El peso subvaluado y la buena calidad de una enorme gama de bienes e inmuebles le han dado forma a la Argentina, el país del déme dos

El peso subvaluado y la buena calidad de una enorme gama de bienes e inmuebles le han dado forma a la Argentina, el país del déme dos Si bien la mayoría de los turistas compra indumentaria, artículos de cuero y calzado, algunos también se animan a invertir y adquieren departamentos y campos

La Argentina es la meca de un turismo que gasta cada vez más. Norteamericanos, brasileños, chilenos, uruguayos y europeos son los principales compradores de las tiendas de la calle Florida, los shoppings y los principales comercios de Mendoza, Córdoba, Santa Fe y las provincias patagónicas.

Gracias a la devaluación, los precios de varios rubros atrapan el interés de los turistas. Si bien volar hasta la Argentina y alojarse en un hotel internacional no ofrece mayores ahorros, empuñar las tarjetas de crédito y salir de shopping, sí.

Indumentaria elegante y deportiva, zapatos y otros artículos de cuero, vinos y hasta joyas integran la lista de compras de los extranjeros cuyas visitas crecieron un 10% el año pasado, según cifras del Indec.

Tras la devaluación, en 2003, comenzó a acelerarse la tendencia y hoy los turistas están más gastadores que nunca. Así, los ingresos económicos por turismo receptivo subieron de US$ 2491 millones en 2004 a más de US$ 3000 millones en 2005. Este año, llegarían a los US$ 3454 millones, según las estimaciones de la Secretaría de Turismo.

Cuando salen de compras, los turistas eligen la tradición aunque también siguen nuevas tendencias. Primero, lo clásico. Los productos de cuero son un artículo importante en sus listas de compras, aunque han perdido peso relativo en el presupuesto total. Hoy representan el 23% de las operaciones –con un ticket promedio de 522 pesos–, mientras que hace una década representaban más de la mitad. Así lo muestran los números de Global Refund, empresa dedicada a procesar las devoluciones del IVA que benefician a los turistas, un sistema al que están adheridos más de 2200 comercios.

Dean y Heather, una pareja de canadienses que dieron el paseo obligado por la calle Florida, dijeron a La Nación que no dejarían la Argentina sin comprar “unas buenas camperas de cuero”.

“En nuestro país –explicó Dean– una campera de ese estilo nos cuesta US$ 600 y acá podemos conseguirla por US$ 200 y de muy buena calidad. El hotel es muy razonable también y son realmente baratos los zapatos.”

Los españoles Gerard y Carmen, que quedaron “fascinados” con los paisajes patagónicos, también volverán a su tierra con artículos de cuero nuevos.

“Estamos buscando y aunque nos cuesta encontrar los diseños europeos a los que estamos acostumbrados, lo cierto es que aquí el cuero es muy barato y de excelente calidad. En general, digamos que todo nos cuesta la mitad”, dijo Gerard, que en su tierra se desempeña como asesor financiero.

Algunas cosas caras

“Los artículos de electrónica son más caros aquí y las llamadas internacionales también nos resultan costosas, salvo las que son con tarjeta. La comida es abundante y exquisita, tiene la mejor relación precio-calidad.”

Por su parte, Susan y Hank, una pareja de Sudáfrica que vino a celebrar su 25° aniversario al país, destacaron que “las cosas de cuero y los CD son muy baratos aunque en algunas cosas como el transporte el país es más caro que Chile”.

“La relación en general con Sudáfrica no es muy amplia. Los CD, si son económicos, allá nos cuestan US$ 20 y acá 20 pesos”, afirmó Susan.

El nuevo primer lugar en las compras lo ocupa la ropa, segmento que creció, y mucho. Por cuestiones de calidad y de precio, los extranjeros eligen prendas argentinas, que representan el 45% de las compras.

Una factura promedio de indumentaria de un turista es de 455 pesos en indumentaria masculina y 349 pesos en ropa para mujer.

Dentro de este rubro, la venta de vestimenta deportiva se disparó un 94% el año pasado. “Eso fue gracias a los turistas brasileños, que enloquecieron por las camisetas de fútbol y las zapatillas”, dijo Tomás Mostany, gerente general de Global Refund.

Para Osmar, Daisy, Laura y Caio, una familia de San Pablo, “es cierto que la ropa es más económica, pero las diferencias de precios no son enormes”.

De acuerdo con Osmar, “la relación del peso y el real no es muy amplia, pero nos beneficia”. Veronica, una profesora de República Checa que visitó por segunda vez el país, dijo que “los precios de la ropa en general son bajos” y aprovechó el viaje para comprar “suéteres y chales de llama”.

Veronica, al igual que varios turistas, criticó la doble tarifa que se maneja en algunos circuitos turísticos.

“La vez anterior tuve una mejor atención y me duele decir eso. Es tremenda la diferencia con el Sur, las cosas me costaron cuatro veces más en la Patagonia que en la Capital”, se lamentó.

Tasiana y Tatiana, dos estudiantes de San Pablo de 22 años, encontraron muy baratos los anteojos y los relojes. En su ciudad, los relojes cuestan 50 pesos y aquí los encontraron desde 20 pesos. La relación con los anteojos es aún menor, según dicen.

“¡Allá pagamos 40 pesos un par de anteojos y acá están a 14 pesos!”, exclamaron encantadas.

Los turistas son felices comprando y también yendo de una tienda a la otra y parando para reponer fuerzas en un bar o restaurante. Los precios del transporte y la comida son regalados, siempre si se compara con los de los países de origen.

Un almuerzo con menú ejecutivo en Buenos Aires puede rondar los 18 pesos, mientras que un menú similar cuesta 31 pesos en Estados Unidos, 28 en Brasil y Uruguay o unos salados 59 pesos en Francia o 44 en Italia. Una refrescante cerveza llega a la mesa por 6 pesos, mientras que en Italia y Francia cuesta al menos 9 pesos y en Estados Unidos, 19 pesos.

Viajar veinte cuadras en taxi cuesta 6 pesos aquí, mientras que en Italia hay que desembolsar 30 pesos por el mismo trayecto, en Brasil 15 pesos, en Estados Unidos unos 31 pesos y en España, 55 pesos.

Karl, un ingeniero de Suecia, destacó que el país le resultó «más barato que Chile y más caro que Brasil».

«Llevo cinco días y todo me cuesta un tercio que en mi país. Los taxis son muy baratos y estoy pagando 24 pesos un hotel que allá me cuesta 15 euros. La cerveza y la ropa también son muy baratas», afirmó.

«Los artículos electrónicos, en cambio, son más caros aquí, en especial los reproductores de MP3», añadió.

Para los australianos Mike y Becky, en general, los precios en la Argentina son «moderados». Según señalaron, el cuero, la carne y el transporte son económicos al igual que los hoteles.

Taxis y ropa, baratos

Para el trío de neoyorquinos, Greg, James y John, el país es «barato» por sus «cueros, ropas y comidas».

«La relación es de 3 a 1, así que todo es muy económico, en especial, los taxis y la ropa. John se compró un sweater por 260 pesos que en Nueva York puede costar al menos 120 dólares», contó James.

«La comida -continuó Greg- también es barata. Allá una cena cuesta unos 45 dólares y acá comés la mejor carne por apenas 10 dólares.»

En el ranking de dinero gastado por compra de Global Refund, los norteamericanos pican en punta, con un promedio de 522 pesos por factura; les siguen los mexicanos, con 473 peso; los españoles, con 455 pesos, y los brasileños, colombianos y venezolanos, con unos 350 pesos en promedio.

Por calidad y precio, dentro de la lista de compras están creciendo rubros como vinos y joyas artesanales. Aquí los buenos vinos se consiguen a un gran precio, una botella de vino malbec cuesta 10 pesos en un supermercado.

Para encontrar una calidad similar en las góndolas norteamericanas hay que pagar 31 pesos; en Francia, al menos 20 pesos; en España, 44 pesos, y en Brasil, 28 pesos.

El turismo sigue aumentando y gastando: este año los arribos de turistas por Ezeiza crecerán entre 4% y 7%, para llegar a los 33,7 millones. Y cuentan en Global Refund que los turistas norteamericanos y europeos -que son mayoría en esta época del año- gastaron en enero un 60% más que en el mismo mes del año pasado.

Como contrapartida, ser argentino y salir de shopping por las capitales del mundo ha dejado de ser un gusto barato. Con salarios en pesos, visitar Oslo, la ciudad más cara del mundo, es inalcanzable para el grueso de la población argentina.

En realidad, son muchas las ciudades que han quedado fuera del alcance de los argentinos, que hoy tienen la capital del deme dos, si se toma en cuenta el último ranking elaborado por la Unidad de Inteligencia Económica (EIU, por sus siglas en inglés) del grupo editorial británico The Economist, que compara el costo de los bienes y servicios en dólares de 130 ciudades.

De acuerdo con ese informe, la capital noruega desplazó a Tokio del primer lugar. En la lista les siguen la capital islandesa, Reykjavik; la ciudad japonesa de Osaka/Kobe, París, Copenhague, Londres, Zurich, Ginebra, Helsinki, Viena y la alemana Francfort.

Buenos Aires se encuentra entre las ciudades más baratas del planeta y ocupa el puesto 117. Para que un argentino se sienta cómodo sacando la billetera como turista, debería viajar hasta San José o Asunción, ciudades que ocupan los puestos 120 y 127 del listado, respectivamente.

Por Laura Ferrarese y
Mercedes García Bartelt
De la Redacción de LA NACION

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