EL CONTEXTO INTERNACIONAL NO JUGARÁ EN CONTRA POR LO QUE LAS CLAVES DEL 2010 PASAN POR EL RITMO DE CRECIMIENTO DEL GASTO PUBLICO, EL CANJE DE DEUDA Y LA INFLACION

I – COMENTARIO INICIAL: EL CONTEXTO INTERNACIONAL NO JUGARÁ EN CONTRA POR LO QUE LAS CLAVES DEL 2010 PASAN POR EL RITMO DE CRECIMIENTO DEL GASTO PUBLICO, EL CANJE DE DEUDA Y LA INFLACION. II – EL RESQUEBRAJAMIENTO DEL MODELO ECONÓMICO K EN LOS ÚLTIMOS AÑOS. BOX I: RESUMEN DE LAS POLÍTICAS APLICADAS QUE INCENTIVARON LA INFLACIÓN. III – ESCENARIO INTERNACIONAL: SE ESPERA UN 2010 POSITIVO, PERO NO ESPECTACULAR EN MATERIA DE PRECIOS DE COMMODITIES.

I – COMENTARIO INICIAL: EL CONTEXTO INTERNACIONAL NO JUGARÁ EN CONTRA POR LO QUE LAS CLAVES DEL 2010 PASAN POR EL RITMO DE CRECIMIENTO DEL GASTO PÚBLICO, EL CANJE DE DEUDA Y LA INFLACION.
En E&R estimamos que el escenario internacional nos va a acompañar en forma positiva en 2010. El crédito internacional continuaría siendo barato (la Reserva Federal proseguirá con su política monetaria laxa por varios meses) y los precios de los commodities agropecuarios se mantendrían en el nivel actual. No obstante, así como descartamos que el factor externo comience a “jugar en contra”, tampoco proyectamos un viento de cola excepcional desde el exterior, que pueda solucionar perse todos nuestros problemas macroeconómicos.
El escenario internacional permite tomar medidas de política económica que propicien un retorno al sendero de crecimiento sin aceleración inflacionaria. En este sentido, se deberían tomar decisiones de política que tendieran a solucionar los “problemas económicos” que han ido, sostenidamente, resquebrajando el modelo K.
La clave para el 2010 debiera pasar por evitar que la inflación se acelerara, ya que un mayor aumento del nivel general de precios atenta finalmente contra la tasa de crecimiento del producto.
La inflación aprecia el tipo de cambio real, restando protección al sector sustituidor de importaciones y limitando la creación de nuevos puestos de trabajo. A su vez, una inflación más elevada genera una asignación ineficiente de los recursos y atenta contra el ahorro, desfinanciando la inversión y la tasa de crecimiento de la economía. Al mismo tiempo, la anemia de la inversión implica una menor expansión de la oferta
agregada y por ende, mayor probabilidad de aceleración inflacionaria vía exceso de demanda.
En los últimos años, la inflación responde principalmente a una política fiscal que siempre es desmedidamente expansiva; inclusive en los ciclos de auge y pleno empleo.
En este marco, con una economía sin capacidad ociosa, la política fiscal creciente genera presiones de demanda que provocan inflación, ya que el sistema no tiene capacidad de ajustar vía cantidades (mayor producción) y lo hace vía precios.
Adicionalmente, en un país sin acceso a los mercados voluntarios de deuda, la política fiscal expansiva genera dudas en cuanto a la capacidad de financiamiento del gobierno. Esta incertidumbre (en materia de financiamiento) se traduce acabadamente en expectativas negativas que generan significativas fugas de capitales. La fuga de capitales presiona sobre el tipo de cambio, desmonetiza la economía y genera estanflación (más inflación con recesión), como lo padecimos en 2009.
Este mecanismo actúa en el marco de componentes estructurales, inerciales y de puja distributiva. Concretamente, la morfología de los mercados que conforman la esfera productiva argentina se caracteriza por ser inelásticos a la baja. Es decir, los precios no se reducen (significativamente) cuando la demanda cae. Por lo tanto, la
inercia inflacionaria es muy difícil de controlar una vez que el incremento de precios se acelera, y por ende, la falta de moderación fiscal no hace más que “avivar el fuego” e incentiva el espiral inflacionario.
La evidencia empírica de los últimos años avala lo escrito en los dos párrafos inmediatamente anteriores. Desde 2004 se viene verificando un sostenido deterioro fiscal, acompañado por una fuerte aceleración inflacionaria, que se duplicó entre 2004 (+6.1%) y 2005 (+12.3%) y llegó a +18.4% en 2007. A su vez, los cuellos de botella de la
oferta agregada junto a la constante expansión de la demanda y al aumento del precio de commodities (agflation) presionaban sobre los precios internos.
Consecuentemente, el tipo de cambio real se apreció fuertemente y la tasa de crecimiento de la eco nomía comenzó a desacelerarse.
En el tercer trimestre’ 08 estalla la crisis internacional, se desploman los precios de los commodities y se aprecia marcadamente el dólar frente al resto de las divisas. La crisis internacional tan sólo profundizó los problemas domésticos, que se manifestaban mediante las dificultades para financiar la política fiscal. Se emitió deuda que el
gobierno venezolano de Chávez compró a una tasa superior al 15% y se nacionalizaron las AFJPs. Los problemas financieros quedaban cada vez más al desnudo. En este marco, durante la primera mitad de 2009, las expectativas empeoraban y la fuga de capitales se profundizaba. El Central vendía reservas, el tipo de cambio pasaba de $3.30 a $3.80 por dólar, la economía se desmonetizaba, la inflación no cedía terreno y
el nivel de actividad continuaba deteriorándose.
Durante la segunda mitad del 2009 el contexto internacional comienza a mejorar. Los precios internacionales se recuperan y las monedas de nuestros principales socios comerciales (Brasil; Chile; Uruguay y Europa) se aprecian fuertemente frente al dólar.
El tipo de cambio real multilateral argentino alcanza un nivel record, desaparecen las expectativas de devaluación y se detiene la fuga de capitales. El nivel de actividad deja de caer y la economía comienza a mostrar señales de recuperación.
Sin embargo, la incapacidad por parte del Gobierno Nacional de llevar adelante las acciones necesarias para volver a tener acceso al mercado voluntario de deuda a tasas razonables (canje de deuda, Club de Paris, monitoreo de las cuentas publicas por parte del FMI, entre otras) sumado a la voracidad del gasto publico, obliga a la actual administración a un nuevo “manotazo”, esta vez a las Reservas del BCRA. Es así que
aparece en escena el Fondo del Bicentenario. A todas luces, utilizar las reservas del BCRA (y la emisión de pesos) para seguir financiando esta política fiscal resulta insustentable, dado que es probable que mas tarde o más temprano impacte negativamente en las expectativas, estimulando una “nueva” fuga de capitales, acelerando la inflación y abortando la recuperación.
La clave del 2010 pasa entonces por combatir la inflación para asegurar que no se aborte la actual incipiente recuperación económica. En este marco, se debe actuar sobre la política fiscal. Se debería sancionar una nueva ley de Presupuesto bianual 2010/ 2011, que presente un cambio en el sesgo de la política fiscal, intentado, por lo menos, no seguir profundizando el deterioro en las cuentas públicas durante el
período de mandate restante.
El cambio de sesgo de política fiscal contribuiría, al menos, a no aumentar las necesidades de financiamiento. En este marco, se podría cerrar el Programa Financiero, según nuestros cálculos, utilizando en ultima instancia (y si los mercados de deuda voluntaria siguen cerrados para la Argentina) no más de USD6,000 MM de reservas del Central, lo que debería institucionalizarse mediante una ley del Congreso Nacional.
De la mano del cambio del sesgo de política fiscal y con la garantía del Congreso para honrar nuestros compromisos financieros, se debería instrumentar el canje de deuda y la vuelta a los mercados de capitales.
El cambio del sesgo de política fiscal, la vuelta a los mercados de deuda y “el cierre” del Programa Financiero brindarían tranquilidad a los agentes económicos, minimizándose el riesgo de que resurja la fuga de capitales, las presiones cambiarias y el deterioro del nivel de actividad. De esta manera, la tasa de crecimiento de la oferta agregada podría
incrementarse paulatinamente, ya que en un contexto de estabilidad podría esperarse más inversión y una expansión de la capacidad de producción. Al mismo tiempo, el cambio de sesgo en la política fiscal aseguraría un menor ritmo de crecimiento de la demanda agregada. En este marco, el desfasaje entre la tasa de crecimiento de la
demanda y la oferta agregada se reduciría, generándose un dique de contención para el aumento del nivel general de precios. Menor inflación se traduciría en un crecimiento más sustentable.

II‐ EL RESQUEBRAJAMIENTO DEL MODELO ECONÓMICO K EN LOS ÚLTIMOS AÑOS.

Ya para fines de 2007 la economía argentina comenzaba a desacelerarse luego de casi cinco años de tasas de crecimiento superiores al 8% anual. Concretamente, el incremento de la inflación, que superaba el 18% anual en Noviembre‐Diciembre ’07, tendía a apreciar el tipo de cambio de real, poniendo en jaque a uno de los principales pilares del modelo económico. En efecto, suele decirse que el tipo de cambio depreciado le otorga protección a la industria local sustituidora de importaciones e
incentiva la producción de bienes exportables, a la vez que justifica el cobro de las retenciones a las exportaciones por parte de Gobierno Nacional.
Por su parte, la aceleración de la inflación impactaba negativamente en las cuentas públicas provinciales; la paulatina recomposición de los salarios (luego de la licuación de ingresos que trajo aparejada la devaluación de 2002) llevaba ‐durante el 2008‐ a las finanzas públicas provinciales al déficit por primera vez en casi cinco años.
A pesar del record histórico del precio de los commodities durante el primer semestre de 2008, la crisis por las retenciones a las exportaciones entre el campo y el Gobierno Nacional paralizaba a toda la actividad pero ‐por sobre todas las cosas‐ ponía sobre el tapete un debate de fondo acerca de la sostenibilidad del modelo, de la fuerte política
de gasto expansivo como forma de gobernar y de la elevada presión tributaria y sus consecuencias en el comportamiento de los agentes económicos. Fue así que la Argentina desaprovechaba la oportunidad que generaba “el boom del precio de los commodities”. Al mismo tiempo, para sostener la voracidad fiscal camuflando sus consecuencias negativas en la esfera económica, se nacionalizaban las AFJPs y se intervenía el INDEC.
Gráfico 1: el tipo de cambio real, la fuga de capitales y el crecimiento económico.

Crcecimiento, Tipo de Cambio Real y Entrada de Capitales
(Índice Base Enero de 2003 = 100)
Entrada Neta de Dólares EMAE TC Real
La merma en la entrada de capitales junto con la apreciación del tipo de cambio real ponían en jaque los pilares del modelo K Fuente: E& R en base a MECON, INDEC y Relevamientos Propios Estas inconsistencias de política económica no tardaron en repercutir en el nivel de
actividad, el empleo y el crecimiento. Específicamente, la elevada presión tributaria, los volantazos (inesperados) respecto a las medidas económicas, los enfrentamientos entre el Gobierno Nacional con algunos grupos de poder o incluso con sus propios funcionarios, despertaron incertidumbre y desconfianza, generando una caída en la
demanda de pesos, o lo que es lo mismo, una fuerte fuga de capitales: de este modo, los agentes económico optaron por incrementar su demanda de dólares en detrimento de la demanda de bienes de consumo durable o de inversión.
Lógicamente, menos inversión y menos consumo se traducen en menos niveles de actividad, menos empleo y crecimiento.
El estallido de la crisis internacional ‐durante el tercer trimestre de 2008‐ profundizó el enfriamiento, haciendo que la economía local entrara en una incipiente recesión. El impacto de la crisis en nuestro país se manifestó a través del “canal real”; o en otras palabras, vía una significativa reducción de los precios y de las cantidades de los bienes que exportaba nuestro país. La contracara de lo anterior, fue una merma del flujo de
divisas que entraban en la economía; lo que cortó el círculo virtuoso entre la entrada de dólares y el crecimiento. Una vez interrumpido este mecanismo, subsumida en un contexto de fuga de capitales, tasas de inflación en torno al 20%, expectativas devaluatorias y deterioro de las finanzas públicas Provinciales y Nacionales, el Gobierno enfrentó una de las peores coyunturas desde el comienzo de su gestión en el
2003.
En síntesis, ya a comienzos de 2008, el crecimiento económico comenzaba a debilitarse como resultado de una política económica que subestimó el problema de la inflación, que terminó apreciando el tipo de cambio real, aumentando los costos internos y restándole competitividad al sector exportador y protección a los sustituidores de importaciones. Una vez desatada la crisis internacional durante el tercer trimestre del año, la recesión se extendió al resto de la economía, poniendo de
manifiesto un marco recesivo generalizado que atacaba conjuntamente a varios frentes tanto de la oferta como de la demanda agregada.
El hacedor de política económica dispone de dos herramientas fundamentales: la política fiscal y la política monetaria. De acuerdo con cualquier manual de política macroeconómica básica, se deberían aplicar medidas contra cíclicas. Es decir que, dadas las condiciones en la que se encontraba el país, se deberían haber puesto en práctica políticas fiscales y monetarias expansivas.
No obstante, en Argentina no estaban dadas las condiciones macroeconómicas estructurales para que se pudieran aplicar y fuese exitosa una política fiscal expansiva contra cíclica, dada la elevada utilización de capacidad instalada y las constantes presiones inflacionarias (si bien el incremento de precios se desaceleraba por la recesión, la tasa de inflación de 2008, se ubicaba por encima del 19%). Una política fiscal expansiva ‐contra cíclica‐ aceleraría la inflación, apreciando aún más el
tipo de cambio real; lo que hubiese impactado negativamente en la competitividad del sector externo y en la protección de la industria doméstica, afectando negativamente el empleo, la demanda doméstica y el nivel de actividad económica general.
Adicionalmente, una política fiscal expansiva hubiese comprometido aún más el cierre del Programa Financiero 2009, lo cual hubiera empeorado las expectativas, potenciando la fuga de depósitos y capitales.
Por el lado de la política monetaria, tampoco había margen macroeconómico para aplicar una política expansiva. La política monetaria expansiva enfrenta el riesgo que la demanda de dinero no responda, y por ende se genere inflación. En el contexto macroeconómico argentino, una aceleración de la tasa de creación del dinero podría
potenciar la fuga de depósitos (capitales) y las presiones cambiarias. La contracara, de la fuga de capitales o de la reducción de reservas internacionales, es un incremento de la tasa de interés, una marcada desaceleración del consumo y una significativa caída de la inversión, puesto que los ahorros de la gente se dolarizan y giran al
exterior o se excluyen del sistema bancario local.
Durante el segundo trimestre de 2009, la recesión encontró su piso y posteriormente, en la segunda mitad del año, la paulatina salida de la crisis internacional se tradujo en un nuevo “viento de cola” para la Argentina. Tanto la recuperación del precio y de las cantidades exportadas, como la caída en las expectativas de devaluación del peso ‐
producto de la devaluación del dólar en el mundo y de la revalorización del Real‐, frenaron la salida de capitales. De este modo, el BCRA volvió a comprar el exceso de dólares e inyectar liquidez en el mercado, estimulando el consumo, la demanda interna y el crecimiento. Sin embargo, hay que destacar que es fundamental que la entrada de capitales se canalice a inversiones, de lo contrario un rebote del consumo
sólo alimenta la espiral inflacionaria.
En síntesis, con los elevados niveles de utilización de la capacidad instalada de la industria, sin inversión genuina destinada a actividades productivas y con políticas que incentivan la demanda agregada (reservas del BCRA financiando gasto corriente), la aceleración de los precios responderá casi inmediatamente a los estímulos de demanda.

BOX 1: RESUMEN DE LAS POLÍTICAS APLICADAS QUE INCENTIVARON LA INFLACIÓN EN 2009

􀂃 Política Fiscal: En 2009, lejos de acompañar la desaceleración observada en el crecimiento de los recursos, el gasto público nacional siguió creciendo a un ritmo muy elevado (+29% i.a. promedio). Las erogaciones del Gobierno Nacional presionan sobre el nivel de precios tanto en forma directa (vía adquisición de bienes y servicios) como indirecta (vía transferencias monetarias a los sectores más
bajos de la población, los cuales se destinan casi en su totalidad a la adquisición de alimentos). Cabe subrayar que este escenario se replicó, aunque en menor medida, dentro de las administraciones públicas provinciales.
􀂃 Política Monetaria: La oferta monetaria presentó una expansión en torno al 13% interanual ‐en promedio‐ a lo largo del año, subsumido un marco de caída del nivel de actividad. En otras palabras, la política monetaria convalidó la inflación. Incluso en un contexto de fuga de capitales y reducción de la demanda de pesos, tanto la
base como la oferta monetaria se expandían sucesivamente.
􀂃 Política Salarial: Según el índice de salarios que elabora el INDEC (CVS), las remuneraciones nominales se habrían incrementado casi un 19,7% en promedio en 2009 respecto del año anterior; impulsadas principalmente por los aumentos de salarios del sector privado informal (28,8%) y registrado (18,8%). En tanto, que los salarios del sector público muestran incrementos más moderados cercanos al 15,4%. Cabe resaltar, que todos los sectores presentan aumentos mayores a la
inflación (15%), lo que genera incrementos del poder adquisitivo de los asalariados y presiones adicionales de precios.
􀂃 Política Cambiaria: Si bien mantener el tipo de cambio depreciado puede generar incrementos del nivel de actividad (forjando protección para la producción local, incentivo para la producción de bienes exportables e ingresos de caja para el tesoro Nacional vía cobro de retenciones), suele impulsar aumentos de los precios
de los bienes transables (y en especial de los alimentos y/o commodities) tanto como incrementos en los precios de los insumos importados (aumento de costos que se terminan trasladando a los precios finales). En efecto, si se analiza la cotización de nuestra moneda respecto del dólar se observa que la devaluación nominal del peso contra la divisa norteamericana alcanzó un 10,5% aproximadamente durante el 2009. Sin embargo, la pérdida del valor del peso se profundiza si compara con la cotización del Euro y del Real que alcanzan un 15,4% y un 45% respectivamente.
􀂃 Inversión Interna y Capacidad Instalada: Según los indicadores oficiales, la IBIF ha mostrado caídas interanuales durante los últimos cuatro trimestres relevados y acumula una merma del 12,5% en los primeros tres cuartos del año. A su vez, los niveles de capacidad instalada de la industria se han ubicado ‐en promedio‐ por encima del 70% a lo largo del año; en tanto que alcanzan casi un 80% en Diciembre
’09. Ambos indicadores, dan cuenta de que cualquier incremento de la absorción interna, carente de una expansión de la frontera de posibilidades de producción, haría que la economía local ajuste por precios.
III – ESCENARIO INTERNACIONAL: SE ESPERA UN 2010 POSITIVO, PERO NO ESPECTACULAR EN MATERIA DE PRECIOS, QUE SÓLO SUBIRÍAN POCO.

En términos generales, el año que acaba de terminar se caracterizó por presentar subas bursátiles, alza de precio de los commodities y una moderada pérdida de poder adquisitivo del dólar frente al euro.
Para 2010, proyectamos una suave mejora del precio de los commodities, pero no un crecimiento exponencial.
El precio de los commodities es función de tres variables. De mayor a menor importancia relativa esas tres variables son: primero, el poder adquisitivo del dólar.
Segundo, las condiciones particulares de cada uno de los mercados. Tercero, el nivel de actividad económica global.
Desde nuestro punto de vista, ninguna de las tres variables sustentaría un crecimiento exponencial de los precios de los commodities agropecuarios; aunque probablemente sí una mejora respecto al valor actual.
Vayamos por puntos. Por el lado del poder adquisitivo del dólar y su tipo de cambio, si bien desde comienzos de diciembre’ 09 hasta la actualidad, el dólar se fortaleció un 6.5% con respecto al euro (de 1.5 a 1.4 por euro), no esperamos que la divisa norteamericana siga encareciéndose en lo que resta del año. En este sentido, la reciente apreciación del dólar sería sólo coyuntural y consecuencia del resultado del
deterioro fiscal ocurrido en algunos países de la Unión Monetaria Europea.
Puntualmente, en el gráfico 2 se observa que desde diciembre pasado a la fecha el dólar se ha fortalecido contra el euro y la libra esterlina británica. Por el lado de Europa Continental, países como España; Grecia y Portugal han incurrido en importantes déficits fiscales e incrementos de su deuda pública, que sus gobiernos no pueden “solucionar” devaluando sus monedas. El Reino Unido, por su parte, presenta un déficit fiscal cercano a 9 p.p. del PIB y su ratio deuda / PIB alcanzaría un record
histórico. En este marco, el mercado descuenta que tanto el BCE como el Royal Bank of England relajarían sus políticas monetarias en un futuro no muy lejano y por ende, el dólar ganaría poder adquisitivo frente a esas monedas. En este escenario es cuando el dólar se aprecia frente al euro y la libra. Sin embargo, en E&R, tenemos algunas dudas con respecto a esta “esperada” relajación de la política monetaria; especialmente en el
caso de la Unión Monetaria Europea. En este marco, creemos que la apreciación del dólar es de carácter coyuntural y no continuaría en el mediano y largo plazo.

Al mismo tiempo, en el gráfico 3 se observa que durante los últimos dos meses no ha habido un marcado y sostenido fortalecimiento del dólar contra el yen japonés y el franco suizo. Por el contrario, la paridad nominal del dólar contra estas dos monedas fue oscilante en los últimos 50 días. Es decir, el dólar ganó y perdió valor contra estas dos divisas.
En definitiva, según nuestro punto de vista, no habría una clara evidencia de un fortalecimiento estructural del dólar con respecto al resto de las principales monedas del mundo en el mediano y largo plazo. En este marco, pensamos que la divisa norteamericana no seguirá fortaleciéndose y que, por el contrario, los tipos de cambio entre las principales monedas del mundo serán estables durante el presente año.

Nuestro escenario (que descarta un fuerte fortalecimiento del dólar en 2010) también encuentra sustento en el último comunicado de política monetaria de la Reserva Federal de EEUU.
En su último comunicado la Reserva Federal dejó en claro que “el nivel de actividad económica en EEUU continúa mejorando y las condiciones negativas del mercado laboral “ceden terreno”. Sin embargo, la autoridad monetaria también remarcó que “si bien el gasto de las familias está creciendo a un ritmo moderado, se encuentra limitado por la debilidad del mercado laboral, el muy modesto crecimiento del ingreso, el
deterioro de la riqueza de las familias y las restricciones crediticia”. En este marco, la FED dejó en claro que “que no modificará su política monetaria hasta reactivar el mercado de crédito, lo cual demandará varios meses”.
En definitiva, la tasa de referencia permanecerá por varios meses en 0.25% anual y la política monetaria de EEUU continuará siendo laxa por lo que no habría importantes incentivos para que se verifique una apreciación estructural del dólar norteamericano en el contexto mundial.
En este escenario, en el cual el poder adquisitivo del dólar permanece relativamente constante, entrarían entonces a jugar las otras variables (de menor importancia) que influyen en los precios de los commodities: la oferta y demanda que responden al volumen de cosechas y al nivel de actividad global; respectivamente.
Oscilante

Por el lado de la oferta, se espera un nivel de cosecha muy importante que
incrementaría la oferta de granos y cereales, constituyéndose en un incentivo para una
corrección de precios a la baja. Sin embargo, este estímulo bajista quedaría compensado por el mayor nivel de actividad esperado en 2010.
La demanda de commodities aumentará porque se espera un mayor nivel de actividad en 2010. En este sentido, el FMI proyecta un crecimiento de la economía mundial de +3.9% en 2010 y +4.3% en 2011. Sin embargo, el crecimiento no será uniforme porque los emergentes (+6.0%) crecerán más que los países desarrollados (+2.0%) durante este año (ver gráfico 4 y gráfico 5).
Gráfico 4: crecimiento económico mundial en 2010 y 2011.
Fuente: E&R en base a FMI
Desde un lado negativo, hay que tener en cuenta que los commodities agropecuarios tienen una elasticidad ingreso menor que uno (su demanda crece menos que el nivel de actividad económica global). Sin embargo, desde un lado positivo hay que destacar que los principales demandantes de commodities son los países emergentes, que crecerán mucho más que los desarrollados.
En este marco, según nuestras proyecciones, la demanda de commodities
agropecuarios en 2010 sería aproximadamente entre un 4.0% y 4.5% mayor que la de 2009. Por ende, otorgamos una baja probabilidad a una reducción de los precios de los commodities agropecuarios.
Gráfico 5: Emergentes vs. Desarrollados.
Fuente: E&R en base FMI.
No obstante, hay que tener en claro que si bien no esperamos que los precios caigan, también no consideramos que haya un aumento de precios importantes en 2010.
Hay un conjunto de hechos que sustentan esta última visión:
i) los precios de los commodities “se recuperaron casi todo lo que se tenían que recuperar “. De hecho, en el gráfico 3 se observa que los precios actuales son similares a los de los últimos tres meses de 2007 y primer trimestre 2008, por lo que ya habrían encontrado su “nivel normal” y no se esperaría una expansión adicional.
ii) el aumento de los commodities “ya acontecido” se debió a la fuerte
recuperación de los países de Asia, a los emergentes en general y a la mejora de las condiciones financieras globales.
iii) los precios subirían “sólo un poco más”, como resultado de la mayor demanda global.
iv) los precios de los commodities no pueden subir “demasiado” porque los
inventarios se encuentren muy por encima de los niveles históricos y porque hay capacidad ociosa en los sectores relacionados con los commodities.

v) el precio de los commodities es función de tres variables. De mayor a menor importancia relativa esas tres variables son: i) poder de compra del dólar; ii) condiciones particulares de cada uno de los mercados y iii) nivel de actividad económica global.
vi) ninguna de las tres anteriores variables sustentaría un crecimiento exponencial de los precios de los commodities agropecuarios; aunque si una tenue mejora.
En definitiva, dado que no proyectamos fuertes movimientos del tipo de
cambio y las cosechas serían buenas, la mejora del nivel de actividad
económica global sería la única variable que contribuiría a la suba de precios;por lo que los precios de los commodities se recuperarían suavemente durante este año.
Gráfico 6: emergentes vs. desarrollados.
Fuente: E&R en base Bloomberg.
En definitiva, en E&R esperamos que en 2010 los precios de los commodities agropecuarios sean marginalmente superiores a los actuales. Es decir, por un lado descartamos que el escenario internacional comience a “jugar en contra”, pero tampoco pensamos que habrá un excepcional viento de cola desde el exterior que solucionará todos los problemas macroeconómicos de nuestro país. En este marco, las claves del 2010 pasarán por las decisiones de política económica que se tomarán
en nuestro escenario doméstico. Desde la política económica el aumento de las presiones inflacionarias será el principal desafío a enfrentar para intentar retornar a un sendero de crecimiento.

Fuente:Economía y regiones.
Directores: Economistas:
Rogelio Frigerio Verónica Sosa
Alejandro Caldarelli Guillermo Giussi
Mario Sotuyo
Diego Giacomini

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