A la espera de las primeras detenciones

Según las últimas versiones, podrían detener a los primeros sospechosos por la muerte del policía. Serían cinco personas que estaban armadas. Una enfermera denunció con nombre y apellido al que atacó a la ambulancia que lo trasladaba. Los petroleros volvieron ayer al trabajo luego de los 19 días de huelga y cortes de ruta.

Por Martín Piqué
Desde Las Heras, Santa Cruz

Impaciencia, nerviosismo, suspenso. La investigación por el asesinato del policía Jorge Sayago está cambiando el clima de esta ciudad. Ayer circuló la versión de que esta semana podría haber varias detenciones, mientras que un grupo de delegados del sindicato de petroleros preparaba una denuncia por “apremios ilegales” que presentará hoy a las 10 en el juzgado de Pico Truncado. Según los dirigentes de la protesta que terminó el viernes, la policía habría “apretado” a un miembro del gremio y lo habría llevado por la fuerza a un domicilio particular para obligarla declarar. La jueza Graciela Ruata de Leone, mientras tanto, estaría preparando las órdenes de captura. Hasta ahora se sabe que los testimonios apuntan a cinco personas que estaban armadas, las que dijo haber visto el testigo Roberto Ramírez. Pero los últimos testigos agregaron otra información: una enfermera del hospital denunció con nombre y apellido a un hombre de 30 años, con antecedentes penales, que atacó la ambulancia que trasladaba a Sayago herido.

El individuo que atacó la ambulancia habría sido reconocido porque tras los incidentes se presentó en el hospital para que le hicieran una curación en la cabeza. La enfermera descubrió que era el mismo que había querido tirar una molotov bajo el chasis del vehículo. Según altas fuentes judiciales que conocen muy bien la causa, se trataría de un puntero del ex intendente Francisco Vázquez (PJ). A Vázquez lo sucedió un radical, José Luis Martinelli, quien se fue de la UCR y se sumó al kirchnerismo. El agresor de la ambulancia es uno de los sospechosos más comprometidos, ya que los testigos le vieron el rostro. Aunque no fue la única persona que entorpeció la labor de médicos y enfermeros. Los testimonios dicen que esa noche hubo muchos piedrazos.

La instrucción sigue demostrando que el policía fue golpeado con mucha saña y alevosía. Se supo que la numeración detallada de todas las lesiones ocupó una carilla completa de la autopsia. Luego de recibir un disparo en la espalda, Sayago cayó al piso. Allí recibió un golpe mortal que le partió la cabeza y un puntazo en la espalda. También recibió patadas y golpes. Página/12 pudo saber que la familia del policía muerto ya decidió presentar una querella contra los dirigentes de la protesta petrolera –apuntan al vocero del cuerpo de delegados, Mario Navarro, entre otros– y otra contra el sindicato. Los policías baleados harán lo mismo.

La gran incógnita es cuándo comenzarán las detenciones. Por razones obvias, los policías están ansiosos por empezar a capturar a los sospechosos. Algunos agentes vinculados al caso incluso llegaron a adelantar la versión de que mañana (por el martes) la jueza Ruata de Leone ordenaría la captura de más de diez personas. Sin embargo, tanto la jueza como el fiscal, Sergio Gargaglione, quieren dar ese paso sólo cuando las pruebas sean contundentes. “Hay que evitar los errores procesales”, dijeron a Página/12 fuentes que conocen el expediente. Para la policía, la cautela es comprensible. “Quiere acumular todas las pruebas posibles antes de detener, para que cuando el abogado defensor tenga acceso al sumario el acusado esté hasta las manos”, dijo un colaborador de la investigación.

Otra conclusión que estaría confirmada es que en la refriega contra la comisaría habrían actuado no sólo los manifestantes que venían con sus vehículos del corte de ruta. Los testigos habrían contado que muchos vecinos de los barrios cercanos a la comisaría se sumaron a la protesta. Lo que deberá resolverse es si se sumaron como partícipes o fueron simples espectadores que no pudieron resistir la curiosidad.

En la policía y el gobierno provincial esperan que la investigación produzca novedades esta semana. Habrá que ver si esta vez no se repiten los antecedentes que pesan en Las Heras. Un miembro de la Justicia reconoció a Página/12 que en los últimos años no se resolvieron dos casos policiales. “Uno es el homicidio de Ferreira, el hijo de un empresario. Le pegaron un balazo en la cabeza, dentro de su camioneta. Otro, el homicidio de un viejito. Pero lo más grave de Las Heras es que es la capital de la mentira. No hay dos testigos que digan lo mismo.”

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