La ex integrante del Directorio de la Caja de Previsión Social, Elisa Dietrich cuestiono duramente a las autoridades de esa institución, puso en duda el destino de las acreencias que, según explicó son millonarias y sentenció que las están usando para cubrir sus rojos y no para atender las necesidades de los jubilados.
LA CARTA ABIERTA
“Pertenezco a esa edad a la que gustan nombrar como personas mayores, a quienes en todas las campañas políticas nos dedican promesas de reivindicaciones de nuestros derechos robados por las gestiones anteriores y apenas asumen nos vuelven tomar por estúpidos, limitándose a esgrimir excusas, tras excusas de porque no pueden, no quieren o no les interesa cumplir sus promesas de campaña. Pareciera que dignificar la vida de las personas mayores, siempre puede esperar.
No solo nos condenan con el robo de nuestros haberes previsionales con leyes infames que hacen que cuanto más envejecemos menos salarios percibimos, tampoco nos brindan la calidad de servicio de salud que merecemos.
Aportamos toda nuestra vida laboral al sistema de salud y continuamos pagando después de jubilarnos. En Tierra del Fuego, no existe ningún programa de salud que facilite el acceso a la salud cuando la necesitamos, el sistema de turnos no sirve, te dan un turno con demoras de más de un mes cuando la asistencia en salud debe ser inmediata todas y cada vez que una persona mayor así lo requiera.
El sistema es tan arcaico que debemos deambular de un lugar a otro y hacer interminables colas o demorar horas para hacer trámites que podrían simplificarse.
Nos mandan a cobrar al cajero automático y nos obligan a sacar de «de a puchitos» nuestra plata como si nuestro haber previsional fuese del banco y no del jubilado ¿Por qué no podemos sacar todo el haber en una sola operación?
Nos obligan a retener en la memoria ochocientas mil claves, para vivir en un mundo donde la tecnología nos abruma, y nos hace sentir vulnerables y obsoletos cuando las olvidamos y requerimos que algún joven «nos asista» .
Te dicen, `manejate con home banking´, «es un trámite con pasos sencillos» y el desarrollo del sistema es tan confuso, extenso y complicado que te dan ganas de mandarlos a todos a tomar clases de empatía y conocimiento de los derechos que nos violentan permanentemente.
Tierra del Fuego no cuenta con instituciones que brinden atención especializada para el cuidado de personas mayores en estado de vulnerabilidad social o médica. Conociendo esto, en el marco del presupuesto 2019/ 2020 se presentó un proyecto para la construcción de un centro de atención integral que permita a los jubilados acceder a una adecuada contención, socialización, asistencia en salud y residencia especializada para quienes ya no pueden continuar con cuidados domiciliarios o permanecer internados en hospitales, pero la Legislatura no aprobó los fondos para financiar su construcción dentro del plan de obra presentado por la Caja.
Como siempre hubo muchas sonrisas, amabilidad y nada de gestión.
Los jubilados no pedimos dádivas, ni bonos, ni excusas, no nos quejamos por ser molestos.
Los jubilados de la Caja de Previsión Social de la provincia de Tierra del Fuego estamos cansados de ser atropellados por la clase política. Desde que nos constituimos en provincia venimos siendo robados, vulnerados, insultados, maltratados, traicionados y perjudicados por la incapacidad de los gobiernos y funcionarios que creen que los recursos de la caja están para cubrir sus rojos.
No les importamos como seres humanos, no les somos útiles como clase pasiva, solo nos toman como una ecuación económica o un gasto del Estado.
La falta de capacidad y de visión sobre quiénes somos y los derechos que nos asisten, convierten nuestra vida adulta en un peregrinar suplicando respeto, en primer lugar y justicia contra los atropellos de los que somos víctimas. Esto no es una falsa acusación sino una cruel realidad.
Cuando tuve oportunidad de representar a los jubilados de la Caja de Previsión Social, presenté proyectos para mejorar la vida y los servicios que se prestan a los jubilados y choqué contra la indiferencia, o peor aún: contra la necedad y el capricho de un gobierno insensible, incapaz y perverso.
Los proyectos presentados en la Caja, para realizar convenio con la Obra Social para la implementación de programas de atención de salud a los beneficiarios no fueron de interés para la ex presidenta de la obra social provincial, Margarita Gallardo, quien tampoco estuvo interesada en avanzar sobre otro proyecto que le fuera presentado para cumplir con el trámite de supervivencia mediante la constatación de atención médica, negándose a autorizar a su equipo informático para colaborar con el desarrollo de este sistema. También debo decir que la Sra. Conty quien la reemplazó en su cargo, recibió estos proyectos y tampoco se interesó en avanzar en ellos.
No prosperaron muchas iniciativas presentadas en directorio, como por ejemplo la contratación del desarrollo informático de un sistema de control biométrico para que el jubilado pueda cumplir el trámite de supervivencia cómodamente desde su casa utilizando la cámara de su celular, tampoco prosperó la iniciativa de cambiar el sistema de seguro de vida para brindar una mayor cobertura de seguro de sepelio.
La Legislatura Provincial no aprobó el pedido de financiamiento para la construcción de un centro de atención integral para personas mayores con espacios destinados a la socialización, con actividades recreativas, culturales y artísticas, con pileta de natación tanto para la recreación como para la rehabilitación y cuidado de la salud, con consultorios destinados a la atención médica primaria y habitaciones adecuadas para albergar una residencia en los casos más complejos y para evitar el desarraigo de la isla.
Nada prosperó, por falta de recursos. ¿Fue así?. La respuesta es ¡NO!. No prosperaron por las miserias humanas de personas que ocupan cargos públicos a quienes no les importa brindar calidad de vida a las personas mayores.
La Caja tiene acreencias multimillonarias, pero esos recursos se utilizan para cualquier otro destino, menos para beneficiar a los jubilados.
¡No es problema de recursos: ¡es desidia, es abandono, es falta de aprecio a los mayores!
De todo lo expresado, debo destacar la gran labor que sí realizan las y los responsables de programas de adultos mayores de la esfera municipal y del hogar de día de Gobierno, que cuentan con recursos humanos admirables, esforzados, capacitados y con gran vocación, empatía, que brindan un gran servicio pero que sin embargo resulta escaso e insuficiente para cubrir las necesidades y demandas.
Hay mucho para hacer, solo falta voluntad y compromiso político.
Ojalá esta pandemia que nos obliga a repensar una nueva organización económica y social en el mundo entero sirva para repensar cómo construir una sociedad menos injusta y menos egoísta, donde las personas mayores volvamos a ser valiosas para la sociedad y no una carga como el Estado nos hace sentir”.
El año pasado Dietrih ya se había expresado sobre la situacion de los jubilados y había adelantado que «“estamos bastante alarmados porque, al parecer, de todas las promesas que se hicieron sobre la devolución del 82% móvil parece que retrocedieron y solamente se va a garantizar la automaticidad de la movilidad, que no es lo mismo que la restitución del 82% móvil”.