Sin embargo, la pérdida de competitividad externa se da en un marco inédito: superávit comercial impulsado por los extraordinarios términos de intercambio, acumulación de reservas y bajo endeudamiento externo. En particular, la entrada de dólares agrícolas (dado el boom de los precios externos) aumenta la oferta local de divisas elevando la capacidad de sostener una mayor apreciación cambiaria.
ü La industria es la principal perjudicada en un escenario de atraso cambiario. La pérdida de competitividad terminará afectando a la producción y al empleo aunque algunos sectores conseguirán sortear de mejor manera. El deterioro dependerá de la exposición internacional del producto, la diferenciación del mismo, la posibilidad de ajustar el precio de venta, y la situación del país con el cual se comercialice.
ü Como la competitividad externa de la industria automotriz responde mayormente a Brasil (90% de las exportaciones se dirigen a ese país), este sector se ve beneficiado por la fortaleza del Real Brasileño. Pero en el caso de las manufacturas del cuero, donde los EE.UU. representan un importante destino de las ventas, la competitividad externa se aproxima al tipo de cambio real con el Dólar.
ü Igualmente, como casi el 60% de las exportaciones se explican por productos de origen agropecuario cuyos precios están aumentando, la estrategia de atraso cambiario es sostenible. El problema es que dicho camino implica -tarde o temprano- un daño al sistema productivo local.
Fuente:Aldo Masso Consultora.