La economía pos pandemia, combatiendo al capital.

Dom 10/05/2020.- Seguramente esto no le va a gustar a los que creen que imponiendo cosas, se obtienen logros políticos, a los que nunca manejaron una empresa pero le explican a un empresario como hacerlo, a los que hablan contra el capitalismo pero viven, comen y alimentan a sus hijos gracias a él. A los que son anti capital pero no sabrían que hacer si el, a los que piden que todos los sectores se unan para superar este mal momento pero a los que producen, invierten y generan empleo, los corren.

El panorama hoy después de 55 días de aislamiento es, según dos de los empresarios más importantes de la ciudad, que el 50 % del comercio minorista va a cerrar sus puertas post pandemia, y el resto deberá recibir alguna asistencia si es que logra salir ileso de este desastre.

Porque hablamos de imposiciones, porque hay un concepto perimido de quienes tienen una empresa, de quienes tienen determinado poder económico y particularmente una confusión respecto de que es ser rico y que es tener plata.

Cuando se habló del impuesto a los ricos, se planteaba imponer esa carga fiscal a quienes poseían 3 millones de pesos. En Tierra del Fuego, por ejemplo, ese monto es el equivalente a una camioneta y una casa de medianas dimensiones y el dueño de ese capital tiene que seguir trabajando, además de pagar impuestos porque si no se funde, es decir no es rico, rico es aquel que el sábado por la mañana se sube a su avión privado, por ejemplo, un lear jet, pasa el fin de semana en su departamento de New York y vuelve el lunes a su oficina ubicada en una torre de Puerto Madero donde es el jefe de 600 o 1000 empleados, es el dueño del hotel más grande de Buenos Aires, y tiene varios condominios en Miami, con fondos valuados en más de 500 millones dólares, si como Alan Faena.

Pero esa persona da trabajo a mucha gente, esa persona paga empleos, paga impuestos, y aporta al estado millones por ese concepto a lo largo de un año.

En Rio Grande pasa lo mismo, hay empresarios que generan hasta 60 puestos de trabajo y muchos mas que brindan servicios, pagan impuestos y hoy están obligados a prestar ese servicio sin cobrar un peso porque así lo dispuso el gobierno por decreto, es decir por imposición la pregunta es cómo van a recuperar dos meses de perdida, una empresa que mantuvo a todos sus empleados durante dos meses sin recibir un solo peso de ingreso, porque a pesar que la prohibición de corte era para un sector determinado, casi todo el mundo se lo tomó como una determinación general y nadie pago nada, aun quienes si podían hacerlo?.

La respuesta me la da uno de los consultados: “Cuando los países son gobernados por personas que desconocen reglas básicas de la economía pasan estas cosas no saben ni conocen lo que es la actividad privada. Mientras se siga castigando al que invierte, produce y genera empleo genuino, estamos sonados”.

Y agregó, por si no estaba del todo claro:”  Estamos bastante complicados

 El gobierno nos obliga a garantizar la provisión de servicios pero a su vez le dice a la gente que si no paga la luz, la tele o internet no les van a cortar. Si bien eso está limitado solo a personas que encuadran en situaciones  muy específicas,  la gente lo toma como si fuera un beneficio general”, es decir todos ahora están imposibilitados de pagar y si bien en cierta forma es cierto, también es cierto que muchos pueden pagar los servicios pero no lo hacen.

Aquí se unen dos cuestiones, una la imposición de un estado que aún no entendió que la economía pasa por otro lado, y segundo la mala predisposición de la gente que puede y no cumple con sus obligaciones, aprovechándose de una situación que ha puesto en la pobreza a millones de personas, que eran de clase media y hoy acuden a buscar comida a los comedores de los barrios y las iglesias.

Aquella frase que señalaba “De la pandemia salimos entre todos”, solo corre para quienes realmente así lo creen, pero queda demostrado que otros tratan de sacar provecho sin importarles si quien les da trabajo, invierte o genera empleo, puede terminar igual o peor que muchos que ya están muy mal.

Esto generaría aun males mayores, pero en esto de no planificar nada, de improvisar y creer que el que tiene mas tiene que se solidario con quienes nunca aportaron nada, nunca trabajaron y menos aun cumplieron con sus obligaciones, a la larga se va a convertir en un problema de impredecibles consecuencias en todos los ámbitos de la economía, desde el pequeño emprendedor, hasta la industria, pasando por comercios y pymes. Sin un estado presente, pensando solo en un sector y no en todos, la situacion podría complicarse y mucho.

A todo ello, la Argentina debe sumar que no tiene prácticamente espaldas para ayudar a pasar un tiempo que no se sabe cuanto durará. A un Estado que no recauda y que no tiene acceso al crédito -y que por tanto solo cuenta con un mínimo porcentaje de su PBI para ayudar a los damnificados-, se suma la carencia estructural de ahorros que resulta en un sistema bancario mínimo.

Charles Robbins economista inglés (1898/1984), cuando se le consultó sobre si: La economía es demasiado importante para dejarla en manos de los economistas ¿Qué tal descalificar a los economistas, cuando se ocupan de la conducción económica?.

Robbins responde. “No exageremos, pero a los economistas con vocación política exijámosle que integren formación combinando técnica, historia, política, psicología, etcétera, y no traten de quedar bien con el presidente al cual dicen servir, racionalizándole iniciativas falsas o peligrosas”.

Esto tiene casi 100 años y lo rescata Juan Carlos De Pablo en su libro “Economía Seria pro no solemne”, quedar bien con el presidente nunca significa que la economía esté bien, y está claro que hasta aquí y como van las cosas, los pronósticos de los empresarios locales no están demasiado lejos de la realidad.

Armando Cabral

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