En 2009, el superávit de Cuenta Corriente se reduciría a solo US$ 2.180 millones por el menor saldo de bienes (US$ 6.700 millones) y un mayor deterioro del déficit de servicios. La salida de divisas en concepto de rentas se achicará por menores utilidades giradas al exterior.
De esta manera, los dólares excedentes por las transacciones comerciales en 2009 serán casi un cuarto de lo registrado este año (US$ 2.180 Vs. US$ 7.870 millones).
Los dólares que ingresaron al país por Cuenta Corriente en 2008 no tuvieron como contrapartida una acumulación de reservas por el déficit de la Cuenta Capital cercano a los US$ 8.700 millones.
La salida de capitales se explica principalmente por el comportamiento del sector privado no financiero. En 2008 el déficit de la cuenta capital privada no financiera cerraría en US$ 13.000 millones.
Si bien en el primer trimestre se registró una entrada neta de capitales, el desplome de la confianza y de las expectativas de los privados tras diversos shocks negativos (conflicto con el campo, estallido de la crisis financiera y estatización de AFJP) impulsó la salida de divisas el resto del año.
Más aún, la formación de activos externos alcanzaría este año US$ 20.000 millones alcanzando el pico registrado durante 2001-2002.
Por el lado del sector público, solo el Banco central pudo moderar la salida de capitales solicitando préstamos y pases internacionales por más de US$ 2.500 millones en el segundo semestre.
En 2009 se profundizarán las presiones sobre las reservas y el dólar. El superávit de cuenta corriente se reducirá fuertemente, el sector público seguirá sin posibilidades de emitir deuda y la fuga de capitales continuará si no se revierten expectativas.
El blanqueo de capitales -aprobado recientemente- tiene como objetivo compensar el fuerte drenaje de divisas. Sin embargo, no esta exento de costos y tampoco revierte el problema de desconfianza del sector privado que impulsa la fuga.
La correcta implementación de los anuncios realizados es un buen comienzo para revertir las expectativas pero también hay que avanzar en las cuestiones de fondo.
En 2009, menos dólares por cuenta corriente
La cuenta corriente del balance de pagos ha sido fuertemente superavitaria desde la salida de la convertibilidad. En 2008 alcanzará US$ 7.870 millones superando los saldos de los últimos cuatro años. Esta dinámica es explicada fundamentalmente por el comercio de bienes que más que compensa la contribución negativa de rentas y servicios –ambos con saldos históricamente deficitarios-.
El principal componente, el saldo de bienes, se expandió fundamentalmente por los favorables términos de intercambio: acumulan un crecimiento de 15,6% i.a. hasta noviembre. Si bien en la segunda mitad del año los precios de los bienes exportables comenzaron a reacomodarse a la baja, también lo hicieron los de las importaciones.
Las cantidades exportadas en cambio, apenas crecerán este año -en torno al 2%-por el conflicto gobierno-campo, el estallido de la crisis financiera internacional, la continua pérdida de competitividad y la intervención oficial.
Asimismo, las cantidades importadas -que crecieron a un ritmo muy acelerado en el primer semestre (30% i.a.)- se desaceleraron en la segunda mitad del año por el menor dinamismo del consumo, la producción y la inversión. Más aún, el freno de las compras externas en los últimos meses, se explica por las trabas oficiales. De esta forma, el saldo de bienes alcanzará US$ 13.500 millones en 2008.
En 2009, el saldo de bienes dependerá mayormente de la evolución de los precios de las commodities pero, aunque puedan recuperar algo del terreno perdido, no volverán a los niveles de principios del 2008. Además, los factores que afectan negativamente las cantidades exportadas aumentarán el próximo año, por lo que esperamos que las trabas sobre las importaciones continúen. De esta manera, el superávit comercial alcanzaría los US$ 6.700 millones en 2009.
Por otro lado, el componente rentas -compuesto por intereses y utilidades- registra una abultada salida de divisas. Antes de la reestructuración de la deuda (2005), los intereses (devengados) del sector público representaban una pesada carga. A partir de allí, comenzaron a ganar participación las utilidades de los inversores extranjeros en el país giradas al exterior.
En 2008 saldrán US$ 7.530 millones netos en concepto de rentas y el 80% responde al giro de utilidades. Para el año que viene, se espera que las ganancias sean menores por el deterioro económico previsto. Como los intereses se mantendrán en niveles similares a los de este año, el déficit por rentas sumará US$ 5.550 millones en 2009.
En cuanto a los servicios, la salida neta de divisas será de US$ 1.100 M en 2008, explicada principalmente por fletes, pasajes, seguros y regalías. En cambio, los servicios empresariales, de informática y personales exhiben un saldo positivo y creciente desde 2002. En 2009 la menor demanda externa y la apreciación del tipo de cambio real resentirá aún más el saldo, que se ubicará en US$ -1.750 millones.
En este marco, la cuenta corriente alcanzará US$ 2.180 millones en 2009, es decir, casi un cuarto del saldo obtenido este año.
La desconfianza de los privados desató la fuga de capitales
Los abultados dólares que ingresaron al país por el canal comercial en 2008 no tuvieron como contrapartida una acumulación de reservas por el déficit de la cuenta capital (que registra las operaciones financieras entre la argentina y otros países).
La salida de capitales se explica principalmente por el comportamiento del sector privado no financiero. Si bien en el primer trimestre se registró una entrada neta de divisas por US$ 1.179 millones, el desplome de la confianza y de las expectativas – tras el conflicto con el campo, el estallido de la crisis financiera internacional y la estatización de las AFJP- impulsó la salida de capitales el resto del año. En 2008 el déficit de la cuenta capital privada no financiera cerraría en US$ 13.800 millones.
Más importante aún, la formación neta de activos externos del sector privado no financiero -asociado a la fuga de capitales- acumula al tercer trimestre un déficit que duplica al registrado durante 2007.
Sin embargo, lejos de revertirse, en el último trimestre la fuga se profundizó, especialmente en octubre. Observando la intervención neta del BCRA y el movimiento de los depósitos privados entre septiembre y diciembre estimamos que la cuenta de activos del sector privado no financiero registraría en 2008 un déficit en torno de US$ 20.000 millones.
Más aún, la formación de activos externos alcanzaría este año el pico de 2001-2002. El hecho que la confianza de los consumidores se ubique en niveles similares a los del colapso de la convertibilidad no es un hecho casual.
Por el lado del sector público no financiero, el déficit en el corriente año se ubicaría en torno a los US$ 900 millones por la imposibilidad de emitir deuda tras el estallido de la crisis financiera internacional.
En cambio, el Banco central solicitó préstamos y pases internacionales por más de US$ 2.500 millones en el segundo semestre, moderando así la salida de capitales. Visto desde el plano contable, incrementó sus pasivos para no mostrar un mayor deterioro de sus activos (reservas internacionales).
De esta manera, el resultado de la cuenta capital cerraría 2008 con un déficit cercano a los US$ 8.700 millones y las reservas quedarían en niveles similares a los de 2007 (el superávit de la cuenta corriente compensa el rojo de la cuenta capital).
El blanqueo sin reversión de expectativas solo posterga el stress cambiario
En 2009 se profundizarán las presiones sobre las reservas. El superávit de cuenta corriente se reducirá fuertemente –casi un cuarto del valor de 2008-, el sector público seguirá sin posibilidades de emitir nueva deuda y, en la medida que la confianza continúe en estos bajos niveles, seguirá la fuga de capitales privada.
El blanqueo de capitales que aprobó recientemente el congreso, tiene como objetivo compensar el fuerte drenaje de divisas. Sin embargo, no esta exento de costos (desincentivo a los que cumplen con sus obligaciones y problemas con la regulación internacional sobre el lavado de dinero).
Es difícil precisar cuantas divisas pueden entrar con esta medida pero podría alcanzar los US$ 10.000 millones (menos del 7% de los activos externos argentinos). Este ingreso de dólares no revierte el problema que generó en primer lugar la fuga –crisis de confianza- pero morigera la escasez de dólares el año próximo.
Además, este ingreso de capitales aportaría una recaudación extra por impuesto a las ganancias –cerca de $ 1.500 millones- que permite compensar la reciente modificación a este tributo.
Un escenario de stress cambiario es claramente negativo para la economía (las reservas caen, la gente se desprende de los pesos y compra dólares para cubrirse de una expectativa de devaluación, etc) y conviene evitarlo, pero la pregunta es por que no se ataca el núcleo del problema.
En la medida que no se reviertan las expectativas, continuará la salida de capitales del sector privado. En 2009 esta alcanzaría los US$ 5.000 (sería similar a las de 2001 y 2008 de no contar con el blanqueo de capitales) y las reservas internacionales cerrarían el año en torno a US$ 41.000 millones.
Obviamente, este es el escenario más probable. Ahora bien si ingresan menos capitales de lo previsto o hay un nuevo shock que profundice la fuga de capitales, la presión sobre las reservas internacionales y el tipo de cambio será mayor.
Más allá del blanqueo, que tiene costos y no soluciona los problemas de fondo, el gobierno debería tratar de revertir la confianza de los agentes para frenar la fuga. La gran cantidad de anuncios torcer las expectativas hay que avanzar en cuestiones de fondo.
Fuente:Ecolatina especial para La Licuadora.