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A 15 años del fin de la dictadura, el Congreso fue ayer el escenario de una jornada histórica al ratificar —y por abrumadora mayoría de 150 votos a favor (3 votos en contra y 3 abstenciones)— 58 reformas a la Constitución de Augusto Pinochet, despojándola así finalmente de sus cerrojos y enclaves autoritarios que consagraban el rol hegemónico de los militares y limitaban la soberanía popular.
Los tres votos en contra correspondieron a un ex comandante en jefe de la Armada, un ex vicecomandante en jefe del Ejército y a un ex director general de la Policía Militarizada, todos senadores designados, institución creada para impedir que una mayoría democrática reformara las leyes de la dictadura y a la que ayer se le puso fecha de defunción.
También se elimina el rol de garantes de la institucionalidad que la Constitución reservaba para las Fuerzas Armadas y que ejercían a través del Consejo de Seguridad Nacional. En ese ámbito, la reforma más relevante es la que restituye la facultad del presidente de la República de remover a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y del jefe de Carabineros, modificación por la que la Concertación ha bregado desde el año del plebiscito que derrotó a Pinochet, en 1988.
Otros dos cerrojos eliminados fueron el Tribunal Constitucional, creado como un supra poder para bloquear las leyes democráticas; y los senadores vitalicios, cuyo primer sillón ocupó el propio Augusto Pinochet cuando dejó la comandancia en jefe del Ejército en 1998, para blindarse ante posibles juicios en su contra con un fuero parlamentario.
Entre las reformas aprobadas está además, la disminución del período presidencial de 6 a 4 años, sin reelección, que afecta en primer lugar a Michelle Bachellet, la candidata presidencial del oficialismo, puntera en las encuestas hasta ahora.
Las reformas ratificadas ayer habían sido aprobadas el 14 de julio por el Senado chileno.
En un ambiente solemne, la nota de protesta provino de dos grupos que por primera vez coincidieron: un escaso puñado de pinochetistas y otro de la izquierda extraparlamentaria que expresó su disgusto por la mantención del sistema binominal que impide a las minorías tener representación en el Congreso.
«Este es un día de alegría, de unidad y de reencuentro con nuestra historia», afirmó el presidente Ricardo Lagos, quien se prepara para firmar la nueva Constitución en una ceremonia especial el próximo 17 de setiembre, sepultando la otra, firmada por Pinochet un 11 de setiembre de 1980, que logró mantener en vigencia 25 años.
Fuente: Diario Clarin