La guerra para asegurar la paz, la violencia para erradicar la violencia, la violación de los derechos humanos para asegurar los derechos humanos, el avasallamiento de los organismos internacionales para difundir la democracia, el continuo avance irrespetuoso sobre los países en desarrollo para contribuir al desarrollo de esas sociedades. Contradicciones que se justifican en algún tipo de mandato superior y místico, del cual Bush se erige como único representante y defensor. Contradicciones que también enmascaran la búsqueda ilimitada de poder, y el saqueo sistemático y planificado de las riquezas y recursos naturales de nuestros pueblos, con políticas económicas neoliberales que provocan inequidad social en nuestras comunidades. En este contexto, Bush viene a proponer un nuevo mecanismo de dominación, el ALCA, un acuerdo desigual entre economías en diferente estado de desarrollo, que no puede más que traer explotación y empobrecimiento a nuestros países, y a través del cual Estados Unidos pretende profundizar una hegemonía que nos ha relegado a un lugar de periferia y marginalidad.
Nuestra América aún sufre las heridas que produjo aquella “gesta civilizadora” de las potencias occidentales, cuando a partir del descubrimiento de América, se borraron de un plumazo las culturas milenarias que habitaban nuestra tierra, con la pérdida de toda la sabiduría acumulada a través de generaciones y el genocidio de millones de personas a las cuales no se les reconoció su derecho a ser considerados seres humanos. Hoy nos encontramos ante una situación parecida, en este “avance recolonizador” de la potencia más poderosa del mundo y sus sicarios. Rechazamos la presencia de Bush en la Argentina. Adherimos a una América hermanada en los lazos que unen a nuestros pueblos, a un continente de esperanza y oportunidades para sus habitantes. Adherimos a la III Cumbre de los pueblos, espacio en el que podemos discutir una América distinta, diversa, justa, digna, unida y en paz. Creemos que se acercan tiempos históricos, en los que las voces calladas y negadas de nuestro suelo tendrán un nuevo protagonismo hasta ahora esquivo. También nos solidarizamos con los habitantes de la ciudad de Mar del Plata, quienes fueron testigos privilegiados de cómo se vulneran todos los derechos con la fuerza militar puesta al servicio de los más fuertes, y quienes sufrieron innumerables maltratos en el marco del supuesto operativo de seguridad.
Toda cuota de poder implica una cuota correspondiente de responsabilidad. Resistimos a todos aquellos que se hacen cargo de una sola parte de esta ecuación.
Gustavo Longhi
Concejal de la Ciudad
Bloque ARI