25 de octubre. Cristina Fernández de Kirchner en el acto final de campaña, en el Mercado Central.
La investigación del triple crimen de General Rodríguez destapó una serie de negocios espurios con nueve empresas proveedoras de servicios de salud que, además de aportar cerca 4 millones de pesos a la campaña presidencial del Frente para la Victoria (FPV), estarían relacionadas con un grupo de narcos mexicanos que operaba en Ingeniero Maschwitz.
El escándalo, que surgió a partir de las conexiones entre los principales accionistas de las firmas y que salpica la figura de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es sólo comparable con el alboroto que provocó en 1999 el financiamiento de la campaña presidencial de la fórmula Duhalde-Ortega. Vaya casualidad, la empresa Mercado Abierto SA, que manejaba el dinero del cartel mexicano de Juárez en Buenos Aires, acercó más de un millón de dólares. Sin embargo, el tema no se profundizó lo suficiente. Quizá porque no aparecieron cuerpos ni crímenes con ribetes mafiosos, como los de Sebastián Forza (34), Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35), acribillados el 13 de agosto pasado en un zanjón. En este caso, el análisis de los contactos y los negocios de una de las víctimas abrió un enorme abanico de nombres, muchos de ellos vinculados al poder político.
Cadena de favores. Forza, junto a su esposa Solange Bellone (30), estaba a cargo de la droguería Seacam SA, una empresa que en pocos meses emitió 412 cheques sin fondos y posee una deuda cercana a los 3 millones de pesos. Sin embargo, el 29 de octubre de 2007 aportó 200 mil pesos a la campaña de CFK mediante un documento bancario que sí tenía fondos. ¿Qué recibió a cambio Forza? Nadie se anima a confirmarlo, pero la versión que circuló con más fuerza indica que tenía previsto reunirse con la Presidenta pocos días después su muerte. Otros, en cambio, especulan que el dinero podría tener relación con los favores recibidos antes de la campaña. ¿Cómo se explica esto? Seacamp SA fue proveedor del Hospital Francés en la etapa de intervención. Antes del acuerdo llegó a facturar 1.800.000 pesos y ocho meses después triplicó esa cifra: $ 4.200.000.
Además de ser un hombre ávido para los negocios, Forza tenía tantos contactos como amigos. Con uno de ellos se metió en el negocio de la salud: Ariel Vilán (34), el empresario que se suicidó el domingo y prefirió llevarse a la tumba todo lo que sabía.
Vilán era el principal accionario de Droguería Unifarma SA, la misma que el 30 de octubre donó 100 mil pesos a la causa CFK. En noviembre de 2007 se asoció con Martín López Magallanes (39), quien a su vez tenía otros negocios con su mujer, Gabriela Faraldi (38). Magallanes, Vilán y Forza se habían conocido en la escuela primaria. Aunque sólo Vilán y Forza cursaron juntos, todos estudiaron en el colegio San José de Calasanz de Villa Tesei. De allí surgió una amistad que perduró en el tiempo. Sin ir más lejos, Faraldi se hizo amiga y hasta socia de Bellone, la esposa de Forza.
Otros que aportaron dinero a la campaña, y que también figuran en la lista de sospechosos, son Julio Pose (55) y Carlos Torres (55). Entre los dos entregaron 650 mil pesos. Pero Torres, además, donó 366.000 pesos más en nombre de Multipharma SA. Pero no lo habría hecho por derecha. Torres figura en el listado de aportantes con otro nombre (Carlos Torresin), pero lleva el mismo número de documento. Algo similar hizo Pose, quien firmó primero con su verdadera identidad y después dejó asentado otro nombre. Tanto Pose como Torres aparecen en la causa a raíz de la denuncia por “averiguación de paradero” que radicó Solange Bellone. Seis días antes de la aparición de los cuerpos, la mujer de Forza aseguró que su esposo había recibido amenazas. Y dio tres nombres: Torres, Pose e Ibar Pérez Corradi, un empresario vinculado al negocio que está a cargo de Odín Concept.
La ruta del dinero. Con una investigación paralela, el Juzgado en lo Penal Federal Nº 4 tendrá la obligación de confirmar o no la comisión de un delito: “violación a la ley de financimiento de partidos políticos”. Por lo pronto, nueve de las cincuenta empresas que aportaron dinero figuran en un primer borrador. En este contexto, y como si fuera poco, el martes comenzará en Miami el juicio por el “Valijagate”, el escándalo que se desató en agosto de 2007 cuando Antonini Wilson intentó ingresar al país una valija con 800 mil dólares, dinero que supuestamente tenía el mismo destino que el capital aportado por el ahora “Farmagate”.
Fuente:Perfil.com