El año que se cometió el mayor robo contra todos los argentinos y que les cagó la vida a millones de laburantes, pequeños ahorristas, emprendedores, cooperativas, en fin a todos, menos a un sector, el político, el que sabia que esto iba a pasar, que se iban a quedar con los ahorros de toda una vida de jubilados, laburantes y cualquiera que tuviera dos mangos en los bancos de este país.
Esta película cuenta lo que provocó “EL CORRALITO” de Domingo Caballo y Fernando de la Rua y que muchos recordamos pero que la mayoría parece haber olvidado, quizá porque ni siquiera estaban bancarizados, o porque no tenían un peso, pero a los que habían confiado en el gobierno y en los bancos les cagaron la vida para toda la eternidad, nunca recuperaron esos pesos o dólares, lo que fuera.
Y hoy La odisea de los giles vuelve a repetirse, solo que mas impune, mas descarnada, mas cruel y más brutal que nunca.
Todos escuchamos hablar de la crisis, de lo que le deben a la provincia, al municipio, de lo mal que estamos, de lo mal que esta todo, pero hay un sector al que toda esta crisis no le afecta en nada, a los funcionarios, a los electos, a los políticos, ellos siguen cobrando todos los meses su dieta sin la más mínima alteración, sin un solo descuento, peso sobre peso, mientras vos haces marchas, comes salteado, Tenes que devolver hasta el lavarropas que compraste en cuotas, el plan del autito, si el autito porque un Fiat uno cuesta 600 mil pesos y hace 20 días costaba 500, y no llegas con la luz, Tenes que retirar a tu hijo del colegio privado, pagas la comida en el super hasta en tres cuotas con tarjeta, estas endeudado hasta el cuello, no tenes laburo, tenes que dejar de pagar el alquiler y terminas pidiendo un bolso comunitario, atendiéndote en un hospital de cuarta, bancandote toda la burocracia habida y por haber, ya no podes viajar ni a Tolhuín porque cargar nafta es un calvario
Pero esto nos pasa a nosotros, a los giles, a los que si no pagamos impuestos no podemos cobrar una factura, a los que, si o si tenemos que pagar, AFIP, AREF, Sellados, inmobiliario, automotor, patentes, y los tarifazos de luz, de gas y combustibles sin decir ni pío, porque encima te sacan corriendo. Ya estas fuera del sistema, dejas de pagar Internet, cable, obra social, te podes morir tranquilo porque nada te cubre nada.
Si somos la nueva oleada de giles desparramados por todo el país, estafados, robados a cara descubierta en cada comercio, en cada supermercado, en la estación de servicio, en las farmacias, en los almacenes, en los centros de salud, somos los giles del siglo XXI, inmersos en un corralito que es Argentina, con el terror de no saber que va a pasar el año próximo, ni siquiera mañana, sin que nadie te quiera decir nada, seleccionando a los que no preguntan y saben menos, y vos ahí en tu taller esperando que entre un cliente, en tu quiosco, en tu casa, en todos lados esperando que se reactive el consumo y esta noche le puedas decir a tus hijos mirá lo que tenemos para comer.
Pero a ellos, no se les cae un peso del bolsillo, se la llevan toda, cero solidaridades con todos, primero ellos, segundo ellos y tercero ellos, vos seguí con la ñata contra el vidrio viendo como se la llevan.
Si sentite un gil, sentite usado, sentite fuera del sistema, sentí que todos los días perdes algo más, mientras ellos son cada vez mas ricos, sentite protagonista de “La Odisea de los Giles”, porque eso es lo que somos, giles como dice el lunfardo, pero esta vez nos toco a todos.
gil: adjetivo/nombre común
[persona] Que es tonto o da muestras de ingenuidad o falta de viveza.
Armando Cabral