En el acumulado del primer semestre El flujo comercial con Brasil en mínimos desde 2004

Mierc 01/07/2020.- En junio, el intercambio comercial bilateral entre Argentina y Brasil arrojó un déficit de USD 100 millones para nuestro país, más que duplicando el rojo de USD 45 millones obtenido en igual mes del año pasado. Más allá de este leve deterioro del saldo (sólo USD 55 millones), la nota la volvió a dar el flujo comercial: por el desplome tanto de las exportaciones a ese mercado (-39,5% i.a.) como de las importaciones desde Brasil (-30,8% i.a.) el intercambio entre ambos países alcanzó USD 1.100 millones, cayendo 35% i.a. y registrando el menor valor para el mes de junio desde 2003 (USD 712 millones).

Por el lado exportador, los poco más de USD 500 millones enviados a Brasil en junio representaron sólo un 4,8% de las importaciones totales de ese país. Comparando con el 6,4% de participación obtenido en junio de 2019, y más aún con el 7,2% de 2018, este número enciende señales de alarma. Si bien era esperable una caída, ya que la principal economía del Mercosur sufre una fuerte recesión, nuestras ventas a Brasil cayeron casi el doble que el resto de las importaciones brasileñas (-18,5% i.a.), relegando nuestra importancia en este mercado.

El frente cambiario fue clave para explicar esta dinámica dispar. Mientras que el Real brasileño se depreció casi 33% en el primer semestre, en una economía sin inflación, el peso argentino avanzó “solo” 17,6% y la suba de precios habría rondado el 13% en nuestro país. Como resultado, perdimos competitividad-precio, y el tipo de cambio real bilateral con Brasil se apreció 22% en la primera mitad del 2020. Por lo tanto, no solo estamos sufriendo un ajuste por cantidades en esta plaza, sino también por precios.

A nivel sectorial, la parálisis de la industria automotriz en un contexto de fuertes restricciones a la producción también contribuyó a esta caída. La exportación de bienes “no-esenciales”, que además operan con estrictos protocolos que enlentecen -y encarecen- la producción, también cumplió un rol fundamental. Sin datos desagregados de Brasil, sabemos que las exportaciones de vehículos cayeron un 82% i.a. según ADEFA en junio, 7 p.p. más que los patentamientos locales (-75% i.a.). En consecuencia, si nunca es lo mismo exportar acero que caramelos, mucho menos lo es en este contexto.

Respecto de las importaciones desde Brasil, la caída de 30,8% dejó a las compras desde ese país en su menor valor desde 2003. Pensando en el desplome acumulado que mostraban las importaciones totales de nuestro país a mayo (-24% i.a.), también se observa un retroceso mayor de la economía vecina. Nuevamente la fuerte presencia de vehículos en la canasta importadora desde este país, y los importantes problemas de este sector para operar, explican la mayor caída.

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