Marcelo Canton.
mcanton@clarin.com
Fue en un seminario sobre «Banca por Internet», organizado por el Río. Y en el que también se señalaron algunas dificultades de este nuevo escenario: por ejemplo, que los usuarios online no aceptan hacer cola.
D’Alessio presentó una encuesta de 1.500 casos, hecha en forma conjunta con Clarin.com. De allí surge que 8 de cada 10 usuarios de la red visitan sitios Web para informarse sobre productos o servicios. «En la Argentina hay 6.600.000 personas que consultan a través de la Red antes de decidir una compra o contrato», señaló la especialista.
En el caso de los servicios financieros (cuenta corriente, caja de ahorro, tarjetas), un 42% consulta por Internet, mientras que un 23% se decide a contratarlos por esa vía (ver infografía).
«En nuestro caso —agregó Aragón— ya el 26,3% del total de las operaciones del banco se concretan a través de la Red. El porcentaje sube al 43,7% cuando se trata de operaciones generadas por clientes empresarios».
El Río tiene 296.000 clientes que operan por Internet. Cada mes cuentan 11,7 millones de operaciones vía la Red, por $ 14.600 millones. Cada día entran al site del banco 42.200 clientes: es el doble que los 22.000 que ingresan en la totalidad de sus sucursales de todo el país.
El cambio que todos estos números reflejan —destacan los especialistas— es más profundo que el pago de una boleta de teléfono a la madrugada desde la computadora de la propia casa, que es apenas lo más visible. Es parte de nuevas tendencias de la sociedad que marcan otros escenarios de negocio. «La interconectividad de los individuos aumenta día a día —dijo Fernando Barbella, director creativo de Ogilvy—. Y se democratiza la información, hoy el consumidor contrasta vía Internet productos y servicios. Aumentan las comunidades con intereses comunes, hay más micropublicaciones. Y nace el prosumidor, una mezcla de consumidor y productor, que crea y modifica lo que compra aprovechando la tecnología. Pero, además, todo es ‘on-demand, en todos lados’. Antes las compras eran restringidas por el tiempo, la geografía, ahora comprar, con la economía digital, es ilimitado».
Claro que ese cuasiparaíso digital tiene sus fronteras de riesgo. Gabriel Gordon, gerente de Iniciativa de Seguridad Informática de Microsoft, destacó, por ejemplo, el peligro de correos electrónicos o ventanas emergentes (pop ups), que terminan siendo vías de captura de datos del usuario, paso previo a la estafa electrónica («pishing»).
Aragón marcó otros problemas, de tipo más logístico. «Tenemos momentos en que hay en nuestro sitio 2.000 clientes haciendo operaciones simultáneamente. El Río tiene 600 cajeros automáticos, y si hay más gente que eso, hacen cola. Pero en Internet no hay colas, todos tienen que ser atendidos al mismo tiempo, y eso implica equipos que se escalan automáticamente, cada vez más sofisticados».