Dijo que las obras públicas evitaron la crisis

SAN MIGUEL DE TUCUMAN (De un enviado especial).- Como si sus palabras tuvieran destinatarios concretos a quienes quiere refutar desde que empezaron los problemas de gas en la Argentina, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, negó ayer que hubiera existido una crisis energética. «La demanda estuvo cubierta no porque hizo calor, no porque tuvimos suerte, sino por el esfuerzo y las obras que concretamos», dijo durante la inauguración de las ampliaciones en el gasoducto del Norte.

La terminología para definir la escasez de gas se ha convertido, para el Gobierno, en una cuestión fundamental. El propio presidente Néstor Kirchner la ha llamado varias veces «crisis energética», pero no son palabras que caigan bien en las dependencias que tienen a cargo el área.

De Vido eligió ayer conceptos nuevos y echó culpas para la administración de Eduardo Duhalde. «El déficit energético con que el presidente Kirchner recibió el país pudo haber derivado en una crisis, que finalmente no fue más que un déficit.» Minutos antes, el gobernador tucumano, José Alperovich, que saludó al ministro como «amigo», había utilizado otras palabras. «El crecimiento generó el año pasado una crisis energética que encendió una luz de alarma y llevó a algunos agoreros a predecir el desastre. Yo siempre me comunicaba con los funcionarios para transmitirles mi preocupación y siempre me tranquilizaron. Esta obra es una respuesta del presidente Kirchner para solucionar la crisis energética.»

Mensaje para Bolivia

Llámese, crisis, déficit o escasez, la falta de gas realmente inquieta a los empresarios. Las petroleras consideran que una de las soluciones posibles es el gasoducto del Nordeste, que querían construir Repsol YPF y Techint y no lo hicieron por la crisis en Bolivia. El presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, dijo aquí que el proyecto depende de la ley de hidrocarburos que finalmente adopte ese país, desde donde provendrá el gas. La actual espanta a los petroleros por su alta carga impositiva.

«Ese gasoducto tiene su razón, precisamente, en que las reservas están. Queremos tener la productividad y dar la tranquilidad suficiente a las autoridades bolivianas para que ellos mismos recapaciten sobre cuál es la mejor forma de desarrollar el sector de los hidrocarburos. Es decir, cuándo nos llamarán a discutir en una misma mesa, cómo se puede hacer, qué es bueno para Bolivia y sus vecinos y de qué modo las compañías pueden operar. Hay que ver el nivel de seguridad jurídica, porque los agentes están operando en el aire», dijo.

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