El desafío de 2009 es revertir expectativas y sostener la actividad

Hoy el desafío es sostener la actividad y el empleo, revertir las expectativas y administrar la escasez de dólares. Así, los problemas de 2008 -inflación, inversión, déficit energético y puja distributiva- pasaron a un segundo plano. El deterioro respondió a tres shocks adversos: el conflicto campo-gobierno, el recrudecimiento de la crisis financiera internacional y la estatización de las AFJP. La crisis agropecuaria fue el inicio de una brusca reversión de las expectativas. No sólo se desaprovechó el boom de precios internacionales, sino que generó un elevado costo político. La protesta generó inflación, salida de capitales, fuga de depósitos minoristas y subas en las tasas de interés.

Con el estallido de la crisis financiera internacional el crédito externo se cerró completamente, y las exportaciones cayeron por una menor demanda, precios en baja y pérdida de competitividad. Asimismo, las expectativas volvieron a resentirse y se retomó el ahorro precautorio.
 Para cubrir sus necesidades de caja el gobierno avanzó sobre los fondos acumulados en las AFJP. La medida generó un nuevo golpe a la confianza, un brusco freno en la demanda y una incipiente corrida -fuga de depósitos mayoristas y minoristas- hacia el dólar.
 Los tres shocks generaron un fuerte freno en la actividad en el cuarto trimestre. El sector productivo enfrenta una caída de la demanda externa, un freno del consumo interno, acumulación de stocks y caída en la producción. Esto repercute sobre el mercado laboral, retroalimentando el círculo vicioso de expectativas desfavorables.
 La Argentina sentirá en 2009 el efecto pleno del deterioro internacional. Aún no está claro si a fines del año que viene comienza el proceso de recuperación mundial.
 Revertir las expectativas negativas de los agentes privados es el principal desafío a enfrentar en 2009. Sin recuperación de la confianza, la actividad y el empleo se resentirán. Asimismo, las medidas del ejecutivo pierden efectividad.
 Apuntalar la demanda interna para sostener actividad y empleo también será clave. Sólo repuntarán si se recupera el consumo y reacciona la inversión. El impulso provendrá del gobierno y de las empresas, pero su poder de fuego no será infinito.
 2009 será un año caracterizado por el fin de la abundancia de dólares en la economía. Controlar la fuga de capitales privados será imperioso, ya que en caso contrario se multiplicarían las tensiones en el tipo de cambio generando un escenario de stress cambiario muy nocivo para el país.
 El gobierno entendió la gravedad de la crisis y lanzó un conjunto de medidas que buscan dar un golpe de efecto sobre las expectativas, apuntalar la actividad y proteger el empleo. Aún no se sabe si surtirán el efecto deseado.
Balance 2008: del optimismo a la desilusión
Si bien a fines de 2007 alertábamos sobre la acumulación de desequilibrios en la economía argentina, destacábamos que el flamante gobierno electo tenía margen para lidiar con estos problemas. Lamentablemente, el año que termina se va con mayores dificultades y un importante deterioro de las expectativas de los agentes.
A principios de 2008 los problemas económicos más relevantes eran la inflación, la inversión, el déficit energético y la puja distributiva. Si bien estas cuestiones no fueron resueltas, pasaron a un segundo plano. Hoy el mayor desafío es sostener la actividad y el empleo, revertir las expectativas y administrar la escasez de dólares.
El deterioro del cuadro económico respondió principalmente a tres shocks adversos sucesivos que sacudieron al país: el conflicto campo-gobierno, el recrudecimiento de la crisis financiera internacional y la estatización de las AFJP.
i) El conflicto campo-gobierno
La crisis en torno a las retenciones móviles fue el inicio de una brusca reversión de las expectativas de los agentes. Más aún, no sólo se desaprovechó el boom de precios internacionales –la resolución 125 paralizó las operaciones a futuro- sino que generó un elevado costo político al Ejecutivo.
Asimismo, la protesta generó problemas de abastecimiento, inflación y parálisis en la cadena productiva agroindustrial. En el plano financiero se registraron salida de capitales, fuga de depósitos minoristas y subas en las tasas de interés.
ii) Recrudecimiento de la crisis financiera internacional
En septiembre estalló la crisis financiera internacional: hubo un fuerte freno del crédito a nivel global, el dólar se apreció, los precios de las commodities se desinflaron y la economía real comenzó a mostrar signos de deterioro –caída en la actividad, en la inversión y en el empleo-.
La Argentina no fue la excepción. El financiamiento externo se cerró completamente, y las exportaciones cayeron en un contexto de menor demanda, precios en baja y pérdida de competitividad. Asimismo, las expectativas volvieron a resentirse, volvió el ahorro precautorio y la fuga hacia el dólar.
iii) Estatización de las AFJP
Luego del fracaso de la resolución 125 y ante la imposibilidad de emitir deuda, el gobierno avanzó sobre los fondos acumulados en las AFJP. Este avance sobre los stocks contrajo la liquidez del sector privado y secó al mercado de capitales.
La medida generó un nuevo golpe a la confianza de los agentes económicos que respondieron con un brusco freno en la demanda, una incipiente corrida -fuga de depósitos mayoristas y minoristas- hacia el dólar.
Los tres shocks generaron un fuerte freno en la actividad en el cuarto trimestre. El sector productivo enfrenta una caída de la demanda externa, un freno del consumo interno, acumulación de stocks y caída en la producción. Esto repercute sobre el mercado laboral –despidos y suspensiones- retroalimentando el círculo vicioso de expectativas desfavorables.

2009: corregir los desvíos autoinflingidos en un contexto adverso
La Argentina sentirá en 2009 el efecto pleno del deterioro del contexto internacional. Luego del fuerte impacto financiero -aún no parece terminado- los efectos reales de la crisis mundial comenzaron a sentirse en el cuarto trimestre.
Todas las economías del G-8 -con excepción de Rusia- ya entraron en recesión. Además, el FMI recortará el pronóstico de crecimiento de China para 2009 de 8,5% a 5-6%. Las condiciones externas no se revertirán en el corto plazo y tampoco está asegurado que a fines de 2009 el proceso de recuperación mundial comience.
Si bien los problemas que enfrenta la economía Argentina son múltiples –no hay frente que no haya sido alcanzado por la crisis- creemos que hay tres desafíos prioritarios para 2009.
1) Revertir las expectativas negativas de los agentes privados: es el principal desafío a enfrentar el año que viene, pues el clima de incertidumbre generado tras los shocks de 2008 fomentó la retracción de la demanda interna.
Sin recuperación de la confianza y las expectativas, la actividad y el empleo se resentirán. Asimismo, las medidas del Ejecutivo pierden efectividad: incluso un estímulo monetario directo (incrementos salariales, sumas fijas, promociones, etc.) puede no canalizarse totalmente al consumo e impulsar, en cambio, la fuga hacia el dólar.
2) Apuntalar la demanda interna para sostener actividad y empleo: Si bien el freno de la demanda (interna y externa) contuvo la inflación, también se aplacó el consumo. Inicialmente las empresas acumularon stocks pero en el cuarto trimestre ajustaron la producción.
Dado que la menor demanda externa es un factor exógeno que dominará el 2009, será prioritario apuntalar la demanda interna. Si el consumo no se recupera y la inversión pública no tracciona, no habrá chances de crecimiento en la actividad y los problemas laborales aumentarán.
Los restantes elementos -aparte de las expectativas- que podrían jugar un papel importante en la dinámica de la demanda (política fiscal expansiva, créditos al consumo, etc.) presentan limitantes: el poder de fuego del gobierno es menor (falta de recursos) y la salida de capitales acota el financiamiento.
3) Administrar la escasez de dólares: 2009 será un año caracterizado por el fin de la abundancia de dólares en la economía (entre 2003 y 2007 el BCRA debió sostener la cotización del dólar).
Por un lado, se debilitarán dos de los principales motores de ingresos de divisas: el superávit de cuenta corriente caerá a un tercio del de 2008; y el sector público está aislado del mercado de capitales. Por otro lado, la compra de divisas por parte del sector privado presiona sobre las reservas.
Controlar la fuga de capitales privados es entonces imperioso, ya que en caso contrario se multiplicarían las tensiones en el tipo de cambio generando un escenario de stress cambiario muy nocivo para el país.
Finalmente el gobierno entendió la gravedad de la crisis y reaccionó lanzando un conjunto de medidas que buscan dar un golpe de efecto sobre el rumbo de la economía (mejorar expectativas, apuntalar la actividad y proteger el empleo).
Las mismas no tuvieron la magnitud de los paquetes de 2007 (no hay margen fiscal para ello) y aún no se sabe si surtieron el efecto deseado sobre las expectativas. Hay que entender que el sector privado estará acorralado por la caída de la demanda externa, el freno del consumo interno y la necesidad imperiosa de recursos por parte del estado.

¡¡¡¡Feliz 2009

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