Un cuarto de la población quedó al margen del crecimiento económico

Se debe a la alta informalidad laboral y al aumento del precio de los alimentos ¿Qué tan pobres son los pobres? Un informe de la consultora Equis afirma que el estrato más bajo de la población argentina sufre ahora casi lo mismo que a fines de los 90, cuando el modelo tan denostado por el Gobierno, la convertibilidad, entraba en crisis. Las causas: gran informalidad del mercado laboral y un alto crecimiento en los últimos cinco años que se ha caracterizado por una «alta desigualdad social».

El trabajo, denominado «Brecha de pobreza y canasta básica», se focaliza en determinar la «profundidad» de la pobreza, destacando que para un 25% de la población total, los efectos del crecimiento del último quinquenio no se notaron en lo más mínimo.

Para ello, Equis se basó en la brecha de la pobreza, que consiste en medir la diferencia entre el ingreso promedio total que gana una familia pobre en términos reales y lo que cuesta la canasta básica total -medida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos en base a la Encuesta de Hogares- y que actúa como «piso» para abandonar aquella condición social.

La investigación (disponible en la página web http://rambletamble.blogspot.com) de la consultora de Artemio López midió la brecha de pobreza en el período 2001-2006 y los resultados son bastante llamativos.

Mientras que la pobreza pasó del 26,2% en mayo de 2001 al 41,4% en mayo de 2002 y al 23,1% en el primer semestre de 2006, la brecha pasó en el mismo período del 44,4% al 53,1% y al 42,5%, respectivamente.

«Esto supone que para un cuarto de la población nacional, que incluye al 35% del total de los niños menores de 14 años, los beneficios del crecimiento han estado ausentes de manera casi absoluta y sus chances de superar la línea de pobreza siguen hoy en niveles muy similares a los que tenían en medio de la peor crisis, en mayo de 2002», dice el trabajo.

Así, «en aquel tremendo momento [por la crisis de 2002] el ingreso promedio de los hogares pobres requería más que duplicarse para llegar a superar el umbral que marcaba la línea de pobreza de entonces», se detalla.

El crecimiento acumulado desde 2003 prácticamente no cambió ese panorama, indicó López a LA NACION. «Con este contexto económico hubo una caída de la pobreza pero no de la brecha, por la alta informalidad laboral, que implica bajos salarios y alta rotación de empleos. La única manera de remediar este panorama es duplicando los salarios de los pobres, lo cual es imposible», sentenció.

Los números son contundentes, ya que en términos absolutos la brecha de la pobreza en mayo de 2001 era de $ 243,5; un año después llegaba a 340,7, y se estiraba a 377 en el segundo semestre de 2005. En 2006, se estacionó en 390,2 pesos.

Desde 2003 se produjo, según el informe, un lento descenso de la brecha, «esencialmente por la recuperación de los ingresos globales de la población vía mejoras salariales en el circuito formal y de manera decisiva», tal como se reflejó en «la notable reducción de la desocupación abierta y la generación masiva de empleo».

«Sin embargo -se aclara-, mientras el desempleo entre mayo de 2002 y el segundo semestre de 2006 cayó 16,5 puntos porcentuales promedio, la pobreza en igual lapso se contrajo 27,1 puntos, pero la brecha de pobreza sólo bajó 10,6 puntos porcentuales».

El motivo de esta fuerte asimetría entre ambos indicadores es «el tipo de crecimiento económico de impacto muy desigual y el encarecimiento generalizado de alimentos respecto del poder adquisitivo que promovió la salida megadevaluatoria de la convertibilidad y la fijación posterior de un tipo de cambio alto, transparentando sus beneficios y también los límites bien precisos de este supuesto modelo». Mientras que desde 2003 hubo una fuerte recuperación de ingresos en los segmentos medios que habían caído en la pobreza tras la crisis de 2001 y un aumento de salarios que benefició al estrato medio-alto de la sociedad, en el sector bajo -el 20% más pobre de la sociedad- «no se observan cambios sustantivos de ingreso del hogar respecto de sus posibilidades de acceso a la canasta de pobreza».

«La distancia entre los ingresos reales y el valor de la canasta básica de pobreza no se ha acortado significativamente», se indicó. López afirmó que la suba en los alimentos explica parte de esa situación de congelamiento social, por lo que «resulta clave controlar el valor de la canasta básica».

-Pero los controles no lograron frenar la suba en el precio de los alimentos, consultó LA NACION .

-Por eso no sirven más los actuales controles, pero eso no quiere decir que el Estado no deba garantizar el valor de la canasta, porque ése es su deber.

El párrafo más desesperanzador del informe indica que con «el precio descontrolado de los alimentos básicos que propicia el modelo del dólar alto, en un país que exporta básicamente alimentos, este núcleo de pobreza será ya inelástico al crecimiento y a la suba del empleo» que se registren en el futuro.

Por Martín Kanenguiser
De la Redacción de LA NACION

loading...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *