisión de la Nación que Acevedo nunca aceptó.

Luego de esta imposición fallida, el martes último, Acevedo llamó a Kirchner dos veces para comunicarle su renuncia. Estas llamadas las hizo delante de tres de sus ex ministros. Pero el Presidente no atendió el teléfono. Varios colaboradores propusieron irse del gobierno provincial difundiendo las razones, pero Acevedo se negó terminantemente.

Hace 20 días, había sido Acevedo quien se había negado a atender a Kirchner, cuando éste lo llamó para imponer a Judith Forstmann, incondicional del Presidente, como vicepresidenta primera de la Legislatura provincial. Antes de ello, Acevedo había impuesto a Carlos Marcicano para el puesto y eso fue tomado como un gesto de autonomía intolerable para el jefe del Estado, que finalmente impuso a Forstmann, hoy vicegobernadora.

Había sido el comienzo del «teléfono descompuesto», que había sucedido a la crisis de Las Heras, desatada el 7 de febrero último con la muerte del policía Jorge Sayago.

Por Mariano Obarrio
Enviado especial

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