El desembarco de David Cairns como nuevo embajador del Reino Unido en Argentina condensa una agenda donde la política exterior y el negocio energético se entrelazan. Diplomático de carrera, con más de 30 años en el Servicio Exterior británico, Cairns dejó en pausa su trayectoria estatal para ocupar un cargo de peso en el sector privado: fue vicepresidente internacional de Equinor, el gigante petrolero de origen noruego, con fuerte presencia en Vaca Muerta y en las áreas offshore del Atlántico Sur.
Este trasfondo petrolero es clave para leer el arribo de Cairns a Buenos Aires, en un momento en que el gobierno de Javier Milei necesita destrabar la llegada de inversiones extranjeras para darle un respiro a las reservas del Banco Central y ganar tiempo de cara a las elecciones de octubre. Su experiencia como vicepresidente de Equinor durante seis años —cargo que ejerció desde Londres y que abandonó previo a asumir la representación británica en Argentina— generó suspicacias en el arco político local por su posible impacto en la Cuestión Malvinas.
El gobernador fueguino, Gustavo Melella, fue quien encabezó las críticas de un amplio sector que pidió el rechazo del placet al gobierno nacional. Cuando se oficializó al reemplazante de Kristy Hayes el 6 de mayo pasado, calificó la decisión como un «acto de extremo cinismo» y de «provocación sin precedentes». Además, acusó a Cairns de haber «asesorado directamente» al gobierno británico desde su rol ejecutivo en Equinor, para «la exploración ilegal de hidrocarburos en aguas argentinas circundantes» al archipiélago del Atlántico sur.

La incomodidad en torno a la relación bilateral volvió a quedar expuesta pocos días después de su designación, luego de que Cairns se reuniera en Londres con Richard Hyslop, representante de la administración británica de las Islas Malvinas. Para diplomáticos consultados por este medio, el gesto fue interpretado como «provocador» en función de la disputa por la soberanía con una potencia, comparable a que un embajador argentino destinado a China se reuniera con un representante comercial de Taiwán antes de viajar a Beijing.

Cuatro meses después, el flamante embajador británico presentó sus cartas credenciales al canciller Gerardo Werthein, después de haber trabajado como directivo durante seis años y dos meses entre agosto de 2018 y septiembre de 2025. Según su currículum en LinkedIn, Cairns cuenta además con amplia trayectoria diplomática durante tres décadas en el famoso servicio diplomático británico, «Foreign Office»: fue secretario comercial en Japón, participó de la delegación en la OMC con sede en Ginebra y dirigió la red Nórdico-Báltica, una asociación que integra ocho países y vela por la red de interconexión energética del norte de Europa. Antes de asumir en la petrolera noruega, fue embajador en Suecia.

Como vicepresidente global de Asuntos Políticos y Públicos, Cairns conoció de cerca el entramado de una de las mayores compañías petroleras del mundo que tiene fuerte presencia en Argentina, particularmente en la explotación de los recursos offshore. Su rol, en tanto, lo ejerció desde la sede de Equinor en Londres, según confirmó la embajada argentina en Noruega a PERFIL.
La empresa opera dos áreas de shale oil en Vaca Muerta, donde en 2024 promedió una producción de 16.000 barriles diarios. Además, controla ocho bloques offshore en la Cuenca Argentina Norte y, en sociedad con YPF, desarrolla exploración offshore en la Cuenca Austral y en la Cuenca Malvinas Oeste, frente a la isla grande de Tierra del Fuego, con el aval del estado argentino.
La compañía de capitales mixtos desembarcó en Argentina en 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri, y estableció su base operativa en Puerto Madero. Según el embajador argentino en Oslo, Claudio Giacomino, «a fines de 2024 Equinor había evaluado desprenderse de sus activos, pero este año, en buena medida gracias a la salida del cepo, esa intención ha sido superada».

Desde la embajada del Reino Unido en Argentina, sin embargo, buscaron desactivar la controversia tras anunciar el arribo del diplomático. «Ya no está vinculado a Equinor, ahora es embajador ante Argentina«, explicaron a PERFIL. Y agregaron que en la Cancillería británica existe una política de alentar a que los diplomáticos de amplia trayectoria pasen algunos años en el sector privado «para ganar experiencia en management y en conocimiento de la economía real», antes de regresar al servicio exterior.
Sin embargo, su experiencia en materia energética de una empresa con fuerte presencia en el Atlántico sur generó malestar en el ámbito político y diplomático en función de la posición argentina frente a Malvinas. En especial porque su llegada a la capital argentina coincidió con el «enérgico repudio» de la Cancillería argentina a la explotación ilegal de la cuenca León Marino, al norte de la isla Soledad y a 220 kilómetros del territorio argentino continental, a manos de la compañía israelí Navitas Petroleum en consorcio con la británica Rockhopper.
El comunicado del gobierno argentino ocurrió un mes y medio después de que la compañía anunciara su proyecto extractivista para 2026 en Puerto Argentino, con un valor estimado de hasta 4.000 millones de dólares en impuestos y regalías dirigidas a las arcas de la administración británica durante la vida útil del yacimiento. En tanto, el accionar no solo fue contra la resolución 31/49 de la ONU que exige a las partes abstenerse de alterar un territorio en disputa por la soberanía; y contra la ley nacional 26.659 que prohíbe operar en la plataforma continental argentina con licencias emitidas por el Reino Unido. Una normativa cuya aplicación fue intermitente y dependiente de la voluntad política de turno.
La visita del ministro de Comercio del Reino Unido a Argentina
Pero el nuevo embajador británico no llegó solo a Buenos Aires. En función del reacomodamiento del gabinete del gobierno laborista de Keir Starmer, este jueves 18 de septiembre arribó también a Buenos Aires el flamante ministro de Comercio británico, Chris Bryant, en la primera visita de un funcionario de ese rango desde 2018. Su presencia se enmarca en el lanzamiento de las Estrategias Comercial e Industrial del Reino Unido en América Latina, con Brasil y Argentina como ejes de la ofensiva británica para ganar mercado.

“Brasil y Argentina son las dos economías más grandes de Sudamérica, y unos lazos comerciales más estrechos nos ayudarán a lograr el crecimiento económico establecido en nuestro Plan para el Cambio”, afirmó Bryant. Durante su estadía, se reunirá con el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Roberto Silva. «La visita destacará el avance de Argentina hacia las Finanzas Abiertas, inspiradas en el modelo británico de Banca Abierta, que ahora forma parte central del marco de servicios financieros argentino», sostiene el comunicado-
El perfil híbrido de Cairns, entre la diplomacia y el petróleo, junto con la ofensiva comercial de Bryant, muestran que el vínculo bilateral atraviesa un nuevo capítulo bajo el gobierno de Javier Milei, empecinado en hacer del alineamiento total con los centros de poder occidentales la premisa fundamental para la política exterior argentina. En medio de su cruzada por la «batalla cultural» conservadora, el Presidente despotricó contra las instancias multilaterales y enfocó su diplomacia para atraer inversiones extranjeras preferentemente occidentales, con foco en el sector energético, incluso si esto se lleva puesta la Cuestión Malvinas.