La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la compañía LeoLabs formalizaron un acuerdo de cooperación para evaluar el potencial de los datos de rastreo que la firma privada obtiene mediante su red mundial de radares terrestres en baja órbita terrestre (LEO).
El convenio, suscripto bajo la modalidad de Space Act Agreement, permitirá que la NASA someta a pruebas de interoperabilidad la información provista por LeoLabs, con el fin de determinar su utilidad como complemento a los sistemas internos de predicción de conjunciones y planeamiento de maniobras evasivas.
LeoLabs, con sede en Menlo Park (California), opera radares de banda S distribuidos en ubicaciones estratégicas, capaces de seguir objetos tan pequeños como 2 centímetros. Sus servicios incluyen alertas de conjunción, datos vectoriales de alta precisión y análisis integrados para operadores de satélites. Entre sus clientes figuran agencias espaciales y empresas privadas de gran escala, como SpaceX o la Agencia Espacial Europea (ESA).
El acuerdo responde a una necesidad creciente: la proliferación de satélites y fragmentos en órbita baja, que ya se cuentan por decenas de miles y que, según proyecciones, podrían superar los 60 000 antes de 2030. Este aumento eleva el riesgo de colisiones, con potencial de generar más desechos y comprometer la sostenibilidad de las operaciones espaciales.
Un mercado en expansión y competencia creciente
El segmento de space situational awareness (SSA) o conocimiento de la situación espacial se ha consolidado como un mercado multimillonario. Firmas como ExoAnalytic Solutions (EE. UU.), NorthStar Earth & Space (Canadá) y el propio LeoLabs compiten por proveer datos de alta precisión que permitan anticipar colisiones y optimizar el uso del espacio orbital. La diferencia competitiva radica en la densidad de sensores, la frecuencia de actualización de datos y la capacidad de integración con los sistemas de los clientes.
Para la NASA, incorporar fuentes comerciales como LeoLabs aporta redundancia y agilidad en la detección de riesgos. Desde el punto de vista económico, implica reducir costos asociados a infraestructura propia y acelerar la capacidad de respuesta frente a incidentes.
Dimensión geopolítica
La seguridad orbital es también un terreno de competencia estratégica entre potencias. Estados Unidos, la Unión Europea, China y Rusia desarrollan sistemas propios de vigilancia, pero el sector privado estadounidense ha avanzado en ofrecer soluciones globales, con acceso abierto a clientes gubernamentales y comerciales. Este modelo contrasta con las redes cerradas o clasificadas de potencias como China, que limita la compartición de datos orbitales fuera de sus alianzas estratégicas.
En este contexto, la alianza NASA–LeoLabs puede interpretarse como un movimiento para reforzar la posición de Estados Unidos en la fijación de estándares de interoperabilidad y en el control de información crítica sobre el entorno espacial.
Tensión local en Tierra del Fuego
La expansión de LeoLabs también ha generado controversias. En 2022, la instalación de una estación radar en Tolhuin, Tierra del Fuego, provocó cuestionamientos de sectores políticos y organizaciones locales, que expresaron preocupación por la falta de consulta previa y por el uso potencial de los datos con fines militares. El proyecto, respaldado por autoridades provinciales, fue defendido por la empresa como una infraestructura orientada exclusivamente a la seguridad espacial, pero el episodio reveló la sensibilidad geopolítica que rodea a este tipo de instalaciones en zonas de relevancia estratégica.
Preservar la sostenibilidad orbital
El acuerdo no garantiza la adopción definitiva de los datos de LeoLabs por parte de la NASA, pero sí establece un precedente: la evaluación de tecnología privada como insumo directo en operaciones críticas. En un entorno donde cada colisión potencial podría afectar a constelaciones enteras, este tipo de cooperación se perfila como una herramienta clave para preservar la sostenibilidad orbital y proteger la inversión de los actores públicos y privados.
Cronología del caso Tolhuin (Tierra del Fuego)
- Agosto 2022: LeoLabs anuncia la construcción de un radar en Tolhuin, presentado como parte de su red global para seguimiento de objetos en órbita baja.
- Septiembre 2022: Organizaciones locales y referentes políticos plantean objeciones por la ausencia de audiencias públicas y solicitan informes sobre el uso final de los datos.
- Octubre 2022: La Legislatura provincial aprueba la instalación, argumentando beneficios económicos y tecnológicos para la región.
- Noviembre 2022: Legisladores opositores piden revisar el acuerdo, alertando sobre posibles implicancias militares y geopolíticas vinculadas a la cercanía con la Antártida.
- Diciembre 2022: LeoLabs inaugura formalmente la estación, reafirmando su uso “exclusivamente civil y comercial” y negando cualquier vinculación con operaciones militares.
- Fuente;Mercado