Según los cálculos que manejan en Agricultura, la oferta de vacunos para consumo interno podría elevarse por encima de las 110 mil toneladas anuales. Al prohibirse la matanza de animales jóvenes, la idea es que de un mismo animal puede llegar a las carnicerías una mayor cantidad de carne. Y hasta especulan con una baja de precios en promedio, ya que los cortes de novillo, por ejemplo, son más baratos que sus similares de ternero.
Sin embargo, las principales entidades del sector aseguran que la medida “no contribuye a optimizar el desarrollo ganadero” y afirman que, al revés de lo planeado, podría elevar los precios de la carne en el corto plazo. Para los ruralistas y consignatarios, en lo inmediato, el faltante se produciría por la imposibilidad de enviar a faena animales de menos de 260 kilos, muchos de los cuales ya están “terminados” en kilaje para calificar en sus respectivas categorías, en los establecimientos de feed-lot (engorde a corral). Así, el impedimento se traduciría, siempre en el corto plazo, en menores envíos de hacienda a Liniers y una suba en los precios de venta. Para saber quién tiene razón, si el Gobierno o los empresarios, habrá que observar desde hoy el comportamiento de los operadores durante las ruedas de negocios que se realicen en el mercado de Liniers.
Misión engorde a las terneras
Hoy comenzará a regir la prohibición a los frigoríficos de faenar bovinos de menos de 260 kilos, piso que se elevará a 280 en diciembre y a 300 a partir de enero. La reglamentación, firmada hace dos meses por el secretario de Agricultura, Miguel Campos, apunta a incrementar la oferta de hacienda en la plaza local para impedir aumentos en los valores de venta de los cortes cárnicos en el mercado doméstico, donde los precios crecieron alrededor del 17 por ciento en lo que va del año
